Por Guido Macari MarimónLuis Slimming contó hito clave con su hijastra, Mathilda, en que “me creí el cuento de que también era su papá”
El comediante lleva años cultivando una relación con la hija de su pareja, al punto que ha asumido en el rol paterno en toda ley. Aunque el proceso ha sido complejo.

Luis Slimming lleva trece años emparejado con la enfermera Ana Pulgar, quien tenía una hija de cuatro años cuando empezó el pololeo: Mathilda, hoy ya bien entrada en su adolescencia. Al respecto, el comediante se sinceró sobre su experiencia como padrastro.
En conversación con María Luisa Godoy para un nuevo capítulo de su podcast Mamá por siempre, el humorista sinceró lo complejo que le resultó asumir un rol paterno, más considerando que el padre biológico no estaría del todo presente, según el propio Slimming ha contado en sus rutinas.
“Al principio era la hija de mi polola”, analizó él, “y yo mismo puse una distancia”. De hecho, “es raro, porque no sabes cuándo sentirte papá”, reflexionó. “Es difícil encontrar ese equilibrio en que tú no te sientes papá y no sabes cuándo sentirte papá”. En cambio, “es distinto cuando nace, la tomas en brazos y le das el apellido”, declaró. “Ahí es obvio”, pero “en mi caso fue diferente”, comentó.
Si bien Slimming no sabía con que mote presentarse ante la niña en ese entonces “la ‘Mathi’ me decía ‘papá’ desde temprana edad”, recordó. “A los siete años me lo dijo por primera vez, casi sin querer, y fue emocionante; pero también, raro”, admitió. “Yo no quería ser un mal papá y sentía la presión de estar a la altura”, confesó.

“A mí me tocó conocerla a los cuatro años, cuando ya hablaba, caminaba y tenía parte de la formación lista”, admitió. Además, “yo pololeaba puertas afuera, y recién cuando ella tenía siete años nos fuimos a vivir juntos”, declaró.
Pero hubo un periodo que marcó un cambio: “Tuve un periodo depresivo que me llevó al psicólogo”, contó sobre una etapa ocurrida más o menos durante la pandemia. “Conversando en terapia me di cuenta de que yo mismo estaba poniendo las barreras con la Mathi, por miedo a invadir, a que se viera raro o a incomodar”.
Así que en terapia, “cuando lo dije en voz alta, entendí que no había nada malo en abrazarla, corregirla o estar presente”, declaró. “Ese fue mi click, el momento en que me creí el cuento de que también era su papá”.
Ahí comenzó una nueva etapa, según Slimming, en que de alguna manera él fue haciendo propio su rol paterno, incluso con el temor de que su relación amorosa con Pulgar pudiera llegar a su fin: “Tenía miedo de que si la relación con la mamá iba a terminar, eso me alejara o me quitara derechos sobre la ‘Mathi’”; o sea, “tenía inseguridades, porque no era lo mismo que un hijo biológico: si la relación acababa, quizás no podría volver a verla”, explicó.
Ya con Mathilda en sus 16 años, cerca de terminar su etapa escolar, “al principio trataba de ser amigo, pero me di cuenta de que no era el mejor camino”, planteó ya desde su rol paterno. “Ahora en la adolescencia me tocó ser más su papá, estar presente y acompañarla”, así que “trato de darme tiempo e instancias para estar con ella”.
“Yo la quiero mucho y me gusta pensar que ella también me ama”, remató.

¿Una segunda criatura?
Sobre la chance de tener un hijo biológico con Ana, Slimming sinceró: “Lo hemos conversado harto, pero siempre estamos entre el sí y el no”.
“Por un lado, sentimos que una guagua ahora sería truncar la vida que tenemos, con viajes y proyectos”, planteó. “Por otro, nos da miedo que la ‘Mathi’ sienta que queda desplazada”, a lo que se suma que “hay temas de salud de Ana y míos que lo hacen más difícil”, añadió. “Pero siempre están las ganas”, aseguró.
Dicho eso, Slimming transparentó la siguiente situación: “Cuando le pedí matrimonio a Ana, la ‘Mathi’ se puso a llorar. Tenía miedo de que yo tuviera otro hijo y la dejara de lado. Me hizo prometer que no tendría más, y yo le dije: mientras seas niña, no lo haré. Y aunque ahora tiene 16, sigue siendo ‘mi niña’ en muchas cosas”.
En cuanto al rol de su esposa, el comediante declaró que “Ana es perfecta, brillante”, ya que “de verdad admiro lo inteligente que es y no sabes lo agradecido que estoy de tenerla en mi vida”.
“Ella no solo me ayuda a crecer, también es muy buena persona, es mi brújula moral”, cerró con admiración: “Si Ana hace algo, yo sé que está bien”.
Imperdibles
Lo último
00:32
00:01
01:51
23:29
23:22
Lo más leído
2.
3.
4.

















