Daniel Valenzuela se sacó 20 kilos de encima con cirugía bariátrica

"Rejuvenecí y me han dicho puros buenos comentarios", resume el comunicador, tras someterse a la intervención gástrica.

Un cambio físico del cielo a la tierra tiene a Daniel Valenzuela disfrutando la vida más que nunca. Hace unos meses, el locutor de radio Candela y animador de Cariño Malo, en TV+, empezó a dar lo primeros pasos para quitarse varios kilitos demás, los que hace rato le pesaban no sólo en la balanza, si no que en sus actividades diarias y en la salud.

Hoy Daniel tiene 20 kilos menos en su cuerpo que llegó a pesar más de 100, y vaya que se le notan. Para llegar a esa marca se sometió a una cirugía bariátrica, conocido procedimiento médico para perder de peso.

"Hay varias cosas que metí en la juguera de la reflexión y que me llevaron a optar por la operación. Primero están mis hijas, que me demandan harta actividad, y por otra parte hay un tema de salud y proyección con ellas también. Entonces, tenía que ponerme a punto", relata el ahora esbeltísimo comunicador.

-¿Cómo empezaste a prepararte para este cambio?

Primero pedí varias opiniones médicas, que me hicieron ver los pro y contras de cada cosa. Yo llevo un tiempo con hipotiroidismo y lo había descuidado, entonces primero me tuve que poner al día con eso, de regularlo. Después tuve que bajar de peso para pasar a la otra etapa, la de cirugía.

-Fuerte decisión.

Me hice una cirugía bariátrica, que es una manga que no está exenta de sacrificio y hay que ser bien consciente, porque no es llegar y hacérselo, hay que hacer varios chequeos y una previa importante, empezar a racionalizar, ser consciente de la comida, de qué se puede y qué no.

-¿Mucho sacrificio?

Sí, harto período de sacrificio y posterior a eso también. Pero fue lo más atinado hacerlo. El post operatorio es bien sacrificado, hay que comer poquito, una dieta líquida mucho tiempo. Estoy bien contento con lo que hice. Hoy ya puedo comer de todo.

-¿Cuál era tu relación con la comida?

Yo me premiaba y castigaba con la comida. Si me iba mal, pasaba las penas con la comida. Tuve cambiar todo eso. Mentalizarme distinto. Fui al psicólogo, dejé los destilados y bebidas, ¡imagínate, yo era piscolero!

-¿Pasamos a ley seca?

Tomo champaña nomás, más fino jajajá, y con harta conciencia.

-¿Qué ves cuando te miras al espejo?

Rejuvenecí y me han dicho puros buenos comentarios. Lo que viene es meterme al gimnasio, porque con tanta dieta ya no tengo ni poto y tengo que recuperarlo jajajá.

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