La última teleserie de Josefina Fiebelkorn había sido Edificio Corona (Mega), emitida durante el primer semestre del 2021, trama en que tuvo un rol más bien antagónico, siendo la parte no correspondida en el triángulo amoroso protagonizado por Nicolás Oyarzún y María Gracia Omegna.

De hecho, en su regreso a los melodramas, Fiebelkorn se reencontrará con Oyarzún, aunque esta vez la historia de su personaje, la enamoradiza Laura Ruiz-Tagle (hija de Álvaro Rudolphy y Paola Volpato en la ficción), al parecer tendrá un destino más feliz para ella en Aguas de oro:

—No puedo decir si seré la pareja —dijo entre risas en alusión a su personaje y a “Miguel Ángel Young”, el de Oyarzún—... Se podría decir que sí... O sea, yo me enamoro de él... De ahí, no sé. Él llega soltero (al pueblo).

Sobre su regreso a las teleseries de la mano de esta vespertina que se emite desde el 30 de julio, “tuve una reunión en Mega, pero por otra cosa; y de ahí me di una vuelta”. Ya en las inmediaciones de Av. Vicuña Mackenna, fue a saludar a Daniela Demicheli, productora del Área Dramática del canal, porque “la última teleserie que grabé fue con ella, y tenemos muy buena onda”, detalla a La Cuarta.

En aquel breve encuentro, se encontró con la directiva ejecutiva, Quena Rencoret, quien la saludó y le preguntó:

—Oye,¿estai con disponibilidad?

“Igual después me llamaron, nos vimos y después se hace todo lo que viene posterior”, contó sobre que se dio hace unos tres meses para su retorno: “Y listo, concluye. “Así fue”.

Por qué salió de la tele

Sobre su alejamiento de las teleseries, Fiebelkorn había explicado en mayo del 2024 en conversación con La Firme del diario pop: ”Tiene que ver con que tuve mi guagua”, planteó por aquel entonces en alusión a Borja, a su retoño en común Jorge Arecheta, de ya casi cuatro años

“Y este último tiempo la cosa no está tan fácil, hay un canal; los elencos que están contratados tienen prioridad”, comentó además en esos días. “He decidido darle durante uno o dos años la prioridad (a la maternidad)”.

“Tampoco he salido tanto a buscarlo, y quizás debería”, admitió sobre lo televisivo. “Por otro lado, estoy bien en el lugar que estoy. Si se abre la posibilidad, buenísimo, bacán. Pero no es una decisión que siento que he tomado yo; tiene que ver más con el contexto y con que quizás no sean se han abierto tanto las posibilidades para actores que no contratados. No se lo quiero atribuir a nada más”, analizó.

Ahora, en nuevo diálogo casi un año después, la intérprete aclara: “O sea, no me alejé de las teleseries por la maternidad”, sino más bien “fue como que yo quedé embarazada en una teleserie (Edificio Corona) y ahí no hice más teleseries”.

En todo ese periodo, evidentemente Fiebelkorn tenía “una guagua recién nacida, que es mucho más demandante”, comenta. En cambio, “siento ahora que tengo un poquito más de tiempo para mí”, contó. “Siento que en ese momento habría sido muy difícil hacer un musical y una teleserie”, en alusión también a sus pegas fuera de la TV, las cuales incluyen el canto y baile. “O sea, se puede hacer, ¿pero hacerlo y disfrutarlo? Ahora siento que puedo disfrutar lo que estoy haciendo”, sinceró.

“Y en ese minuto, me me traté de concentrar, y no fui a buscar más trabajo porque necesitaba concentrarme en que sobreviva la guagua”, explicó entre risas.

—Pude disfrutar la maternidad —añade—. Siento que estuve harto para mi guagua.

El regreso a los melodramas

Sobre su regreso, la actriz asegura que “ahora estoy contenta; me parece la raja, volver a encontrarme con mucha gente, sobre todo gente del equipo técnico de TVN, gente que no veía hace mucho tiempo, pero con la que compartía hartas horas”, considerando que entre el 2014 y 2017 participó en melodramas del canal público, donde fue su debut en la tele. “Eso ha sido bacán”, expresó.

Sobre sus compañeros de elenco, la intérprete destacó que “al Nico (Oyarzún) no lo veía hace tiempo, y creo que es mi más amigo acá”. También dice tener buena onda con Paola Volpato, su madre en esta historia, y Fernanda Salazar, pero ella finalmente se bajó de la producción por razones personales.

En cuanto a su faceta materna, Fiebelkorn cuenta que su hijo lo acompaña eventualmente al teatro, pero no a grabar teleseries, “porque es mucho más exigente, y además en la tele se requiere mucho silencio”, por lo tanto, “obviamente si estoy grabando y grita o cualquier cosa, estaré más nerviosa”, admitió. “Y lo llevo al teatro cuando la obra ya estrenó, no para el estreno ni los ensayos”, sino “cuando ya estoy tranquilo, y sé que me puedo relajar”.

Recientemente fue parte de La gran noche del rock, en el Teatro Nescafé, y un par de funciones del musical Footloose en Chillán. Pronto, además, participaré en montajes musicales de Cecilia y Chayanne. “Este segundo semestre tenía harto teatro, así que voy a tener que saber nomás compatibilizar esto con lo otro”, dice. “Pero hasta el momento lo he logrado con lo más difícil, que fue el Footloose, que era de miércoles a domingo”.

En estos años, en más de una ocasión, sobre todo cuando empezó a salir en la pantalla de TVN, la actriz admitió que le complicó la exposición mediática y el ser reconocida con la gente en la calle, fenómeno que suele volverse más intenso cuando se está emitiendo una teleserie como ahora es el caso de Aguas de oro:

—Ay, sí, volver a reencontrarse con ese universo —admitió—. No me gusta tanto. Me encanta mantener mi vida lo más privada posible, mi tiempo y mis actividades. Me gusta más pasar piola.

“Hay que volver a reencantarse de ese contacto con el público de manera más permanente, y encontrar alguna manera sana de dialogar con eso”, sinceró quien además viene saliendo de un quiebre con Jorge Arecheta, tema al que sólo se ha referido escuetamente en dos ocasiones a través de sus redes sociales para aclarar o desmentir rumores.

Envejecer y retoques estéticos

Aguas de oro sucede en el pueblo ficticio de El Álamo, emplazado en las montañas de la Región del Maule, a pesar de que las grabaciones son en las inmediaciones de una casona en Colina. La premisa en torno a la cual giran los amores y conflictos de esta comedia es que en este poblado descubren unos pozones termales que rejuvenecen a quienes se animen a meterse. Frente a este hallazgo, el alcalde, Carlos Ruiz-Tagle (Rudolphy) decide volverlo un negocio. Pero el arribo de una lejana pariente, Karla (Carolina Arregui), con su familia tensiona sus planes.

En cualquier caso, aunque esa con un humor, esta teleserie aborda el tópico del envejecimiento. Al respecto, Fiebelkorn dice que su personaje no tiene tanto rollo con ese inevitable la vida; aunque en lo que a ella respecta en la vida real:

—Siempre me he preocupado de cuidarme más que de no envejecer —reflexiona—. Si sé que estoy haciendo algo de manera excesiva, tengo que controlarlo y bajarlo, o cuando dejo de alimentarme bien o de dormir suficiente. Me preocupo más de eso que de no envejecer.

La intérprete dice que “Laura” no se encuentra “tan enferma” con el drama del paso de los años, por lo que su postura es más bien: “Ay, pero envejecer es lo más natural del mundo, todos tenemos que envejecer”; aunque admite que a veces duda: “Ay, mis patitas me gallo, ¿se me estarás notando?”.

Esa “creo que es la inseguridad que genera el sistema, sobre todo en las mujeres”, analiza Fiebelkorn a sus 36 años. “Se siente esa presión”, admite. “Sería muy patudo de mi parte decirte que no, porque estamos encima trabajando en la televisión, que es un lugar donde eso importa quizás más que en otros lugares”, analiza.

Sobre la chance eventual de ponerse bótox, la actriz se pone el parche antes de la herida: “No reniego de nada”, advierte. De hecho, “en algún minuto alguien me dijo: ‘podrías ponerte vitamina C para iluminar la cara, un micropeeling o tanta cosa que sale ahora”.

“Nunca puedo hacerlas”, comenta sobre las intervenciones estéticas, “porque no tengo tiempo y esas cosas significan tener la cara recuperándose como dos o tres días. Y no puedo. Pero me encantaría igual”.

Eso sí, “no sé si me metería cuchillo, todavía…”, plantea sobre una posible cirugía del algún tipo.

—Pero es que uno nunca puede decir nunca... o sea, por lo menos eso pienso yo —manifiesta—. Si es que en algún minuto uno siente que lo necesita, uno puede el libre hacer lo que quiera. Si eso te ayuda a sentirte bien a ti misma...