Espectáculos

La Firme con Kike Acuña: “No tenía ni un puto peso en un momento y haberme levantado lo encuentro extraordinario”

Repasa su historia, triunfos, caídas, cómo salió de su abismo y su presente: “Hoy me considero un empresario más que exfutbolista”, declara Kike Acuña, quien por estos días lanza su autobiografía.

Entrevista en profundidad a Kike Acuña. Foto: Mario Tellez / La Cuartra MARIO TELLEZ

Jorge Acuña Concha (46) dice que es “superdotado”, al menos en el plano físico, y que esa misma energía y resistencia le permitió, primero, convertirse en futbolista profesional, a pesar de que técnicamente varios eran superiores; luego, ese mismo don lo secundó para —por ejemplo— carretear durante un año casi de corrido, cuando se ganó el apodo del “Señor de la noche”; y ahora, ya bien alejado del copete, asegura que esa cualidad lo mantiene activo, comenzando sin chistar su jornada a las 5 AM si es necesario, según cuenta.

Esta vez, comenzando un día frío, sentado en la sala de su departamento ubicado en la precordillera de Puente Alto, Kike habla y no esconde su nostalgia. ¿Su época favorita? Cada vez que defendió a La Roja y, si bien cree que el recordado empate con Argentina en el Monumental de Buenos Aires no fue su mejor partido, sí es su predilecto.

Aquella tarde de septiembre del 2003, iniciando las Eliminatorias a Alemania 2006, el primer tiempo empezó horrible para Chile, con los albicelestes pasando por encima y yéndose al descanso 2-0 arriba con goles de Kily González y Pablo Aimar. Todo apuntaba a una masacre. Sin embargo, el DT, Juvenal Olmos, decidió hacer cambios y, ya en el segundo tiempo, a uno de los ingresados lo conocía bastante bien de Unión Española y Universidad Católica: “Kike” Acuña. Ese día, el contención quitó, peleó (con Aimar), atacó y hasta habilitó:

—En el primer gol, el de Milovan Mirosevic, me equivoqué —cuenta a La Cuarta y ríe—, porque yo era más de corte y de entregársela al número 10, y ahí me disfracé de “Mago” Valdivia y dejé solo al “Milo”...

“Fue un golazo”, concluye sobre aquel partido que terminó con un impensado empate a dos, de los poquísimos puntos que ha logrado Chile en suelo argentino. El resultado llenó de ilusión, aunque a la larga al seleccionado no lograría llegar al Mundial. Pero esa es otra trama.

Aquel es sólo un ítem en la carrera del exmediocampista, que con los años, aunque siguió en las canchas, su cabeza se fue hacia otro lado, hacia el alcohol, la fiesta, las cámaras, amores tormentosos y gastos demenciales, al punto que no tenía ni mil pesos para echarle bencina a su auto. Hasta que un día, un 18 de septiembre, le declaró a su madre: chao con el copete. Y cumplió.

***

Hoy, Kike dice sentirse más lejos que cerca del fútbol, algo molesto incluso con el balompié, según sincera mientras en su cuello, con letras gótica, se lee un tatuaje con el nombre de su hija: “Taira, mi vida”. Luego, debe apurarse porque por estos días anda enfocado en promocionar su libro: Jorge “Kike” Acuña: mi historia (Panini, 2025), autobiografía que inicialmente se titularía “Sobrevivir”, y que partió escribiendo él mismo, pero luego recurrió a un periodista penquista (Paulo Inostroza) para que, además, lo ayudara a reconstruir una trama que, en varios pasajes, el propio protagonista había olvidado.

Así, mientras habla con La Firme, conduce y atraviesa varias comunas hacia el Barrio Lastarria, repasa distintos pasajes de su historia hasta el presente: sus inicios en Ovalle y el poco auspicioso arranque de su carrera en inferiores de la UC; sus años en el fútbol europeo; los hitos que lo fueron alejando de la pelota y llevándolo cada vez más hacia al trago y la farándula; los puntos de quiebre para rehabilitarse; la bancarrota y su rearme económico, hoy principalmente de la mano de la venta de paltas; su actual historia de amor; la chance de volver a un reality; amistades con viejos cracks de la pelota y del espectáculo local; y mucho más.

Mientras maneja admite que es ahí cuando aflora su carácter más “odioso”, enojándose con los conductores que hacen maniobras impensadas. Abre la ventana y enciende un cigarro. Asegura que puede dejarlo cuando él quiera, pero que últimamente, con el lanzamiento del libro, han sido estresantes. Dice estar contento.

LA FIRME CON KIKE ACUÑA

Lo primero que se me viene de niño es Tongoy. Tuve una infancia súper bonita, siempre ligada al fútbol. Recuerdo a mi madre, siempre apoyándome. En Ovalle estuve en la academia de Kico Rojas, con la que íbamos a jugar a campeonatos en Santa Inés, en La Serena, y siempre mi mamá iba acompañándome; dormíamos en un camarote junto con los demás compañeros. Acompañándome a todos lados. Siempre estuve ligado al fútbol y a Tongoy: vacaciones con todos, como seis familias, primos y tíos, y una casa bien grande que tiene mi padre. Me gustaban mucho los deportes acuáticos; andaba en moto de agua, velero, windsurf y esquí acuático. Aparte, no me preocupaba de nada: iba, jugaba, comía y me levantaba a la hora que quería.

Toda mi familia era de la “U” en ese momento. Las veces que iba a jugar Católica contra La Serena al estadio de La Portada, mi papá me llevaba a ver a la UC. Me enamoré del club y de los jugadores. Se transformó en mi ídolo Mario Lepe y Gerardo Manuel Reinoso. Siempre fui hincha de Católica, desde muy pequeño; incluso cuando Católica perdía, un par de veces lloré, como en un clásico contra Colo-Colo, que perdió la UC, y yo, chico, llorando en la casa.

"Me gustaban mucho los deportes acuáticos", recuerda Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Decidí ir a probarme a la Católica. A los once años me vine a Santiago, quedé en la UC y cada fin de año me sacaban. Pero perseveraba ahí; era el equipo que me gustaba, no tengo idea por qué. Fue súper difícil: no me querían, no era el típico jugador para el club: era más aguerrido, no tenía tan buena técnica para jugar en el club. Y me echaban, todos los diciembres: tenían que decidir qué jugador no tenía que seguir, y siempre era “el Kike Acuña”. Así estuve durante cuatro años seguidos y seguí insistiendo porque soy cabeza dura. Sabía que llegaría a jugar (como profesional), hasta que lo logré con el correr de los años, que fue mucho sacrificio.

Me asaltaron dos veces ya viviendo en Santiago, me dejaron amarrado a un árbol y me hicieron un corte en el brazo... Harta situación dura… Pero nunca quise bajar los brazos ni decirle a mi mamá: “¿Sabes qué? Me devuelvo a Ovalle, estoy solo, no tengo el cariño tuyo y no estoy jugando”. Jamás se me pasó por la mente un pensamiento negativo como para decir: “Hasta acá nomás llego”. Y con todas las cosas que me pasaron —como que me asaltaron dos veces—, creo que de alguna forma todo fue formando el carácter que después me dio la fortaleza para llegar a ser jugador de fútbol profesional y después ya con los años, esa misma fortaleza de los entrenamientos la puse en el día a día para salir del hoyo en que estaba metido.

En Santiago suplí la ausencia de mi familia con la pelota. Para mí el fútbol era era todo, era mi vida, independiente de que las cosas no eran cómo yo quería. Y desde los doce años viví siempre con un compañero, con Franco “El Mono” Quiroz, que después llegamos a jugar juntos en la Católica; junto a Pancho Arrué es mi mejor amigo. Nos hacíamos compañía. Pero fueron años complicados, porque no jugaba, entonces, por teléfono, a eso de las 7 o 9 de la tarde —la hora de la nostalgia—, lloraba todos los días; y mi hermana me calmaba por el teléfono, cantándome cancioncitas. Fue un apoyo importante. Y tenía muchas pelotas de fútbol, en el departamento y cuando iba a Ovalle; y aunque no lo crean, para mí ver una pelota —que ahora tengo una afuera en el balcón—, me produce algo: de repente tengo pena, veo una pelota y se me pasa la pena... Es extraño. Yo no quería nada más que poder estar cerca de una pelota.

" Yo no quería nada más que poder estar cerca de una pelota", dice. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Mi madre, María Soledad, siempre estuvo conmigo. Desde un inicio, tanto mi madre como mi padre, Jorge, estuvieron juntos. Primero mi papá tomó el rol de venir a verme, y de estar conmigo por un tema más económico: compró un departamento y me daba plata para la movilización. Y mi mamá viajaba siempre los fines de semana. Siempre estuvieron juntos para apoyarme. Ellos, desde que tengo conocimiento o recuerdos, están separados. Pero siempre estuvieron juntos para que yo pudiera conseguir el sueño.

Era el mejor puntero derecho que había en Ovalle, ¡la rompía! Después llegué a la U. Católica y me di cuenta de que había tres, cuatro o cinco mejores que yo. Con los años, fueron buscando una posición dónde yo podía rendir y, de mitad de campo hacia atrás, pasé por todas: lateral derecho e izquierdo, central, stopper y volante de contención (que en ese entonces no existía mucho el mixto, teniendo la capacidad de ir de un área a otra), que era más tapón. Pasé por todas, lo que me sirvió, porque después era un jugador polifuncional y servía en distintos puestos para los técnicos. Pero la posición mía, la que me dio buenos resultados y me posicionó en el fútbol, fue la de volante defensivo. Ahí me puso Fernando Carvallo, en Quilín: jugué ahí tres o cuatro partidos y me subieron al plantel adulto, ¡después de no haber jugado durante muchos años! Me preparé de tal forma para que cuando se me presentara la oportunidad, agarrarla y no soltarla.

"Siempre estuvieron juntos para que yo pudiera conseguir el sueño", destaca sobre sus padres. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Como dijo una vez Iván Zamorano —que también nos dio una charla a nosotros en San Felipe—: él estaba jugando con (Christian) Vieri y Ronaldo en el Inter de Milán, y la única forma de él jugar era corriendo y haciendo la pega que los otros dos no hacían. Lo mismo hice. Yo técnicamente en ese momento no era muy bueno, y tenía más para correr e ir al suelo; era más la refriega. Empecé a llegar antes a los entrenamientos y me iba después, y fui perfeccionando la parte física por sobre la técnica. Y me dio resultado. Obviamente tuve problemas (de temperamento), por eso me echaban. Y tampoco les gustaba que fuera al suelo; me sacaban en los entrenamientos, tres o cinco minutos, para que no lo hiciera. Pero después fui mejorando la técnica, y en conjunto con mi capacidad física —que era impresionante—, me permitió con los años posicionarme de buena forma.

Me preparé todos esos años, esperando la oportunidad que sabía que me iba a llegar; me entrené de tal forma que llegaría. Cuando llegara, si estaba bien entrenado y preparado, la aprovecharía. Y fue lo que pasó. Nunca bajé los brazos. Cuando vi que desafortunadamente se lesionaron dos compañeros, y yo era el único que podía jugar, supe que era mi momento. Y después de tres o cuatro partidos como titular en juvenil me subieron al plantel adulto. Y se vio, de alguna forma, el pago de mucho tiempo de soledad, sacrificio y sufrimiento por no estar con mi familia, por no jugar, no ser citado y ver los partidos con mi mamá desde la galería. Fue una sensación súper bonita que siempre recuerdo y, las veces que estoy a cargo de distintos equipos como escuelas de fútbol, trato de traspasarla a los niños, que de repente se frustran porque lo sacas, se les va un gol o no controlan bien una pelota; trato que sepan que el fútbol es de acierto y error, y que siempre será así.

"Fue una sensación súper bonita que siempre recuerdo", cuenta sobre su ingreso al futbol profesional. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Mi época favorita en el fútbol fue la Selección chilena. Creo que para todo deportista, en las distintas disciplinas que pueda participar, defender a su país —ya sea en Eliminatorias o Juego Olímpicos—, es lo máximo a lo que uno pueda aspirar. Era lo máximo. A estadio lleno (antes se jugaba con 80 mil personas) y cantar el himno son sensaciones que —¡chuta!— no las volveré a vivir, y que me las entregó el fútbol solamente. De hecho, una de las razones por las que quise ser técnico de fútbol profesional fue para sentir esas sensaciones que me las entregaba el fútbol, en ese tiempo como jugador, y ahora pretendía vivirlas como técnico. Pero bueno, no se pudo.

Mi momento favorito con la Selección fue el partido con Argentina por Eliminatorias a Alemania 2006, por todo lo que pasó. Pero ese no fue el mejor partido que jugué por la Selección: tengo unos con Irlanda y Suecia espectaculares, cuando debutó Alexis Sánchez, y que ahí me fue a buscar del Blackburn Rovers. También, aquí, jugué uno contra Colombia en que anduve muy bien, que fue 0-0... Pero por todo lo que sucedió contra Argentina: por el pase (gol a Mirosevic) y la tarjeta amarilla —que fui el primer chileno en encarar a un argentino (a Aimar)—, íbamos 2-0 perdiendo y Pedro Carcuro dijo “apaguen los televisores, porque esto es un papelón”; y terminamos empatando 2-2. Es algo por lo que la gente me para en la calle y me dice: “Puta, Kike, me acuerdo de esto”; y hasta los niños de la escuela me dicen: “Espectacular estuvo contra los argentinos”. Quedó para la historia, un resultado histórico, y cuando Chile juega contra Argentina me llaman para ir a TNT Sports y la radio para comentar... Alguna hueá buena que haya quedado, jaja...

Juvenal Olmos es raro, por eso le dicen “perro verde”. Es extraño: a veces está contento, y a veces no. Somos bien parecidos, entonces quizás por eso nos llevamos tan bien con el profesor.

"Mi época favorita en el fútbol fue la Selección chilena", elige Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Yo en el “Dublinazo” (mayo del 2006, protagonizado por Mark González y Reinaldo Navia) no tenía nada que ver, pero entró el “Pelao” Acosta a nuestra pieza a preguntarnos: “¡¿Dónde están las minas?!”. Nosotros le dijimos: “No, profe, aquí no hay ninguna”. Y se metió debajo de la cama y miro, se metió a la ducha y corrió la cortina. Yo estaba con Lucho Jiménez en la pieza y no teníamos nada que ver. Nos llevamos bien con Lucho; de hecho antes de que entrara al reality (Mundos opuestos) nos juntamos a jugar un partido y conversamos. Le tengo mucho cariño y sé que él también a mí.

Nosotros los futbolistas no nos juntamos con todo el grupo, tenemos cierta afinidad con distintos jugadores. Nosotros, la gran mayoría, jugábamos fuera, entonces nos encontrábamos en Pinto Durán y no había mucho tiempo para salir y carretear. Pero cuando se podía, y uno podía ir a tomarse un trago, se hacía sin ningún problema. Al final, somos seres humanos igual que el resto... Pero siento que nosotros dentro de la cancha jugábamos con el corazón.

Hoy siento que los representantes están muy metidos en el fútbol, y que a veces están llamados a la Selección chilena jugadores sin tener la capacidad; juegan dos o tres partidos en su respectivo equipo y los llaman a la Selección. Para mí, eso no debería ser. Antes uno la nominación se ganaban en cancha, y con tiempo largo de haber sido titular en sus distintos equipos, habiendo hecho una carrera más larga. Hoy creo que es más fácil llegar a la Selección chilena. Antes costaba mucho. De hecho cuando nos juntamos a veces, que hablo mucho con “Choro” Navia, pensamos exactamente igual: antes era más difícil estar en la Selección y también ir a jugar al extranjero. Éramos distintos, jugamos de otra forma. Puedes jugar mal y perder; el tema es cómo pierdes. Y cuando pierdes y te das cuenta de que cierto jugador pudo haber entregado muchísimo más, ahí —para uno que la está viendo de afuera— es fome. Creo mucho en las capacidades; uno antes estaba en la Selección chilena por capacidad. Hoy siento que no es tan así.

"Antes uno la nominación se ganaban en cancha", analiza Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

A los 24 años llegué a Holanda, al Feyenoord y partí de titular fijo, hasta que me equivoqué por tirarle una pelota al técnico. Y me equivoqué también al arrancarme lesionado para venir a jugar para la Selección, que era lo máximo. Vine por Juvenal Olmos, y volví más lesionado después a Holanda. Empecé a tener problemas con el técnico. El genio me jugó varias veces en contra. Tengo un genio medio hueveado; antes, sobre todo, era terrible. Pero siempre era un “defensor” de los jugadores más chicos; ante las cosas injustas iba y las hablaba de frente con los dirigentes, sin importar quién fuera; me metía a la oficina, iba a pelear y discutir por nuestros derechos. Siempre fui así, lo de alguna forma algunos agradecían, y a otros no le gustaba mucho mi forma de ser, porque me encontraban medio confrontacional. Y ya con la experiencia, me fui poniendo más odioso y a darme cuenta de las cosas que no se estaban haciendo bien en el fútbol, por cómo se manejaban los distintos equipos, más odioso me ponía.

Cuando estaba en Holanda iba siempre a París, que me gustaba mucho, iba casi todos los fines de semanas; pescaba el auto, me iba y me demoraba tres horas y media... Y salía (de fiesta) una vez por semana, con los compañeros; pero no era algo (recurrente). Allá si no estabas bien físicamente, si no despertabas bien, era muy complicado entrenar, porque era muy competitivo: el entrenamiento era otra intensidad; tenía que estar siempre físicamente al 100% para rendir, aunque fuera en los entrenamientos.

¿Sigo siendo amigo de Robin Van Persie? Hablé con él... Pensé en hacer mi despedida del fútbol cuando partió la pandemia. Y hace un tiempo atrás, como unos seis meses, me contactó una empresa; habíamos pedido el Estadio Municipal de La Florida. Pero al final quedó en nada. Y esa vez que quería hacer la despedida, me comuniqué con Robin, Salomón Kalou, Bonaventure Kalou y Dirk Kuyt, y estaban dispuestos a venir sin ningún problema... De repente, saludo a Robin, hablamos. Hicimos buena relación y amistad; de hecho, cuando él estaba en Arsenal, lo fui a ver un partido cuando yo estaba en Blackburn Rovers (2006)... Así que si el hueón viene para Chile y me lo encuentro en la calle, me va a saludar... espero, jajaja.

"Hicimos buena relación y amistad", dice sobre Robin Van Persie. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Me fui al RBC Roosendaal, que fue el equipo más malo en que jugué. Pero era espectacular: tenía a todos los abonados, bus y un estadio que siempre estaba lleno. Era otro nivel en relación a lo que es acá. Pero en la parte de competencia era un equipo bastante flojo. Me fui para allá porque ya mi relación con Feyenoord no era la mejor. De hecho, cuando vine a la Católica a préstamo, y después volví a Holanda, a Feyenoord, pedí ir a préstamo al RCB... Independiente de los resultados, que no fueron buenos, la experiencia fue bonita, porque conocí otra realidad del fútbol holandés, que no era lo mismo el Feyenoord que en RBC, pero sí obviamente mucho mejor que cualquier equipo en Chile. Fue entretenido. Acostumbré a estar en equipos que generalmente salían campeones, o estaban peleando en la parte alta; tuve fortuna de que estuve en equipos buenos, hasta ese momento. Y ahí nos costaba mucho ganar o empatar. Salió elegido “el equipo más malo del mundo”, que no es fácil hacer eso tampoco, jajaja.

Al Borussia Dortmund lo rechacé en el 2003, cuando estaba en el Feyenoord. ¡Ahora me iría al Borussia Dortmund! Un equipo grande. Pero esa vez no me quise ir porque me sentía súper cómodo en Feyenoord, que estaba jugando a un gran nivel y copa internacional. Tontamente, en esos años pensé: “Chucha, voy a esperar para irme a uno más grande”. Y el fútbol es de momentos, y a veces tienes que aprovecharlos: tendría que haberme ido, y a lo mejor de ahí saltar a uno más grande. Después rechacé al Valencia y la Lazio. A la Lazio no me quise ir teniendo un contrato un precontrato ya firmado, porque se castigó a la Juventus y la Lazio (por el escándalo del “Calciopoli” en el 2006), que bajaron a los dos y yo no quería jugar en la Serie B. Entonces dije que “no”, y a las dos semanas perdonaron a la Lazio, que se quedó en la Serie A, y me equivoqué de nuevo.

"Al Borussia Dortmund lo rechacé en el 2003", lamenta Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

En el América de México no quise jugar solamente la Copa de Campeones (de la Concacaf), porque quería que me hicieran contrato largo, pero si yo andaba bien (en la Copa) me hacían contrato de nuevo. Y en el Wigan Athletic, que estaba en la Premier League, no quise firmar un contrato por seis meses Wigan, que si no descendía, se extendía por cuatro años el contrato; pero me vine a la “U” (2007) y, una vez en Santiago, vi en la tele que el Wigan no había descendido y me quería pegar un balazo... ¡Me arrepiento de todas esas decisiones!... Me pegué puros condoros por temas de decisiones. Creo que mi carrera como futbolista habría sido muchísimo mejor de lo que fue, hubiera podido jugar en equipos más grandes.

Mi representante era Alan Silberman, que me llevó a Holanda, y sigue dedicado a eso; él era socio con Jason Pappe, un holandés que habla castellano. Ambos son agentes FIFA. Pero después cometí el error de cambiar de representante, y ahí empezaron mis problemas; un hueón me quitó 500 mil dólares; y otro, 5 mil dólares, y después estando en Sudáfrica me cagó con 400 mil dólares. Mucha plata. Por confiado.

Hice muy pocos goles en mi carrera, porque antiguamente se estilaba el volante de contención tapón. Ya cuando me iba a retirar se empezó a utilizar el volante más mixto. Teniendo la capacidad de sobra para ir al área rival y a la propia, ida y vuelta, 20 veces por partido, no me dejaban; los técnicos eran más de la idea que tenía que estar siempre parado delante de la línea de cuatro (defensores), siendo el equilibrio. Cuando me iba arriba venía el grito: “¡Kike! ¡Pa’ dónde vai!”. Y tenía que quedarme más estacionado. Después salió el volante más mixto, que por mi capacidad física me hubiera ido súper bien. Obviamente sabía que en mi posición si hacia o no un gol daba lo mismo; salí muchísimas veces “mejor jugador del partido” sin hacer goles. Pero me gustaba irme al ataque porque sabía que tenía la capacidad de, si se perdía la pelota, volver antes que todos. Pero al “Pelao” Acosta no le gustaba que me fuera para arriba, y a Juvenal tampoco. Siempre venía el grito. Después ya me fui acostumbrando a que debía estar siempre delante de la línea cuatro, dándole el equilibrio, o para al momento de defender, defender con cinco; tenía que ser ese quinto defensa.

"Al 'Pelao' Acosta no le gustaba que me fuera para arriba, y a Juvenal tampoco", comenta Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Nunca más tiré un penal después que perdí los dos seguidos en los playoffs del Clausura (2004) y Apertura (2005), ambos con Unión Española en San Carlos de Apoquindo. Me ha tocado incluso en fútbol amateur, y no he querido tirar. Pero tengo que sacarme el miedo. A la próxima que haya lanzamientos penales, en lo que sea, tengo que pararme y que se me vaya el miedo, porque es el único miedo. Siempre lo pasé bien dentro de una cancha de fútbol; no sentía presión ni nada: para mí era lo mejor jugar con 80 mil personas. Era extraordinario. Pero quiero que se me quite el miedo ese porque es terrible. Me ha tocado, y al momento de lanzar penales me voy a sentar a la banca. “Kike, tira tú”, me han dicho. No, no estoy ni ahí.

Ya cuando estuve en la U. de Chile carreteaba harto, pero no tanto como después, que ya eran más fiestas que otra cosa. Me sacaron de la “U” porque no me presenté a entrenar y tomaron la decisión de no seguir conmigo. Don Arturo Salah me sacó, que le tengo un cariño enorme, aprendí mucho con él; cuando uno se equivoca, a veces tienes que aceptar que toda acción tiene consecuencias: no me presenté a un grande a entrenar, y listo. Afortunadamente tenía lo de Sudáfrica (entre el 2007 y 2009 estuvo en el Mamelodi Sundowns) y me iba a ir igual. Pero tuve que apurar… ¿Por qué no fui a entrenar? Andaba en Ovalle y no me presenté; creo que un martes no fui a entrenar. ¿Andaba de fiesta? No, para mí en algún momento el fútbol dejó de ser tan... bueno, yo de hecho, en alguna entrevista anterior dije que no me había comportado de acuerdo a lo que tenía que ser en un equipo grande como la “U”. Me había dedicado más a cosas extradeportivas que a lo netamente futbolístico.

"Quiero que se me quite el miedo ese porque es terrible", dice Kike sobre los penales. Foto de archivo

Dejé de estar en la Selección chilena cuando me fui a jugar a Sudáfrica. En la Copa América, la última antes de irme (2007), estaba lesionado y me había llamado el profe Nelson Acosta. En el 2009, cuando volví de Sudáfrica para jugar en Ñublense, fue con la intención de volver a la Selección. Anduve espectacular, muy bien y nos salvamos del descenso. Me fui a San Felipe y ahí Marcelo Bielsa me llamó para la Selección, y me fracturé el dedo del pie. Ahí el sueño se me acababa. Me enojé un poco con la vida y con el fútbol. Fueron años súper difíciles. No me cuidé lo suficiente para estar lo antes posible en cancha. Fue complicado, después de esa fractura. Marca un antes y un después: lo que yo había venido a buscar lo había conseguido; pero, por cosas del fútbol, también me estaba dejando fuera. Me dediqué a canalizar de mala forma toda esa tristeza y rabia que podía sentir: no cuidándome, saliendo más de la cuenta y teniendo una vida no acorde con la de un deportista de alto rendimiento. Me dediqué más a otras cosas, a la noche. Y ahí fue cuando me desenfoqué completamente y me metí en la farándula.

De la farándula me gustó harto al principio el tema de las luces, y salir a cualquier parte y que la gente te conociera. Por eso seguí. Y me empecé a rodear y conocer a mucha gente de la tele, algunas muy buenas personas y otras no tan tanto, con las que hice amistad y otras no. Después, ya con mi cambio, me empecé a acercar y a conocer gente que trabaja en la televisión, como el “Huevo” Fuenzalida, Claudio Palma o Kurt Carrera, y empecé a tener buena buena onda con ellos. En su momento, dentro de mi locura, era más bien solitario. A la Marisela Santibáñez y a la Vale Roth las conocí en mi época farandulera, y las quiero muchísimo. De hecho hace tres días hablé con la “Mari”, que le tengo mucho cariño; y con la Vale, antes de que fuera mamá de su segundo hijo, también conversé con ella. Las quiero harto. De esos tiempos, puedo decir que son amigas, y que ellas me tienen mucho cariño así como yo a ellas.

Con Miguelito, que ahora también estuvo en el lanzamiento de mi libro, carreteamos mucho en Murano. Es un muy buen amigo, lo quiero; tiene su hijo en la escuela de fútbol de Chicureo; vive muy cerca; y aparte es cruzado. Le tengo mucho cariño a él. Yo iba Mucho al Morandé con Compañía (Mega) y ahí nos conocimos. Y con el Kike (Morandé) también tengo buena onda; de hecho, como es sanfelipeño, fue un par de veces a ver los partidos de San Felipe, y en uno de los partidos a los que fue le regalé mi camiseta antes de empezar el partido.

"Me enojé un poco con la vida y con el fútbol", lamenta sobre una lesión cuando lo citó Bielsa. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Acostumbro a decir la verdad, pero antes mentía casi siempre, no desde chico, sino después, cuando ya era más grande. Mentía para lo que fuera: para llegar más tarde a la casa o salir a tomarme un copete. Acostumbraba a mentir y a omitir. Por salir, inventaba fiestas, cosas y de todo para, a veces, no llegar a la casa; porque malamente antes no tenía respeto por las personas que pudieran estar a mi lado.

Con el correr del tiempo, mi madre obviamente se alejó; pero por un tema mío, que yo no quería que ella se acercara. Yo no dejaba entrar a nadie a mi círculo y, dentro de esas personas obviamente estuvo mi mamá, que por fuerza mayor se tuvo que alejar, porque yo no la quería cerca mío. Cuando fue Pelotón, en el 2007, entré con la esperanza de arreglarme con ella, que nos juntaron un día, pudimos conversar y se hizo, de alguna forma, más fácil volver a tener relación con ella.

“Un año salí 364 noches seguidas. La vez que no salí en la prensa destacaron: ‘al fin Kike Acuña nos deja descansar’”, dije en una entrevista que di a Juvenal Olmos en el antiguo San Carlos de Apoquindo, y después de la entrevista el hueón me retó harto, porque: “¡¿Cómo vas a salir tanto tiempo? O sea, ¡puedes salir un rato! ¡¿Pero 364 días es mucho?!”. Fue cierto lo que dije. No tengo idea qué año fue, pero me había retirado del fútbol; fue en un momento en que dije: “No juego más, me daré un año libre y me dediqué a pasarlo bien y a tratar de sacar provecho con la farándula”.

¿De dónde sacaba tanta energía para carretear? Capacidad física. Siempre superdotado. Tenía mucha resistencia. De hecho, ahora igual, con 46 años, me levanté a las 5 de la mañana, fui a la bodega, volví y después tuve que ir a hacer cosas. Siempre estoy súper activo. Me gusta.

"Acostumbraba a mentir y a omitir", cuenta Kike sobre sus años festivos. Foto de archivo

Si me preguntan cómo lo pasé con mis excesos, digo que súper bien; pero de ahí a acordarme con todos los detalles de todas las cosas que pasaban, no, porque después se me apagaba la tele. Me es difícil acordarme. A mi segunda hija, Taira (de su matrimonio con Roxana Muñoz), la mudaba; pero ya han pasado muchísimos años, entonces por eso no me acuerdo bien cómo era el proceso; pero la mudaba, le daba la mamadera y todo, porque me gustaba. En ese tiempo seguía jugando fútbol a un buen nivel, entonces el no recordarme de esas cosas no tiene nada que ver con el tema de los excesos, que no me acuerdo porque se me apagaba una tele.

Me gusta la joda, soy bien payaso y cuando nos juntamos con los amigos —los conocidos sobre todo del fútbol—, cuento mucha historia y tallas; pero soy más introvertido. Y el alcohol no es que me cambiara mucho, pero sí me envalentonaba un poquitito y a veces me hacía hacer cosas que sobrio no haría. Por ejemplo, hoy me dicen: “Vamos a una discoteque, párate en el escenario y anima”, no lo hago. Antes lo hacía porque iba discoteque por discoteque haciendo show, animando, y así sobrio no me subo ni cagando. Me llegaron a pagar harto, $2.200.000 por evento, dependiendo cómo era la semana: mientras más salía en la tele más caro era el evento.

Nunca consumí ni una otra droga, jamás, aunque habría sido súper fácil. Compartí con gente y con platos de cocaína arriba de la mesa, y nunca me llamó la atención. Nunca me ofrecieron tampoco, y nunca lo voy a hacer porque no me causa absolutamente nada el tema de la droga.

"Nunca consumí ni una otra droga, aunque habría sido súper fácil", sincera Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Siempre, desde chico me fue bien con las mujeres. Me considero un huevón que tuvo suerte con las mujeres. No tenía mayor problema con eso. No tenía ni una habilidad especial para coquetear; yo creo que la simpatía, y no sé si me habrán encontrado pintoso, o más o menos; bueno, malo o no sé. Pero generalmente siempre se me veía y andaba con muchos amigos y muchas amigas. Entonces a veces en la tele se decía que yo andaba con cierta persona, que al final era solamente amiga. Pero producto de todo lo que se hablaba, me servía, entonces no salía a desmentir ni a decir “sí, es cierto”. Se me nombró con varias mujeres que algunas eran (ciertas) y otras no.

Compré siete casas en un lapso de más o menos dos años, para amigos. Ninguna de esas propiedades las compré para mí. Se las regalé a mis amigos... Ya con ninguno de ellos tengo contacto, afortunadamente, porque no eran amigos.

Pasé de 10 y 12 millones de dólares en mi cuenta a no tener ni mil pesos para echar bencina. En esa etapa seguía tomando, y estaba en San Felipe ya (entre el 2014 y 2017). Cuando me di cuenta de que ya no me quedaba plata, traté de alargar mi carrera, para poder tener ingresos; pero fue mientras seguía en el tema, no tan grande ni tan fuerte, pero seguía saliendo y juntándome con amigos. Tenía todo a mano, muchas cosas gratis que me entregaba restaurantes.

Me encanta ese meme de la foto mía tomando agua y haciendo arcadas. Es el preferido. Resulta que por “El señor de la noche” y todas esas cosas que se hablaban y que yo aparecía en la tele, cada vez que yo jugaba o entraba a una cancha de fútbol, antes de que tocaran el pitazo inicial, yo iba a la banca a tomar agua; y toda la gente que estaba atrás de la banca, en tribuna, me empezaba a gritar: “¡No lo hagas! ¡Te va a hacer mal!“. Entonces, para que esa pifia o burla se transformara en aplauso, se me ocurrió la gran idea de tomar agua y hacer una arcada; entonces cuando hice eso la primera vez, la gente que me estaba gritando cosas cambió los gritos e insultos por aplausos y: ”¡Buena, Kike!“. Desde ahí, a cada cancha que iba, cada vez que iba a tomar agua, hacia la misma arcada, porque en todas partes me gritaban tonteras.

"Le tengo mucho cariño a Unión San Felipe", expresa Kike. Foto de archivo

Le tengo mucho cariño a Unión San Felipe. Me dio la posibilidad de volver al fútbol; de ahí que yo me haya portado bien o mal, y que me hayan aguantado, esa cuestión me da lo mismo: me dio la posibilidad de volver al fútbol cuando nadie más me la daba. Por eso le tengo mucho cariño al club, y en realidad le tengo cariño a Raúl Delgado, el presidente; entonces después yo jugaba por Raúl Delgado más que por Unión San Felipe, porque quería que le fuera bien a él. Creyó en mí porque anduve extraordinario cuando llegué a San Felipe. Se enamoró de mí cuando tranqué con la cabeza en un partido contra Colo Colo; de ahí me bancó, y creció una amistad, un cariño que se mantiene hasta hoy.

Si no hubiera dejado de tomar hoy estaría muerto, porque era irresponsable. A veces manejaba en mal estado, cosa que no se puede hacer, y ponía en riesgo mi vida y la de los demás. Y aparte no comía, me dedicaba a tomar; en cualquier momento me podía dar algo, alguna enfermedad. Creo que hoy estoy vivo gracias a Dios nomás.

No quería dejar de tomar porque lo pasaba muy bien, y más fondo del que toqué ya no podía tocar. Era seguir por la vía fácil, tomando; o elegir el camino difícil, que era dejar el vicio, preocuparme de salir adelante y conseguir ciertas metas que tenía y que con el trago de por medio como mi amigo no podría conseguir. Entonces tomé la decisión, de un día para otro, de dejar de tomar, y ya hasta la fecha van a transcurrir casi nueve años; perdí la cuenta, pero son muchos años. Creo que fue la mejor decisión que pude haber tomado en toda mi vida.

"Fue la mejor decisión que pude haber tomado en toda mi vida", dice Kike sobre dejar el trago. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Cuando dejé de tomar, la decisión la tomé solo, sin ayuda de nadie, sin decirle a nadie, solamente a mi madre; y de ahí no volví nunca más a tomar. Antes había estado en el centro (de rehabilitación) del “Huevo” Fuenzalida. Hice o dije cosas que iba a hacer, pero también era por un tema de prensa, sin tener yo una decisión propia o las ganas de dejar de tomar. Sí, el estar en Contradicción, el centro del “Huevo”, me sirvió para en el proceso de dejar de tomar, con las herramientas que ahí me enseñaron, seguir con esta decisión firme. Obviamente después me sirvieron. Pero en su momento, a veces hacía cosas para dejar tranquila a mi familia —o en este caso mi mamá—, para que pensara: “Ah, ya, va a hacer esto”; no era una decisión propia, no era algo que realmente sintiera, o que quisiera hacer algo para dejar de tomar, porque no quería.

Mi decisión final fue después de que fui a Ovalle, que abrí una cajita en la que había un espejo y vi mi cara. Me recordaba día a día del espejo y de cómo me había visto (muy demacrado), entonces era cambiar o quedarme solo y sin nada, y a lo mejor morirme en Ovalle cerca de la familia, que para mí era lo más fácil, porque siempre tuve todo. Lo más fácil era quedarme allá y seguir con el estilo de vida que tenía. Pero quería otras cosas, que claramente las pude conseguir.

Dejé de tomar un 18 de septiembre, y fue el peor 18 de septiembre que pasé; no porque me dieran ganas de tomar, sino que no soporto estar con gente que está curada, y me esté hablando y diciéndome “amigo”, abrazo y todo eso. Lo pasé horrible, y pensé que nunca iba a poder compartir con gente que estuviera tomando; y al final ya me acostumbré después. Con el tiempo me acostumbré a compartir, pero hasta cierto punto: cuando ya veo que se están pasando para el otro lado, me paro y me voy. No tengo problema.

"Dejé de tomar un 18 de septiembre", cuenta Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

A Cynthia de la Cruz la conocí por Instagram en el 2020. Estuvimos hablando como un año y medio más o menos (por chat). Nos hablábamos muy poco, nos saludábamos; siempre fue una comunicación o conversación de mucho respeto. Hasta que, después de un año y medio, nos juntamos para conocernos. Ahí hay una historia buena: ella no quería, los cercanos a ella le dijeron: “¿Cómo te vas a juntar con este hueón si es el ‘Kike Acuña’?”. Yo ya estaba fuera de las pistas, pero el pasado te condena. Entonces, puta, no fue fácil, y ella dijo (a su círculo): “Me invitó a almorzar, entonces en vez de quedarme en la casa voy a ir a almorzar con él; por último voy a almorzar y después no lo veo nunca más”... Nos vimos y no nos separamos más, hasta hoy. Ha sido una relación súper bonita. Estoy muy agradecido de ella, porque me abrió las puertas cuando en ese momento no tenía absolutamente nada para ofrecer, más que amor y esfuerzo para salir adelante. Llevamos como cinco años juntos.

A octubre del 2024 conté que estábamos “distanciados” con Cynthia (en entrevista con Mauricio Pinilla), pero fue por el tema de que yo andaba medio enojado; quería que me salieran las cosas, que de repente no me salían tan bien. Era de frustrarme muy rápido. Pero afortunadamente todo (se arregló) conversando. Yo era muy malo para conversar; cuando había algún problema me cerraba, no hablaba y me quedaba callado. Hoy, cualquier problema o diferencia que pueda haber, se conversa y no pasa absolutamente nada. Obviamente cuando hay amor, y no hay nada grave de por medio, todo se puede trabajar, solucionar y conversar. Así fue cómo lo hicimos. Y obviamente (volver a juntarnos) fue la mejor decisión, pues estábamos solos, y los dos pasándolo mal. No era necesario. Aprendí a conversar más; me cuesta igual, pero prefiero conversar antes de pasar malos ratos y estar sufriendo al peo.

Le preparo pisco sours y mojitos a Cynthia, y no tengo ningún complejo. Estoy rodeado de gente que le gusta tomarse su copete. De hecho, con el tiempo ya, que han pasado muchos años, soy el que maneja, aunque salgo mucho; pero he ido a dejar a algún tío en mal estado a su casa. Sería muy egoísta si dijera: “No quiero que tomen porque yo no tomo”. Si puedo hacer pisco sour o mojito, hago. Para mí hoy el alcohol no es un tema. Y me gusta que tiene que haber un trago en el departamento para atender a la gente que va, aunque yo tampoco soy de invitar gente a la casa; pero si alguien va y quiere tomarse un pisquito sour, y lo puedo preparar, lo hago sin ningún atado. No me provoca ni me produce absolutamente nada.

Kike Acuña lleva cinco años emparejados con Cynthia de la Cruz. Foto de archivo

No me gusta bailar, pero bailo, porque a mi esposa, que dice que bailo más o menos, le gusta... Antes era de ir al VIP, sentado, tomándome un trago, mirando a la gente pa’ abajo. Pero no era de bailar, no me gustaba.

Tengo un carácter odioso en el sentido de que cuando manejo ando todo el día diciendo que “¡los hueones no saben manejar!” y soy así. Antes era terrible; ahora, ya no. Cynthia me lo ha ido cambiando y, de a poco, ha hecho que me vaya dando cuenta que a veces no tiene sentido: para qué tener un mal rato si, chucha, estás bien y te molestas porque un hueón frenó o se cruzó de pista. Cuando manejo soy bien odioso.

La relación que tengo hoy con la plata es súper importante. Creo que una de las razones por las que —a lo mejor— malgasté mucho dinero fue por no haberle tenido cariño a la plata y pensar que nunca se iba a acabar. Hoy siento que la plata es como tu esposa: si no la cuidas, se te va a ir a la mierda.

"Siento que la plata es como tu esposa: si no la cuidas, se te va a ir a la mierda", analiza Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Ahora para filtrar amistades mi esposa me ayuda mucho, porque siempre creo que la persona que está al frente mío es igual que yo: no tengo maldad ni otra cosa. Entonces me es difícil, y ella me ayuda harto y me dice: “Este sí” o “este no”. Y afortunadamente hoy tengo varios amigos, pero que los conocí después de haberme “sanado”. Y me quedan dos amigos de los que conozco hace muchos años, y que nunca me dejaron solo.

No estoy distanciado con mi papá, pero tenemos una relación media extraña, que lo conversé el otro día con el “Huevo” (hermano). Pero pretendo volver a retomar esa relación que teníamos antes que, a pesar de la distancia —que soy muy malo para hablar por teléfono— siempre tuvimos una relación cercana, y sigue siendo cercana, pero por distintos motivos ya no como antes. Hablábamos todos los días, tres veces al día me llamaba (medio odioso igual, muy hinchapelotas). Hablamos el domingo. Pero ya no es como era antes... Hace un tiempo, no mucho (nos distanciamos), pero no sé por qué se habrá producido esa lejanía... Bueno, él tiene otra familia y a lo mejor la familia nueva no lo quiere cerca de nosotros.

He dicho que con mis tres hermanos estaba medio distanciado. Con la Paula, mi hermano, conversé; con el tercero, el “Huevo”, es con el que mejor me llevo, que es odontólogo; y con el más chico, Felipe, que no lo veo hace tiempo, conversamos hace como cuatro días, y tuvimos una buena conversación, que también es odontólogo. Nos amamos, pero cada uno tiene su vida. Me crié solo, entonces a veces estar más separado no me es tan complicado, o no tener contacto con mi familia más directa. Obviamente uno echa de menos, extraña; pero no es algo “de vida o muerte”. Pero me puso muy contento que pudiéramos conversar después de tanto tiempo, y que nos demostráramos el amor que nos tenemos. Vivimos muchas cosas juntos, y Felipe se acuerda de muchas cosas, como cuando le invité a Holanda o cuando lo traje a la Católica a probarse... Estamos bien, con Felipe, Daniel y la Paula.

"Afortunadamente hoy tengo varios amigos, pero que los conocí después de haberme 'sanado'", destaca Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

De mis hijos, me he podido acercar a Taira, la hija que tengo con Roxana (Muñoz); pero está en el Sur ahora. El resto (dos más) está distribuidos, y uno está fuera de Chile... pero de mis hijos, en realidad, no me gusta hablar mucho.

Mientras fui futbolista me gustaba estar calvo porque llamaba más la atención y se notaba al tiro cuando estaba yo en la cancha. Creía que no me veía mal, pero ahora viéndome: me veía indecente. También, una de las cosas por las que me dejé el pelo largo fue por tratar de que la gente no me conociera tanto, porque igual era incómodo que me estuvieran gritando cosas en la calle (la gente es muy mala), como “borracho”; así que decidí dejarme crecer el pelo. No me gustaba en su momento, pero ahora me quedo tranquilo porque a mi esposa le encanta, y con eso ya estoy bien. Y la barbita me la dejé porque ya era mi estilo, que me gustaba, me hizo conocido, y yo no quería cambiar... Ahora, fuera de joda, Cynthia, que es mi esposa, me decía: “Pelao picante”, jaja.

"Mi esposa me decía: 'Pelao picante'”, cuenta entre risas. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

El tatuaje que tenía en la sien (unas notas musicales ubicadas entre la ceja y la línea del cuero cabelludo) no me acuerdo cuándo me lo hice. Afortunadamente el tatuador, que es un amigo, no me lo quiso hacer del porte que me yo quería, porque era una cuestión que tapaba muchísimo (del rostro); de hecho en su momento tenía la foto del tatuaje, y menos mal (lo hizo más pequeño), porque para la televisión se veía muy feo, ¡picantísimo se veía!, y mi esposa me hizo sacármelo. Ahora, igual me queda un poquitito, faltan ya como dos sesiones... Pero se veía feo.

Volvería a un reality si es de competencia. Me gusta competir, siempre he sido competitivo. Pero obviamente estoy casado y tendría que tener una conversación con mi esposa. Y si entrara sería a competir y que la gente realmente me conozca. He sonado en varios realities y no se ha dado la posibilidad de entrar, siendo un personaje —creo— súper llamativo, porque al final hay mucha gente del fútbol y la farándula que me sigue; la gente con más edad me tiene mucho cariño. Sería un personaje llamativo. Además la gente lo vería también por morbo, por el morbo de ver: “Puta, ¿será cierto que este huevón esté tan cambiado como dice?”. La gente estaría esperando la falla, jaja. No le cierro la puerta a nada, pero cada decisión que tome tiene que ser obviamente consultada con mi esposa. Ahora ya no es llegar y tomar la decisión solo.

Para Mundos opuestos (Canal 13) hubo un acercamiento, pero, por el momento, quién sabe. De aquí a un tiempo más capacito que aparezca por ahí en algún lado.

Kike no descarta pronto entrar a un reality. Foto de archivo la-cuarta

Estoy vendiendo paltas, que mi empresa se llama Paltas Kike Acuña, y le ha ido bastante bien, gracias a Dios. Y en la bodega tenemos limón sutil, peruano y brasileño; y mango, que estamos esperando que llegue al brasileño porque del peruano —que es extraordinario— ya se acabó la temporada. Las paltas son mi principal fuente de ingresos. Me dediqué al tema de las paltas y me cambió la vida y me dio estabilidad. Es un negocio al que le tengo muchísimo cariño. Me gusta ir a la bodega; antes andaba haciendo mallas de uno o dos kilos y las iba a entregar; hoy día, no: la gente va a la bodega, carga 500 o mil kilos a veces, y tengo un camioncito que anda de lunes a viernes por Puente Alto repartiendo a verdulerías y sushis, y se entregan como mil kilos más o menos a la semana.

Estoy con una escuela en Chicureo, Maipú y quiero hacer una en Las Vizcachas, que le mando mucho cariño a todos los niños y apoderados. Me quieren mucho, siempre voy, trato de estar con ellos, de traspasar un poco la experiencia de deporte y lo difícil que es ser jugador de fútbol; que tengan el sueño de poder llegar pero que la dificultad es súper grande y el porcentaje de jugadores que llega es mínimo. Estoy súper contento con eso y quiero abrir una tercera escuela. Es lo más cerca del fútbol que estoy hoy: mis niños que tengo en la escuela. La escuela de fútbol no sería imposible sin el coordinador, Juan Carlos Ulloa, que somos socios, y que como coordinador es espectacular: tiene todo en orden. Le dio vida a las escuelas, porque las quise cerrar en su momento y me dijo: “No, huevón, vamos para adelante, van a funcionar, van a andar bien”. Y tuvo razón po’. Y él está todos los días promocionando, subiendo cosas al Instagram e inscribiendo niños. Es un muy buen amigo, somos socios y las escuelas están vivas gracias a él.

"Tenemos limón sutil, peruano y brasileño; y mango", enumera Kike algunos de sus productos. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Quería ser entrenador, y tenía el sueño de dirigir a la UC e incluso a La Roja. Saqué el curso pensando en eso. Tuve la fortuna de dirigir en San Felipe como técnico profesional, y me hicieron contrato, que fue un premio a la buena campaña mientras me tocó ser interino... Pero como que me enojé un poco con el fútbol. Pensé que iba a tener más posibilidades; pero también entiendo cómo se está manejando todo hoy: si no tienes representante es más complicado. Los representantes se han tomado un poco el fútbol chileno y son dueños de equipos de fútbol. Entonces se hace más complejo. En lo personal, no descarto (retomar mi carrera de técnico); el fútbol fue lo que me hizo conocer muchas cosas y aprender muchísimos valores que hoy pongo en práctica.

Me dediqué a otras cosas; estoy más alejado del fútbol que cerca. Uno nunca sabe. No me cierro, pero sé que es difícil, porque hay que hacer la vuelta larga: te llaman de equipos de Tercera A o de Segunda profesional; el pago no es muy bueno; y tampoco un técnico chileno tiene mucha espalda para hacer un proceso serio y largo, no como el técnico extranjero —sin tener nada en contra de los extranjeros—, que generalmente le dan más posibilidades para que el equipo funcione si no le va bien desde un inicio. Con nosotros siento (los chilenos) son más duros y nos tienen menos paciencia.

En un momento hubo un acercamiento con Netflix para hacer cuatro o cinco capítulos sobre mi vida, que lo encontré extraordinario. Si mañana se puede dar, sería bueno porque de verdad que mi vida tiene de todo: éxito, fracaso, luces, sombra, adicción y cómo salí de la adicción, que le puede servir a muchas personas que en silencio pasan por lo mismo que pasé, y que no se pueden levantar. Sería súper bueno, me gustaría bastante.

"Me dediqué a otras cosas; estoy más alejado del fútbol que cerca", admite Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Me gustaría poder hacer otro libro, ya con cómo pude salir de la adicción y tener éxito en distintas cosas, como el tema empresarial. Hoy día me considero un empresario más que exfutbolista. Estoy con harto proyecto. Tengo un proyecto que no lo voy a nombrar, porque se caen a veces; pero ya lo tengo casi listo para el 1 de agosto. Estoy con hartas cositas que me tienen súper orgulloso. Afortunadamente he ido creciendo. Porque de verdad en un momento no tenía ni un puto peso y hoy día haberme levantado lo encuentro extraordinario.

Creo que hoy estoy pasando por mi mejor momento, personal, familiar y laboral. Tengo tranquilidad, tengo una familia que en algún momento pensé que no iba a poder tener, y solamente cuidarla. Hoy todo lo que hago lo hago por mí y mi familia.

Cuestionario Pop

Si no hubiera sido futbolista, me habría gustado ser tenista. Por eso digo tenista, porque tuve que elegir entre el tenis y el fútbol. Era muy bueno pal el tenis, y si hubiera sido tenista habría sido Top 10.

En el colegio era horrible: desordenado, hiperquinético, no estaba en clase, tiraba la mochila por la ventana, pedía permiso para ir al baño y me quedaba todo el día afuera en el patio jugando a la pelota. Tenía mucho problema por siempre jugar en la pelota.

"Si hubiera sido tenista habría sido Top 10", asegura Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Un apodo es “Kike”, que me me pusieron “Kike” por por mi mal genio, por el animal que es malgenio y medio rabioso. Por eso me pusieron “Kike”, desde chiquitito... Puta, no sé si es cierto que el Negro Piñera me puso “El señor de la noche”. No sé si fue el “Negro”, que compartí muchas veces con él. Pero él un día en una entrevista para la televisión me entregó el trono, como diciendo: “Tú eres el verdadero ‘Señor de la noche’ ahora”. Me pasó el trono que era de él. Pero para mí siempre él será “El señor de la noche”.

Un sueño pendiente, que ya no lo conseguí, era jugar un Mundial, el de Alemania 2006, que si le ganábamos a Ecuador el último partido teníamos opciones, y quedé suspendido el partido anterior contra Colombia en Barranquilla, que empatamos 1-1 con gol de Ricardo Rojas de cabeza... Y el sueño que tengo ahora es poder seguir manteniendo la hermosa familia que tengo.

Una cábala es que me afeitaba la cabeza antes de cada partido.

Una frase típica mía es: “¿Y de qué te preocupai?”.

Mi primer sueldo lo gasté en una radio para el auto. Ganaba $350.000 en Unión Española, y fui a Movicenter a comprarme una radio de $370.000 una Clarion.

¿La compra más absurda que hice? No, muchas. Ni siquiera me acuerdo.

"Un sueño pendiente, que ya no lo conseguí, era jugar un Mundial", lamenta Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Me arrepiento de haberle prestado plata a gente innecesaria, que no valía la pena.

Un futbolista chileno favorito es Jorge Valdivia; y mis dos ídolos en el fútbol fueron Mario Lepe y Gerardo Manuel “La Vieja” Reinoso. Con Valdivia no somos amigos, compartimos selección juntos y, para mí, fue el jugador más brillante con el que jugué.

El mejor entrenador que tuve fue Juvenal Olmos, que con él estuve en Unión, Católica y la Selección.

Un futbolista amigo es: Pancho Arrué, Franco Quiroz y Nicolás Suárez. Con Mauricio Pinilla y Pablo Contreras éramos compañeros de pieza en la Selección, que seguimos siendo amigos; de hecho Pablito estuvo en el lanzamiento de mi libro, un tipo al que quiero muchísimo; y el Mauro no pudo ir porque no sé qué mierda tenía el “care de dragón” ese.

Un talento oculto es jugar tenis. Y pasatiempo: para mí el panorama perfecto es estar en mi casa acostado viendo películas.

Una película que me hace llorar es esta en que está “Noah” (Ryan Gosling)... Diario de una pasión. Soy bueno para llorar. La películas románticas me hacen llorar, ¡terrible!, e incluso mi esposa me dice: “No podi estar llorando”.

"El panorama perfecto es estar en mi casa acostado viendo películas", cuenta Kike. Foto - Mario Tellez / La Cuarta MARIO TELLEZ

Un miedo que tengo es a la muerte.

No creo en el horóscopo. Soy Leo.

Si pudiera tener un superpoder, me gustaría leer la mente de otras personas.

Un placer culpables es fumar. Puedo dejar de fumar de un día para otro. Ahora había dejado de fumar, y los nervios y la ansiedad por el libro me hicieron fumar de nuevo. Pero lo dejo de un día para otro: no tengo problema. El libro es el proyecto más lindo de mi vida, quería que saliera bien, que todo funcionara cómo funcionó. Ha sido maravillosa.

Si pudiera invitar a tres personas de la Historia a un asado —que de Historia no sé tanto—, invitaría a gente con la que lo he pasado bien, como por ejemplo: Mauro Pinilla, Ricardo Rojas y Pablito Contreras, tres excompañeros que la verdad son muy agradables.

Kike Acuña es un guerrero, un resiliente, un hueón que no se rinde.

Más sobre:Kike AcuñaJorge AcuñaAlcoholJorge Kike Acuña mi historiaEntrevistaFarándulaJuvenal OlmosMauricio PinillaFrancisco ArruéDaniel FuenzalidaMiguelitoKike MorandéKurt CarreraPablo ContrerasCynthia de la CruzVale RothLa Firme

Lo último

hace 0 min
Muere Cary-Hiroyuki Tagawa, icónico villano de Mortal Kombat, a los 75 años
El actor falleció en California por complicaciones de un derrame cerebral, tras más de tres décadas de carrera en cine y TV.
Tendencias

Muere Cary-Hiroyuki Tagawa, icónico villano de Mortal Kombat, a los 75 años

hace 2 min
“¿Tú cachai lo que me hizo esa frase?”: Mariana Derderián reveló mensaje que recibió de su hijo mediante una canalización
Actriz recordó el momento más doloroso de su vida y reconoció que “yo me quemé por dentro. Estuve tres días hospitalizada y yo no podía soportar”.
Espectáculos

“¿Tú cachai lo que me hizo esa frase?”: Mariana Derderián reveló mensaje que recibió de su hijo mediante una canalización

hace 10 min
Netflix ganó la carrera para quedarse con Warner Bros en una jugada histórica
La plataforma entró en negociaciones exclusivas para comprar el estudio y HBO Max, tras vencer a Paramount y abrir un debate sobre concentración y futuro del cine.
Tendencias

Netflix ganó la carrera para quedarse con Warner Bros en una jugada histórica

hace 24 min
TVN da el golpe a la competencia con transmisión del Copihue de Oro: así quedó el rating de este jueves en horario prime
El “canal de todos” se impuso por amplio margen gracias al certamen pop.
Espectáculos

TVN da el golpe a la competencia con transmisión del Copihue de Oro: así quedó el rating de este jueves en horario prime

hace 37 min
Formalizan a médicos extranjeros que se autoemitieron licencias en Pemuco: una de ellas ejercía sin tener examen aprobado
“Profesionales” dejaron sin atención a la población.
Chile

Formalizan a médicos extranjeros que se autoemitieron licencias en Pemuco: una de ellas ejercía sin tener examen aprobado

hace 58 min
“Hay abierta mala leche”: “Cuchillo” Eyzaguirre criticó los irreverentes reporteos de Fernando Lasalvia
“Si tú le preguntái a Kast: ‘A usted todo le fue fácil en la vida’. Eso no es una pregunta, es un juicio de valor”, apuntó.
Espectáculos

“Hay abierta mala leche”: “Cuchillo” Eyzaguirre criticó los irreverentes reporteos de Fernando Lasalvia

Cotiza y compara todas las marcas y modelosPublica tu auto acá