La cantante está presentando su sexto disco de estudio bajo el rótulo de “Inmersión”. En entrevista con el diario pop explica los secretos del álbum y cómo será el show en grande para presentarlo. Toca este viernes en el Caupolicán.
Javiera Mena reparte su tiempo entre su residencia en España, sus constantes viajes a Chile y el ritmo de la vida de artista: componer, grabar, tocar, girar, responder preguntas a la prensa. Su última estancia en el país vino cargada de cosas. Al lanzamiento de Inmersión (2025), su sexto disco, se le sumó por ejemplo una campaña publicitaria con Cecilia Bolocco –de la cual habla acá–, shows gratuitos en lugares como el Metro de Santiago y la Plaza de la Ciudadanía, justo al frente del palacio de Gobierno, y una participación estelar en el histórico concierto que Myriam Hernández acaba de ofrecer en el Estadio Nacional. Todo siempre con un objetivo en mente. Todo para mostrar qué artista es hoy y defender su legado.
El próximo año se cumplirán 20 años del lanzamiento de Esquemas Juveniles (2006), su icónico disco debut que hasta hoy es reverenciado por aquellos que la conocieron en esos incipientes días y por nuevas generaciones que ven en ese puñado de canciones una declaración de principios adolescentes.

“Vamos a hacer una gran celebración porque es un disco bien importante, es simbólico para mí”, adelanta, “siento que hoy en día a la gente le gusta, se hacen polerones con la portada. En Chile es muy significativo entonces lo quiero celebrar”.
En una sala de ensayo escondida tras un aspecto de búnker secreto, en Providencia, recibió al diario pop. A solo días de salir a defender en grande su último álbum con una fecha fijada hace meses en el Teatro Caupolicán (quedan las últimas entradas por sistema Puntoticket) dice que no le molestaría volver a un escenario como el del Festival de Viña, por ejemplo.
“Ojalá me inviten”, dice, “porque es televisado y te das cuenta la primera vez que no es un festival cualquiera. Me gustaría explorar mejor, con más conocimiento ese escenario que es super meticuloso y hay que ser toc. Tenís que ser muy toc”.
De las profundidades del disco, la grabación extrema de uno de sus videoclips y cómo está preparando su próximo show va esta entrevista.
Inmersión
–¿Cómo has sentido el recibimiento de tu nuevo disco “Inmersión”?
Superó mis expectativas igual, porque era un disco que claro, yo sabía que era diferente, que sabía que tenía buenas canciones. En la producción estaba ahí un poco de repente insegura, pero después cuando salió me di cuenta que las canciones son super potentes y eso fue muy bueno. Antes, lo había puesto amigos y todo, pero no había sentido como que lo pescaban tanto gente de mi círculo. Cuando lo estaba tanteando no sentí tanto interés pero ahora que salió siento mucha mucha mucha respuesta, muchos me dicen cuál es su canción favorita. También lo he sentido de la crítica, ha tenido muy buena crítica en España, en Argentina también, así que estoy super contenta.
–Trabajaste con varios músicos para este disco, ¿Cómo fue el proceso de grabación con ellos?
Sí, bueno, esa era la idea. Sobre todo en el sonido de algunas baterías reales. De hecho yo al momento de hacer los demos, la composición, igual tenía esas ganas de elegir cajas reales, hit hat, todas esas cosas que le dan como un espectro sonoro más de banda. Entonces llamé a un baterista en España, tocamos pianos reales también y eso como que agarra otro sonido del que tenía ganas porque las canciones partieron así, con guitarra y voz. La “vestimenta” que vino después a ese tipo de canciones se les daba muy bien estos instrumentos orgánicos. Tuvimos la posibilidad de grabar con un piano rico, en una sala rica y todas esas cosas. Capturar los dedos tocando y esas cosas igual hacen que cambie un poco la grabación, a diferencia de hacer lo mismo tocado en un computador.
–¿Cómo fue trabajar este disco con Luichi de la banda española Cupido?
Fue muy, no sé, un trabajo como desde la amistad también. Somos amigos. Siempre en Madrid nos damos una vuelta a tomar algo, como dicen ahí. Entonces no era como estas cosas que, a veces siento, hay hoy en día como “ya compongan”, esos song camps en donde están todos buscando el hit. Con Luichi viene desde el gusto que tenemos por la música, desde nuestra amistad empezamos como una rutina sin buscarla. Nos juntábamos una vez a la semana y cada vez salía una canción completa, con letra, armonía. Él armaba un demo, grabábamos en su casa y yo en la mía la armaba otro poquito. Entonces se dio desde ahí, de las conversaciones, de tomarnos un café al frente de su casa en el barrio Chueca. Se ponía a tocar guitarra, yo con el piano y con una hoja, así, muy análogo todo.
–¿Habían canciones compuestas de antes o todo se hizo en ese “laboratorio” con Luichi?
Sí, mira, fueron siete que salieron de ahí, otras dos salieron en México con Pablo Stipicic y una salió con otros mexicanos que son los 3KMKZ –con los que hice antes la canción Isla de Lesbos– y eso fue como más ya “hagámos un tema”, sin tanta relación de por medio porque ellos son como “hitmakers”. Y bueno, con Pablo me llevo muy bien desde que hice el disco Nocturna, pero el 70% fue con Luichi.
Poesía con melodías
–¿Se te ha pasado por la mente armar un disco en formato guitarra-bajo-batería?
Por un lado sí, pero por otro lado también me siento alguien que tengo canciones como muy dance igual. Y ese es como un terreno que quizás es como más del underground puede ser, pero que igual últimamente ha resurgido un montón y es gigante ahora la música electropop. Incluso ahora con el urbano como que se está volviendo a eso. Entonces, me gusta mucho la sonoridad de la guitarra, bajo, batería, encuentro que la guitarra es maravillosa, he estado tocando, pero me gusta también tener como esas dos betas, como la más full electrónica. De hecho, en mi show se puede ver claramente el momento banda y el momento máquinas. Creo que esos son como mis dos lugares y no sé si voy a abandonar uno o el otro, pero sí que en este disco se nota mucho la onda banda, porque parece como una banda tocando.

–Durante la primera escucha del disco, el poeta Felipe Cussen definió el disco como “poesía con melodía” y se preguntaba de dónde venían estas canciones, ¿Tienes una respuesta para eso?, ¿Conoces el germen de este disco?
Creo que fue un momento que viví con Luichi, esas conversaciones para buscar canciones también. Osea, no hay algo tan profundo, personal o una etapa en mi vida en que yo bla bla bla, pero sí había muchas coincidencias entre nuestras vivencias. También es un disco muy de enamoramiento loco un poco. Hay una canción que se llama “Claro de luna” que es como de esa locura y viene a definir un poco lo que puede generarte el romance. Es lo que he hablado en todos mis discos, pero en este es más potente, más intenso.
–En la letra de “Absurda” concluyes que “Tengas 15 o 51, el amor duele igual”...
Esa canción habla de algo que me pasó realmente y le había pasado a Luichi desde otra perspectiva: habla de los celos. A él lo habían celado muy fuerte por una cosa que vio su ex en su celular, en la cuenta de Instagram. Y en mi caso fue que me pasó algo parecido, como que vi algo que no tenía que ver. Entonces, como que se espeja el 15 con el 51, que es el mismo número al revés. Por más que uno dice “No, cuando estás más grande como que vives las cosas como más madurez, no te importan tanto” y eso es mentira.
Blanco y negro
–¿Cómo fue construir “Inmersión” en Madrid? Una ciudad que, tal como Santiago, no tiene mar…
Se llama Inversión el disco también porque alude a lo de estar inmerso, a estar como sumergido en emociones, en un enamoramiento intenso, en emociones fuertes, como que te metieran y después te sacan y al sacarte como que lo cuentas un poco. Tiene que ver mucho con eso, no tanto vivencialmente, sino simbólicamente lo que representa el agua, lo que representa lo fuerte que son las emociones cuando estás pasando por una etapa acuática, por ejemplo. En la astrología los signos de Piscis son como super intensos, llorones. Como que por ahí venía esto.
–Uno relaciona lo acuático con lo azul, pero en este disco predomina el blanco y negro, ¿Cómo llegaste a eso?
Yo tenía ganas igual de blanco y negro, era algo que no había explorado mucho. Dos videoclips ya son así y me alude a algo más trascendental, más místico, como las primeras películas de Akira Kurosawa y como menos saturado. Siento que descansa la vista un poco y te transmite otras cosas. Es muy bonito también. Hablando con Miche, la directora del video de “Mar de Coral”, y tuvimos una larga discusión sobre el blanco y negro y al final nos llevaba a evocar otras cosas más sútiles también. Igual el disco tiene un tinte, yo siento, como de canción clásica, no sé si de esa época, pero al menos más antiguo sí.
–A propósito del video de “Mar de coral”, ¿Cómo fue grabarlo y estar con Santiago Motorizado?
El video fue super extremo. Me acuerdo cuando llegó el momento de vestirme, habían 30 personas alrededor de una piscina, de un estudio profesional, con un buzo al lado mío. Sentí que lo tenía que hacer bien fue como ‘hay un equipo, hay plata invertida aquí, no puedo arrugar’. Cuando me sumergí por primera vez era cómo ‘pásenme aire’, había un buzo que me traía una bombona para respirar y le tenía que hacer ciertos símbolos para que viniera. Pero de a poquito me fui soltando y después pasaba una hora debajo del agua. Trabajé un poco mi paz interior de a poquito. Debajo del agua es un lugar… osea te mueres, no está diseñado para nosotros.
“Fue intenso y Santi (Motorizado) lo vio desde afuera, aunque intentamos que se metiera. Pero la idea era esa: la inmersión de emociones. Santi me hablaba, vino a la grabación y ahí nos conocimos más porque antes nos habíamos topado en nuestros comienzos, siempre nos veíamos. Él era muy fan de mi música, venía a los conciertos. Ahí me di cuenta de lo feliz que está por haberlo invitado a participar. Quedamos como superamigos y luego me invitó al Festival Cosquín en Córdoba a cantar la canción. Se armó algo muy lindo después de esta colaboración”.
Javiera Mena: en vivo
–¿Cómo te preparas para el show de lanzamiento este viernes 31 de mayo en el Caupolicán?
Sí, por un lado está mostrar el disco Inmersión y por el otro lado también mostrar quién soy yo, mi legado, todos mis discos desde esta nueva sonoridad, porque cada disco tiene una diferente. Entonces, me gusta que el show tenga como una unidad sonora, sin despegarme de las canciones tampoco. Entonces estoy bien metida en el estudio, reestructurando un poco, ensayos full con la banda. Mandé a arreglar mi guitarra y estoy full guitarra, lo cual me encanta porque la tenía super abandonada. Ahora es como que estoy tocando las canciones, me doy cuenta que son super fáciles de tocar. Voy a subir unos tutoriales por ahí para que la gente las cante.

–Por último, el otro año se cumplen 20 años de tu primer disco ¿Es mucho o poco tiempo?
Siento que igual es harto, no es menor y como que se me pasó volando. Tengo bastantes discos y por un lado es como ‘uy, qué heavy tanto tiempo’ pero por otro siento mucho orgullo de haberme mantenido como siempre fiel a la música que quería hacer. De repente converso con artistas y es ‘Oh, ¡¿Por qué hice este disco?!’ e igual uno tiene momentos de eso, pero a cada uno le tengo mucho cariño, son más de 70 canciones y bien, super bien… pero ¡Igual es harto tiempo!, sí.