Cuesta no matarse de la risa y echar la talla frente a un lote de once artistas que tocan la cumbia de lo lindo, sobre todo si vienen de Valparaíso, porque aparte de darle vida a música tan prendida como ellos, los cabros de la "Sonora Barón" se ríen más que la Geisha haciendo fila.
Igual entre tanto jolgorio, el grupo formado por Felipe Figueroa, Marcelo Pérez, Tomás Díaz, Exequiel Sarahua, Gonzalo Cordero, Daniel Vicencio, Daniel Codocedo, Rodolfo Muñoz, Luis Vidal, Francisco Alonso y Cristóbal Flamm; cuenta que sus comienzos no fueron de pura alegría: "La génesis de este grupo fue el 9 de agosto del 2003. Éramos siete y debutamos en una sede social. Pasó de todo, se cortaron cuerdas, el saxo desafinado, de todo", recordó Cristóbal, vocalista del grupo que mañana toca en el Centro Cultural Amanda, de Vitacura.
Entonces eran unos pibes, pero cuando la mayoría sacó su cartón, los integrantes originales tuvieron que elegir: "De los históricos que vamos quedando, ninguno estudió música. Hay ingenieros, periodistas, de todo. Hace dos años vivimos el proceso de empezar a terminar las carreras, entonces hubo que decidir cuál era el camino: La música y la diversión, o los horarios de 8 a 5 en una oficina", explicó Francisco, el hombre del huiro y mánager de la banda.
Luego de juntarse los elegidos por el dios de la juerga, decidieron seguir puliendo las cumbias que escucharon desde cabros chicos.
SIN DISCO
Con mucho cuidado ve la "Sonora Barón" la idea de meterse a un estudio y sacar de una vez su esperado cidí debut, movida que ellos se la toman con la calma de un chino won.
Según Francisco, el asunto es más o menos así. "Hay fórmulas. La manera sencilla es sacar discos y meterse en las radios, pero nosotros queríamos que saliera algo bueno, algo acabado y al darnos cuenta de que nuestra carrera la desarrollamos tocando (temas tradicionales), al final no fue una prioridad, es algo que obviamente está latente y queremos hacer, pero no es el objetivo de la banda".
Daniel, el bajista, acotó: "Hubo un proceso largo de maduración musical de la banda. Sacar por sacar un disco no tiene mucho sentido, es un proceso que decidimos que sea más lento, porque ahora ya estamos tocando cumbia de salón".
- ¿Qué opinan de que en el Puerto haya cientos de grupos y ustedes sean los más conocidos a nivel pasto seco?
- Cristóbal: "No es sólo tocar, son miles de cosas más que van pasando alrededor. Lo que se agrega, lo que se cambia, lo que necesita tiempo. No son horarios como los de los trabajos regulares, pero el trabajo final es bastante".
-Francisco: "Nos dividimos funciones. En la misma banda tenemos gente que maneja el grupo, otros ven la parte visual, vemos la doble función de cada uno. Para que te vaya bien hay que trabajar".
Sobre el boom de la cumbia, los porteños opinaron: "Hay hartas bandas acá en Santiago que han aprovechado también esto. Algunos no tocaban cumbias en un principio y después se cambiaron, otros del comienzo sí. Igual nosotros nos separamos un poco de eso, porque es una cumbia más informal, más guachaca. Nosotros nos mantenemos en el formato de la orquesta tradicional, con un toque más moderno, pero nunca tanto", filosofó Cristóbal.
"Recientemente se veía, por ejemplo, en el caso de las universidades, que la cumbia se iba masificando. Ahora yo creo que está en un punto álgido, salen bandas de cumbias en todos lados, lo que finalmente es una buena señal para nuestra sociedad. Antes los chilenos seguíamos la música romántica. No tenemos nada en contra de eso, pero ahora que toda la juventud vaya a los conciertos de cumbia todos los fines de semana, y llenen todos los recintos, dice mucho de nosotros. Que estamos siendo más alegres, que estamos con ganas de pasarlo bien", concluyó Francisco.
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