Por Eduardo OrtegaEn plena gira, en sus ratos libres y bajo la presión de un productor obsesivo: así se gestó Alturas de Machu Picchu
Los Jaivas presentarán por primera vez de manera íntegra su obra mayúscula en el Estadio Nacional. Aquí los detalles de la historia que detenta un inesperado protagonista.

Lo que les estaba proponiendo esa noche aquel productor peruano que quién sabe cómo se las había arreglado para dar con ellos en la casona que habitaban en la comuna de Chatenay Malabry, París, era, como mínimo, descabellado, algo fuera de su alcance: no se sentían dignos.
Esas palabras ocupó cuatro años atrás el tecladista y miembro fundador de Los Jaivas, Eduardo Parra, para retratar la reunión.
“No nos sentíamos dignos de algo así”, le dijo a Culto de La Tercera a propósito de los cuarenta años de un especial de TV que hoy es poco menos que una leyenda. “No se nos había pasado por la cabeza, no nos calzaba. No lo tomamos muy en cuenta. Faltaba algo que hiciera estallar la llama. Nos tuvieron que convencer, pero costó harto”.

Desde luego no tenían cómo adivinar que eso que les decía Daniel Camino Carrasco, productor cinematográfico que en diciembre de 1980 se arrojó desde el barrio limeño de Miraflores en su búsqueda, era el empujón que necesitaban para alcanzar el sumun de su exquisita trayectoria.
Daniel Camino buscaba que ellos, a como dé lugar, lideraran una especie de gran cantata sudamericana desde las alturas de Machu Picchu.
Su sueño era ese: que Los Jaivas, la intérprete argentina Mercedes Sosa y las peruanas Chabuca Granda e Yma Súmac se presentaran en la ciudadela inca emplazada en lo más alto de los Andes peruanos para grabar un programa de TV que, además, incluiría una recreación de la sección de poemas que Pablo Neruda le dedicó a la maravilla en su Canto general.

“Nos decía: ‘imagínense un afiche que diga Machu Picchu - Neruda - Los Jaivas y otros cantantes. Qué maravilla sería, ¿no?’. Pero no estábamos convencidos, no nos sentíamos capacitados”, recordó la escena Eduardo Parra. “Creíamos que hacer algo así, revivir a Neruda de ese modo, correspondía a personas con una carrera más amplia”.
Pero como advirtieron al cineasta con el convencimiento de quien no acepta un no por respuesta, buscaron tranquilizarlo. “Ya, bueno, ahí veamos”, le respondieron, o algo por el estilo. Él se conformó con esa respuesta y les garantizó que en un plazo de tres meses tendría listos los preparativos.
Los Jaivas, en cambio, no prestaron mucha atención. Creyeron que con eso ya se lo habían sacado de encima.
Claudio Parra lo resumió de este modo: “No sabíamos de manera tan concreta quién era él y hasta dónde podía llegar. No sabíamos si tenía poder o no en Perú. Era un proyecto muy vago y ambicioso, como los que hasta hoy nos llegan, que pueden resultar o no”.
De ahí su sorpresa cuando, al tiempo, en medio de una larga gira por Europa, a comienzos de 1981, Daniel Camino se puso en contacto nuevamente con ellos para consultarles por el avance de las composiciones para echar a andar el proyecto. El productor, cuya madre era prima del presidente peruano, Fernando Belaúnde, y gozaba de cierto estatus dentro de la escena cultural, ya había cumplido con su parte del trato. Como, por ejemplo, comprometer la participación de Mario Vargas Llosa.
Y a decir verdad, la banda nacional no había hecho nada. “Absolutamente nada”, acentuó Claudio Parra. “Nos habíamos olvidado completamente, pero él se lo tomó muy en serio”.
Por lo mismo, aunque algo irritado, quizá hasta decepcionado por su retraso, Camino insistió: le envió a la banda una copia del Alturas de Machu Picchu nerudiano que ellos luego debieron fotocopiar y aprenderse, como podían, en sus ratos libres durante la gira. De hecho, se aprovechaban de las pruebas de sonido para poner en práctica sus ideas.

La hermana del productor, Patricia, repasó ese período.
“A Daniel yo lo veía en Perú muy entusiasmado, estaba feliz con que todo avanzara, por eso tuvo esa paciencia con Los Jaivas”.
Para ella, su hermano era “novelero” y “obsesivo compulsivo”, pero en el buen sentido. A la larga, “eso se transformó en su principal virtud”.
Los plazos eran limitados, de modo que el siguiente paso de la banda fue encerrarse en una sala a su regreso en París, colgar una imagen de las ruinas incaicas en la pared y despacharse los dos primeros sencillos del disco, Águila sideral y Sube a nacer conmigo hermano, que grabaron más tarde en un estudio del sello EMI en Colonia, Alemania. Entre julio y agosto hicieron el resto para tranquilidad de Camino.
En resumidas cuentas, la obra maestra del catálogo de Los Jaivas se tejió sobre la marcha, en plena gira, entre pruebas de sonido, días libres y la presión de un productor obsesivo dispuesto a conseguir su sueño a toda costa.
Ya sobre el final de agosto, la agrupación giró por Sudamérica, se presentó tres veces en el teatro Caupolicán, y luego, por fin, emprendió rumbo hacia Machu Picchu para grabar el especial que devino leyenda. Por cierto, después de todo sólo ellos accedieron. El plan del productor de incluir a Mercedes Sosa y a sus compatriotas se esfumó unos meses antes.
Lo que Claudio Parra celebró así: “Al final fue para mejor que no haya resultado con los otros”.
Daniel Camino falleció el 23 de julio de 2010 por un infarto al corazón.
Alturas de Machu Picchu en el estadio Nacional
La histórica banda nacional se presentará el domingo 7 de diciembre en el recinto de Ñuñoa y, acaso como ingrediente especial, comprometió la interpretación íntegra del álbum Alturas de Machu Picchu.
Aún quedan unas pocas entradas disponibles y puedes adquirir las tuyas vía Ticketmaster.
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