La comediante comentó en Podemos Hablar que estuvo tres años ejerciendo como trabajadora sexual.
Botota Fox estuvo de invitada en Podemos Hablar, donde recordó los tres años en los que se dedicó a la prostitución, por necesidad económica.
“Los recuerdos míos de los tiempos en los que trabajé en la calle, es haber sido una persona super cuidadosa, siempre me cuidé en el ámbito sexual. No tomaba, yo creo que eso fue lo más importante”, señaló la comediante.
Durante la conversación, Botota relató que la primera vez que salió para ejercer como trabajadora sexual, fue tras la muerte de su madre “Fue la primera vez que salí vestida de mujer con la ropa de mi hermana, a dar una vuelta a las 4 de la mañana”, contó.
Esa noche se hizo 20 mil pesos, recordó. “Eso fue lo que gatilló que al otro día ‘yo dijera voy a salir de nuevo’. Porque ya tenía 20 mil pesos que me alcanzaba para al otro día comprar pan”, dijo.
Sin embargo, no está orgullosa de ese periodo. “Lo veo como un momento de debilidad hacia mi persona, a mi autoestima, porque cuando uno está en la calle pierde su dignidad. El hecho de estar parada...”, continuó. “Yo siento que perdí mi dignidad”.
En tanto, uno de los momentos más duros que le tocó vivir, fue cuando su hermana venía del trabajo y la vio prostituyéndose. “Yo decía, ‘¿Mi mamá estaría orgullosa de lo que estoy haciendo?”, afirmó, pero sus hermanas nunca le dijeron nada o la recriminaron.
Una doble vida
Según aseguró Botota, ella no sólo se dedicaba a la prostitución, durante el día trabajaba haciendo aseo. “Yo ganaba 90 mil pesos mensuales, y no me alcanzaba para el arriendo. Yo pagaba 50 mil pesos de arriendo, estaban mis cinco hermanas además, y yo las ayudaba a que no les faltara para comer”, dijo.
“Finalmente, yo sentía eso, que no nos faltara nunca, ningún día, ni mil pesos”, comentó.
Eso, sin embargo, no evitaba que se sintiera culpable. “Yo cada vez que salía le decía, ‘mamita discúlpame, por favor. Sácame de acá. Yo me sentía muy culpable”, aseveró.
A eso se sumaron los peligros propios de la calle. “Una vez yo me tiré de un auto, porque el hombre, cuando me fue a dejar a la esquina, no quiso parar. Él dobló y yo lo único a lo que atiné fue a tirarme”, recordó.
“Esa vez fue cuático, porque no vi tan terrible lo que me había pasado, yo como que me limpié y seguí”, señaló.