Hace justo cinco años, cuando comenzaba el Mundial, una brasileña despampanante comentaba sin complejos que su favorito para levantar el trofeo era Chile. Claro, el maldito palo de Pinilla y el Gary desgarrado fueron las principales postales del partido con el equipo local, que finalmente dejó en el camino a la Roja.

Aquella "mulher" era Daniela Colett, la esposa de Eduardo Vargas, quien otra vez preparó su equipaje para seguir a Chile, aunque ahora con otros tres minihinchas: Antonella, Benjamín e Isabella, a quien lleva en la panza. "Espero que nos vaya mejor que en el Mundial, por qué no pensar que podemos ser campeones de nuevo", se agrandó con La Cuarta.

Dani llegó cerca del mediodía al mismo hotel de la Selección y se registró, en compañía de otras dos personas. Luego, se instaló en su habitación, disfrutó de un rico baño y salió a almorzar, ligera y sonriente, sin manifestar alguna molestia por su estado. "Para mí es sencillo venir, soy de acá y nunca he estado incómoda con mis embarazos", explicó.

- Por fin Edu está de vuelta…

Siempre confiamos en él, sabemos el potencial que tiene. Ya no hay dudas del jugadorazo que es. Estamos para apoyarlo, sobre todo en los momentos difíciles, que es cuando más se necesita la familia.

- ¿Era injusta su marginación?

Esa es decisión del entrenador, no tengo por qué meterme. Pero obviamente siempre quiero ver a mi esposo y sí nos molesta como familia que no esté.

- En Chile esperan a "Turboman" con los brazos abiertos…

Estamos bien en México, allá encontramos nuestro hogar. Claro que a Eduardo le gustaría mucho jugar por la 'U', pero no creo que nos quedemos en Chile a vivir, sería momentáneo.

- Vargas es el tercer goleador histórico de la Roja... ¿Crees que siga escalando?

Si mantiene este ritmo, podría ser, tiene la edad incluso. Y sería un orgulloso para los hinchas, para mí y sobre todo para sus hijos. Además, no tengo duda que con Alexis forma una dupla de temer.

- ¿Tenemos al Edu 2.0?

Sí, siento que su renacer ha sido una combinación de diversos factores, en México creo que se volvió a encontrar tanto él como nosotros como familia.

-¿Tienes tu camiseta en la cartera?

¡Noooo! No tengo ningunaaaa. Busqué y no encontré. Yo creo que se van regalando, o están en el rincón del closet. Siempre usé la polera Eduardo, ahora voy a tener que pedir una prestada. Además, no me quedan buenas ahora las camisetas, por la panza, jajajá