Kel aperró entre longas y chunchules

Parecía el cuento del lobo: Que hoy se viene, que no, que mañana, lo cierto es que la sexta fue la vencida y Raquelita Calderón sufrió los rigores del mechoneo. Todo comenzó a las nueve y media de la mañana de ayer. Kel, junto al resto de los mechones de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, fueron sacados de clases y obligados a participar en los ritos de "iniciación universitaria".
"Aquí te quiero ver", le gritaban los alumnos de segundo, pero la chicuela no se amilanó, no exigió trato especial ni intentó arrancarse. Respiró hondo y a punta y codo pasó sobre una bolsa de basura que contenía, entre las cosas indentificables, carne molida, longanizas de Chillán, chunchules y lechugas podridas. Y si creen que ahí paró la cosa, no. Al final tuvo que besar una cabeza de chancho, como broche de oro al mechoneo.
"Estábamos todos muertos de susto y con un olor muy complicado, pero había que pasar por esto. La cabeza de chancho fue lo menos terrible, me gustó porque tenía la nariz rosadita", contó la chicuela al diario pop. "Soy una estudiante más y había que aperrar en las actividades. Ahora que pasé por esto, podré mechonear con autoridad el próximo año", nos dijo.
- ¿Te tocó pedir plata?
- Cerca de la Cato, para recuperar mis cosas, pero no me permiten decir de cuánto fue la cuota. La gente no me reconoció.
Después Kel lideró la tradicional toma que los de primero de Derecho de la Chile realizan a la Casa Central de la Universidad Católica, sus eternos rivales y donde suelen colocar un paño blanco sobre la estatua de Monseñor Crescente Errázuriz. De hecho, fue la primera vez, en diez calendarios, que los mechones de la Casa de Bello logran ingresar al hall central de la Pontificia.
"LA MANDÉ A BAÑARSE A OTRA CASA", CONTÓ MAMÁ RACA
Muy hija será, regalona y todo, pero desde que Raquel Argandoña supo que ayer Raquelita estaba condenada al mechoneo maloliente en Derecho de la U. de Chile, le advirtió que en su tina nica la dejaría echarse la respectiva bañada para quitarse la hediondez del ritual. "La mandé que se fuera a duchar a otra casa, porque a la mía no llega con olor a chancho, imagínate", dijo la animadora, fanática de la limpieza y ornato.
Obediente, Kel se sacó la mugre en otro domicilio y sólo ahí entró a su residencia, pero aún con restos de la jarana. "Venía con la cara y los brazos pintados con una tintura permanente, le hicieron hasta bigotes a la pobre, le tuve que aplicar diluyente para que le saliera todo eso", concluyó la Raca.
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