El anuncio era una quimera para cualquier fanático del británico, pero con el hombre de The Smiths nunca existen certezas.
“Morrissey Intimate Nights”, era el anuncio que apareció repentinamente los primeros días de junio de 2013. La noticia parecía demasiado utópica para ser real: Morrissey, el ex líder de The Smiths, un mes después haría una gira por Chile con 7 fechas confirmadas, una de ellas totalmente gratuita.
Colors, la productora a cargo de tal hazaña, anunciaba a los medios de prensa que las entradas ya se encontraban a la venta para los conciertos programados en Viña del Mar, Rancagua, Puerto Montt, Concepción y dos fechas seguidas en el Teatro La Cúpula del Parque O'Higgins.
Tan solo un año antes el oriundo de Manchester había sido el número anglo del Festival de Viña del Mar, en una inédita jugada de la producción ante un artista que no permitió que se le otorgaran los premios del público y menos ser interrumpido por los animadores del certamen.
Para la fecha gratuita agendada en el Movistar Arena empezó la locura.
Una marca de cervezas regalaba cada jueves a través de Facebook 1200 tickets dobles buscando llenar el segundo mayor recinto para recitales del país. Todo parecía ir acercándose a pasos agigantados hacia las fechas. El primer concierto sería en el Sporting Club de Viña del Mar el 15 de julio de 2013 y el cantante ya se encontraba en Lima, Perú, para realizar un par de fechas de preparación para la maratónica gira nacional. El 9 de julio empezaron los problemas.
Morrissey se vio obligado a suspender sus conciertos en Perú ante una nebulosa de dudas que llegaron parceladamente a Chile.
Medios de prensa de todo el continente empezaron a reportar que el británico se había intoxicado en una visita a un restaurant de pastas de la capital peruana.
El hecho fue confirmado por el mismo artista en una sentida carta dedicada a sus fanáticos sudamericanos:
"No puedo dar palabras para el dolor que siento por la pérdida del concierto en Perú. Después de una bienvenida llena de amor en Lima. El mal se iniciaría a través de una simple comida en un restaurante de pasta donde pedí penne con salsa de tomate"
Aunque la productora "Colors" aseguraba que las fechas seguían en pie con una "leve reprogramación", el autor de "Suedehead" escribió: "No tengo ni idea de qué pasará con mi amado Chile", desmintiendo a los organizadores de lo que sería su mayor paso por un país de Sudamérica.
El escrito de Mozz terminaba de una manera lúgubre e incierta, asumiendo que "cada año de vida nos lleva más cerca de nuestra decadencia, pero voy a seguir buscando un oyente hasta que esté muerto en una zanja".
Cientos de los afortunados que ganaron el derecho a ver gratis al músico incluso alcanzaron a retirar sus entradas, que hoy son guardadas celosamente como muestra de una de las mayores decepciones musicales de la última década.
La deuda con el público chileno sería saldada recién dos años más tarde. Morrissey volvería al Movistar Arena para presentar World Peace Is None of Your Business, su primer disco en cinco años y, sólo con un par de semanas de anticipación, sumó un segundo show como parte estelar del Festival Primavera Fauna en una de las ediciones más masivas de su historia.