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La columna del Profesor Salomón: De N.N. a Nancho Parra

Hola liiiños! Hoy me quedé acostado hasta tarde. A todos los hombres nos gusta el “sapping” y hoy hice “sapping” con una mina rica, me costó 30 lucas la gracia, pero bueno, aproveché de ver cuanto programa festivalero pude, pa’ cachar alguna custión y poder escribir esta mierda que están leyendo ahora.

Mientras hacía “sapping” en mi tele a tubos me di cuenta de algo, y lo voy a decir suavecito: el Festival está como el pikito…

¡Síii, liños!, tal cual. Como el pikito, porque todos los canales ocupan ese recurso pa’ levantar el rating. Todos abusan del pikito: animadores, noteros, panelistas, etc…

Una muestra: a la Antonella Ríos le gusta el pikito, a la Tonka le gusta el pikito, a la Karen le gusta el pikito y a la Vale Roth también.

En resumen, toda la gente de la farándula ama el pikito, y en la tele pasó lo que tenía que pasar: el “sapping” se plagó de pikitos, y así el pikito se gastó y dejó de ser novedad.

Eso me hizo pensar que los animadores del Festival dándose un pikito tal vez ya no era atractivo, y por eso se demoraron tanto en dárselo la primera noche. Quise investigar acerca de por qué se demoran tanto en darse el beso.

Llamé por cobro revertido a Salfate, que todo lo sabe, y me dijo que se manejan dos teorías conspirativas: una es que Eva no quería besar al Rafa Araneda porque se enteró que practica la orinoterapia como cábala antes de subir al escenario; la otra dice que el Rafa sufriría de Priapismo, y que por besar a Eva se le podría rajar el pantalón de Sergio Arias.

¡Qué pelao más chanta!, dije y le corté… Seguí haciendo “sapping” y apareció Pancho del Sur sin polera. ¡Alcancé justo a llegar al baño! Lejos lo más cerdo que he visto en tevé.

Pero, como dijo el Negro, “vamos al gramo”. Me dijeron que ayer iba Nancho Parra… y la verdad no tenía idea de quién cresta era este gallo. Me contaron que fue el que le ganó al Lagarto Murdock  y yo dije: “Mish”. Supe que, al parecer, sería pariente del clan Parra y yo dije: “Debe ser un gran artista”.

Luego me enteré que lo había recomendado Hermógenes Conache y dije: “¡Cagó!”. Pero no fue así. Me tapó la boca. Estuvo seguro, con fuerza, fresco, divertido, con gran manejo del público, al que hizo cómplice. Si con Los Atletas hubo risas en la Quinta, anoche hubo carcajadas. Merecido triunfo... ¡Aprende, Cájaro ‘e mierda, que me cagaste en Viña!

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