A Felipe Izquierdo lo tenían de casero en mansión del Arzobispado

La noticia fue tema de todos los noticieros de la madrugada, donde el actor contó en extenso lo sucedido.

Momentos del terror vivió el actor Felipe Izquierdo cuando este martes, cerca de las 22:00 horas y por cuarta vez en la semana, delincuentes entraron a robar a su domicilio ubicado Avenida Perú, en la comuna de Recoleta.

"Esto partió en noviembre, desde ahí comenzaron a entrar a mi casa. Tuve todas las medidas de protección necesarias, pero no fue suficiente", dijo el intérprete de la "Elvira" en conversación con La Cuarta.

"Lamentablemente tuve que salir escapando de mi propia casa, saqué a mi familia de acá por miedo a que les hicieran daño. Después de esto no vuelvo más", sentenció, agregando que hace rato está en proceso de mudanza a Vitacura.

La noticia fue tema de todos los noticieros de la madrugada, donde Felipe contó en extenso lo sucedido, incluso que él mismo pilló a uno de los tipos escondido en posición fetal, y que éste le dijo que venía de una fiesta. En total fueron 4 los amigos de lo ajeno que revolvieron todo el inmueble, dejándolo patas para arriba.

Pero más allá del hecho delictual, llamó bastante la atención la casa en cuestión, tanto por su ubicación, como por su majestuosidad y estructura retro. Solo con mirarla, se nota que fue construida para algo más que ir a dormir en su tres pisos.

"La vivienda es parte del patrimonio no reconocido de la comuna y tiene cerca de 100 años de historia. Esta es una casa muy antigua, fue diseñada por el mismo grupo que diseñó el Club Hípico", aseveró el amigo íntimo de Cecilia Bolocco. Sobre cómo llegó a la mansión, aclaró que él la arrienda hace 10 años al Arzobispado de Santiago.

En un principio, y dada su enormidad, la utilizaba como centro cultural y de eventos, pero hace cuatro años la empezó a habitar. "Dejé de hacer eventos acá, decidimos venirnos con mi familia, porque nos gusta mucho, incluso le hemos hecho manutenciones, era nuestra casa", cuenta Izquierdo, con nostalgia y apenado por el obligado adiós al lugar.

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