Por Guido Macari MarimónEl desgarrador e íntimo relato de Emeterio Ureta sobre la madre de Tita Ureta mientras conversaba con su yerno
“El Marqués del Arrayán” se sinceraba con Spiro Razis, cuando se dio un momento conmovedor. La hija estaba de testigo y ahora habló con La Cuarta.

“¿Puta, sabes, compadre? Se me murió a los 33″, contó con una cuota de dolor Emeterio Ureta al acordarse de su difunta esposa, Paulina Fischer, durante la noche del 4 de noviembre.
Sucede que “El Marqués del Arrayán” estaba conversando con Spiro Razis, el deportista extremo y marido de Tita Ureta, mientras la retoña se hallaba acostada en su cama como testigo de la conversación yerno-suegro.
Fischer murió a causa de un cáncer, cuando tenía la misma edad que actualmente ha alcanzado su hija.
“¡Hueón!, perdona que te diga: ¡fue muy fuerte para mí“, expresó Emeterio con sus dos manos en el pecho a Razis, quien le contestó mientras le servía unas tostadas nocturnas: ”Terrible debe haber sido".
Dicho eso, el reciente octogenario procedió a recordar a través de algunas imágenes: “Después se me vinieron: los tubos, los remedios, las cosas a las 4 de la mañana, la ‘Titita’ llorando ahí, ‘¿qué pasa con la mamá?’, ‘¿por qué la mamá me echa de la pieza?’...“, y evidenció: ”¿Qué fuerte todo? ¿O no, compadre?“.
Hizo una pausa para comerse su pan, y Emeterio continuó: “Las pasé mal, Spiro... Ahí en la camita, así como estás tú con ella (Tita) ahora”.
“Compadre, yo sabía que se me iba en 90, 60... y 30 días”, remató Emeterio sobre esa fatal cuenta regresiva.
A su cuenta de Instagram, en formato historia, Tita subió este íntimo fragmento de su vida cotidiana, y acompañó el video de la siguiente frase junto al emoticón de un corazón: “Mi papá siempre se acuerda de mi mamá”.
La versión de Tita Ureta
Ahora, consultada por La Cuarta sobre aquel momento, Tita relata que aquella escena “fue en mi casa”, ya que “me vino a ver después de la pega el martes en la noche, porque cada dos semanas le ordeno los remedios”, explica.
—Estaba acostada en mi cama y mi marido le trajo un aperitivo, se pusieron ahí a conversar sobre la vida —cuenta ella—. Yo creo que esto de ordenarle los remedios, que es algo tan cotidiano, que muchos lo hacemos con quienes queremos o lo necesitan, al final se torna en una dinámica muy bonita. Me han ofrecido empresas que te ordenan los remedios y te los entregan, pero yo encuentro que esto de hacer un hábito de juntarte con tu papá, de verlo cómo está físicamente e ir sintiéndole el pulso con el paso de los años, son instancias bonitas. Se ha hecho una instancia de conversación y de acercarme más a él.
—¿Por qué quisiste grabar ese momento?
—Porque de repente él llega súper reflexivo. Y me gusta capturar estos momentos porque siempre se acuerda de mi mamá y la revive. Yo estaba justo acostada en la cama, entonces se acordó de mi mamá, que justo a los 33 se murió, que es la edad que tengo ahora, y me dijo: “Pucha, me acuerdo cuando veía a tu mamá acostada, enferma”. El verme acostada y a esta edad le trae recuerdos de su mujer. Encuentro lindo que ya han pasado tantos años todavía la recuerde con ese cariño y nostalgia.
Hay que recordar que, durante este año, Emeterio ha pasado un par de sustos en la clínica, lo que ha hecho que se reeplanteé algunas cuestiones, al igual que su hija. De hecho, según ella misma también registro esa noche, él declaró: “Quiero comprarme una casa rodante, viajar al norte, al sur y la Patagonia, humildemente, sin grandes lujos ni restoranes, comiendo al limoncito”.
—Trato de grabar y capturar todos esos momentos que después me gusta ver, cómo él habla de mi mamá, cómo la recuerda; o cómo sueña con una casa rodante; o va cambiando finalmente los sueños: pero esto de la casa rodante lo tiene hace mucho tiempo —añade Tita—. Y veo también el tiempo y digo: “Chuta, cada vez se pierde más tiempo”, y yo no le cumplido el sueño de acompañarlo con la casa rodante. Con esas reflexiones me hace dimensionar lo rápido que pasa el tiempo y, a los 80 años, aprovecharlo los años que le quedan; y él me lo hace saber también.

—¿Te sabes todas esas historias de tu papá sobre tu mamá?
—Sí, mi papá siempre recuerda a mi mamá y la enfermedad; pero sobre todo este año que tengo 33, la recuerda como nunca, porque justo se fue a esta edad.
—¿Tienes algún recuerdo de lo que contaba Emeterio?
—He ido borrando los recuerdos de de mi mamá, pero es bonito porque mi papá siempre la la trae a la vida, la recuerda.
—¿Te sorprendió con algún detalle que no sabías?
—Mi papá siempre nos cuenta que nos mandó a poner “bonitos” para despedirnos de mi mamá, bien duchaditos, bien vestidos y todo para ir a despedirnos a la clínica porque ya estaba en las últimas. Creo que cada detalle de mi papá de preocuparse de mi mamá, pero también de nosotros, lo encuentro muy valioso; y con el tiempo veo mi sobrina, y veo lo difícil que debe haber sido ser mamá y papá. Eso lo valoro mucho.
—¿Qué sensaciones te provocan esos recuerdos de tu papá?
—Me da nostalgia, pero a la vez alegría, y es una “alarma” de detener el tiempo y dedicarme más a la familia. Creo que hoy vamos muy para adelante, muy con el trabajo, y así lo lo veo yo; y creo que son buenas esta estas “alarmas” que me pone la vida de aprovechar más a mi papá, de querer hacer proyectos con él, porque se me pasa el tiempo. Creo que son muy lindas las instancias, cualquiera sea, de por lo menos una vez a la semana ver a los papás para valorarlos, aprovecharlos y cumplir sus sueños también.
La memoria de Tita
Durante el 2023, en entrevista con La Firme de La Cuarta, Tita también recordó sobre cómo vivió el proceso del deceso de su madre: “En general, con el tiempo, he ido borrando los momentos malos de mi vida; tengo eso, que no sé si es bueno o malo, pero todo los momentos con mi mamá los he ido borrando”.
“Igual era súper chica. Recuerdo cuando estaba cansada, pero me acuerdo súper poquito”, admitió sobre el tratamiento y la enfermdad.
“Me acordé, al tiro, no sé por qué, de un llamado de teléfono para contar que se había muerto mi mamá”, y procedió a relatar: “Contesté, cuando chica, tenía cuatro años. Mi papá pensó que había contestado un adulto y habló rápido; escuché y traté de entender algo. Era para decirnos que nos arreglaran porque nos íbamos a despedir de mi mamá. Agradezco que ya no existan los teléfonos fijos, porque desde ese llamado en adelante no me gustaba contestar el teléfono”.
Imperdibles
Lo último
hace 14 min
18:05
17:23
16:40
15:01
Lo más leído
2.
3.
4.
5.
6.



















