“Allá no hay obligaciones...”: Lucho Jara analiza su nueva vida en Miami

Es pasada la medianoche en el auditorio de TVN, donde el equipo de Talento Rojo acaba de ver, todos reunidos, el estreno del programa. Los rostros presentes en el visionado del capítulo, la animadora María Luisa Godoy y las jurados Nicole y Catherine Fulop, lentamente se han ido a descansar a sus casas.

Al final, solo quedan algunas personas en sus asientos, entre ellas Lucho Jara (56), quien espera pacientemente a que termine la emisión prime del lunes 28 de febrero. Luego, cuando esta llega a su fin, emprende el camino hacia la salida, aunque se detiene un momento a mirar la pantalla, cuando aparecen los adelantos de lo que vendrá en el renovado Rojo. Aparece su imagen, en gran tamaño.

“Yo no venía a trabajar acá desde 1981, cuando me pagaban con una boleta de honorarios que todavía guardo en mi corazón”, comentó rato atrás sobre TVN. “Y hacíamos una fila en esa casa patronal, con tejas, que hoy no sé qué hay ahí... De eso ha pasado mucho tiempo”.

Ahora, con apuro camina por el pasillo del canal hacia la salida. En el breve trayecto, a paso rápido, va respondiendo algunas variadas preguntas del diario pop.

Contesta, breve, conciso.

Tal como lo venía anunciando el canal sobre el espacio de talentos, no solo se presentaron cantantes y bailarines, si no disciplinas tan variadas como comediantes y hasta un entrenador de perros.

—¿Cómo se prepara para ser jurado de artes tan variadas?

—O sea, yo me llevo preparando 46 años po’. Partí bailando, cantando, actuando, imitando, y creo que esa mirada amplia a uno le permite tener una visión relativamente objetiva de lo que uno veo. No es que yo me ponga a estudiar ahora para ser jurado. En definitiva, creo que me he vivido preparando toda una vida como para poder hacerlo.

—Esta es la primera vez que eres jurado en un show de tele... ¿Qué ha sido lo más complicado?

—Decir que no, cuesta mucho.

Antes, cuando el cantante y exconductor del estelar Vértigo (Canal 13) y el matinal Mucho gusto (Mega) llegó al canal para la previa del estreno, espontáneamente, empezaron a corear su nombre: “¡Lucho, Lucho, Lucho!”. Esa ruidosa escena se repitió un par de veces durante la gala.

—¿Por qué crees que generas eso?

—No lo sé —dice con una sonrisa, quizá orgulloso, quizá algo desconcertado—. No sé, fíjate.

Mientras espera en el ascensor y responde a las consultas, los rezagados del auditorio se acercan por el pasillo. De pronto, la voz anónima de un hombre exclama: “¡Aquí está Lucho!”. Y un coro de voces empieza a entonar nuevamente: “¡Lucho, Lucho, Lucho...!”.

—... Yo creo que es puro cariño —contesta al fin.

Y los cánticos a su favor continúan, toda una fanaticada en TVN que pareciera interesada en estirar la velada hacia algún lado, acompañándola con uno que otro trago. Sin embargo, él se muestra firme y dice otra fecha, ya con la semana más cerca del final. “Podría ser el jueves, ponte tú”, propone, porque mañana, martes, le toca madrugar.

“Estoy cómodo”

Luego, procede a subirse al ascensor. “Chao, besitos”, le dice al gentío. Ya en septiembre del 2021, él se encontraba radicado en Miami, en el exclusivo sector de Key Biscayne. El artista vendió su casa en Santiago y se fue con camas y petacas para encontrar “un segundo aire”... En cualquier caso, está yendo y viniendo para Chile.

—¿Cómo te sientes allá?

—Es exquisito —cuenta mientras baja el ascensor—, porque allá me desconecto completamente de todo. Allá no hay trabajo, allá no hay obligaciones, solamente vivir para la familia.

—¿Qué se echa de menos?

—Es que no alcanzo a echar de menos cuando ya estoy en otro lado. Cuando estoy echando de menos la casa, me tengo que ir; cuando estoy mucho en la casa, ya me tengo que venir. La dinámica se me ha dado grata, se me ha dado fácil y lo he disfrutado mucho.

—¿No sé hacen duros los viajes?

—Llevo cuántos años viajando por Chile, en autos, buses, en aviones, mucho tiempo que me he dedicado a viajar por todos lados.

—¿Y a veces extrañas estar en un programa tipo Mucho gusto?

—No —dice con una sonrisa.

—¿Y volver un programa de un formato así?

—Tampoco —sigue sonriendo—. Estoy muy cómodo cómo estoy ahora.

—¿Piensas volver a radicarte en Chile en algún momento?

—No, no. Yo ya me fui ya. De hecho hoy día ya tengo mi visa, estamos todos allá. Así que ya nos radicamos en Estados Unidos.

Ahora, la cabeza del cantante está puesta en el tercer sencillo de su próximo disco de boleros; se alista para grabar el videoclip en tierras gringas. El 8 de mayo tiene un concierto en el Movistar Arena, celebrando sus 35 años de carrera. “Así que la verdad es que musicalmente estamos muy activos”, dice y luego se sube al furgón que lo transportara a donde pasará la noche.