Alto y chascón, Carlos Figueroa Salazar (39) es lo opuesto a un chico y pela'o Horacio Saavedra, su antecesor en la dirección de la Orquesta del Festival de Viña.

Relajado y simpático, la nueva batuta de Viña no se amarga el pepino por la pega que se le viene en febrero. Después de todo, esta es la 24ª vez que pisa la Quinta Vergara, aunque en las ocasiones anteriores lo hizo como batero.

"Estoy contento, es el sueño de todo músico estar en el escenario de la Quinta Vergara. Imagínate, ser el director de la orquesta... no me preocupa para nada, al contrario, estoy feliz y tengo todas las ganas de hacer música y pasarlo bien", contó.

El amor por las baquetas le viene por su taita, el baterista Carlos Figueroa, y su tío Patricio Salazar, quien también le pegaba a los platillos y el tambor.

Como lo que se hereda no se hurta, Carloncho empezó desde potrillo con la batería y es tan chévere con el instrumento, que tocó con el Puma Rodríguez y otros renombrados músicos nacionales e internacionales.

- ¿Quieres imponer tu estilo en Viña 2011?

- Claro que sí, la idea es hacer notar la renovación que se hizo, nuevos rostros... Viña lo necesita.

- ¿Y el pelo?

- No me lo pienso cortar... mi melena se queda donde está.

- Harta diferencia con el "Chico" Saavedra.

- Él hizo un gran trabajo, pero es bueno que haya una renovación, que le den espacio a las nuevas generaciones.

- ¿Y el frac de director?

- Eso me cuesta un poco más... es que no me gusta empaquetarme.

DIETA

Cuando murió el papá de Carlos, al músico le dio una depre súper brígida que lo hizo subir casi 26 kilos.

"Llegué a pesar gamba y fue terrible. Para un batero es re incómodo tocar con los rollos", comenta.

- ¿Cómo lo hiciste? Tira el dato pa' unos colegas...

- Ordené mis comidas, empecé a comer cada dos horas e hice más ejercicio. Me siento feliz ahora que bajé de peso. Es un orgullo ir a una tienda y comprarse lo que uno quiere.