Por Guido Macari MarimónNicolás Oyarzún reveló drástico cambio que hizo en su vida: recurrió a psiquiatra y “estoy tomando un remedio”
El actor se sinceró sobre un vicio que ha logrado dejar atrás y contó uno de los “gatillantes”.

Nicolás Oyarzún se sinceró sobre su presente ya adentrándose en “la crisis de los 40″, según dijo, y algunos de los cambios importantes que ha hecho en su vida.
En entrevista para Más que titulares, conducido por Javiera Quiroga, el actor analizó su relación con la drogas y que, por ejemplo, tuvo un pololeo de ocho años que lo alejó del alcohol, hasta los 24 años, que empezó a tomar piscola.
También, el ex-Isla Paraíso comentó que “es más difícil dejar de tomar que de fumar, porque fumar es un poco más antiguo”.
Luego, el intérprete reveló que “yo dejé de fumar hace dos meses, he fumado toda mi vida, y ya no fumo”.
“Lo logré”, declaró, optimista, y reveló que uno de los “gatillantes” para su decisión fue un ACV que sufrió recientemente su padre a causa del cigarro.
Eso sí, él advirtió: “Lo había dejado un año y medio, y después volví con todo, durante mucho tiempo, y ahora lo dejé, con ayuda”.
El gran cambio de Oyarzún
De hecho, el ex-Generación 98 mencionó que aquel auxilio implicó trabajar con un psiquiatra, y además “estoy tomando un remedio”, pero “no quiero dar el nombre porque sino los que fuman se lo van a tomar” sin el seguimiento de un especialista.
“Me fue efectivo”, declaró sobre el tratamiento, y entregó algunos detalles de este, que implica tomar el medicamento durante seis meses, y aumentando y bajando las dosis en determinados periodos.
“También el vicio te dice ‘ya está’, no tomes más la pastilla, y te va ya pillar volando bajo”, admitió.
“Yo fumé mucho, mucho”, sinceró. “El cigarro, conmigo viviendo solo, era una suerte de compañía; ahora se me olvida que fumaba”, por lo que todo ha sido “rápido”, según describió sobre su relación con la nicotina particularmente.

“La relación que tenía yo con el cigarro no tenía que ver con lo social”, reflexionó, y recordó que “yo me podía fumar dos cajetillas en un día entero”, ya fuera solo en una situación social. “Logré entender que el cigarro nunca me gustó, sino que logró meterse en mi cabeza y convencerme de que era rico”.
Por último, Oyarzún entregó un consejo: “Si recaes, fúmate uno, pero el segundo no lo permitas”, aunque aclaró que no hay que hacer “trampa” y andar fumándose uno “todos los días”; además sugirió “dejarlo porque uno quiere, no porque le está fallando al resto” y “a ti es el que te tiene que importar”.
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