¿Sabes? Ya nada es importante: a 25 años de la noche que Marcelo Barticciotto enfrentó al Monstruo

El debut del Barti en el Festival de festivales.
El debut del Barti en el Festival de festivales.

Ídolo inmaculado de la afición alba, el delantero argentino cambió una sola jornada el área rival, su escenario predilecto, por la Quinta Vergara. Esta es la historia del Marcelo Barticciotto cantante, quien se animó a acompañar a su amigo Keko Yunge en la jornada inicial de Viña 1999 y, sin quererlo, articuló uno de los grandes momentos de la cultura pop nacional.

La leyenda de Marcelo Pablo Barticciotto Cicaré en Colo Colo se remonta incluso a antes de aterrizar en Chile y estampar su rúbrica en el cuadro albo. Jorge Luis Ghiso —exdelantero argentino antes figura de Universidad de Chile y Everton, y por entonces promotor de jóvenes talentos— apostó por él en los albores de su desarrollo y le sugirió cruzar la cordillera, probar suerte aquí. Quiso tenderle una mano y lo recomendó al elenco viñamarino, primero, y a la “U” después. Excompañero de Manuel Pellegrini en los azules, le habló al DT de las cualidades que percibía en ese flaquito de 21 años con peinado ceratiano. Pero ambos clubes le respondieron de manera precipitada: te lo agradezco, pero no, buscamos en otras posiciones, o algo por el estilo. En efecto, la directiva universitaria priorizó el arribo de un compañero suyo en Huracán, el arquero Héctor Georgetti, de modo que Barticciotto quedó en modo de espera, casi desahuciado de estos pastos.

Para entender el curso que tomarían las cosas y sus consecuencias, es necesario tener en cuenta la venta de Hugo Rubio al Bologna. Sin ese movimiento, Colo Colo no hubiera entrado en escena. Pero con una vacante en el ataque, Arturo Salah, entrenador de los albos y otro excompañero de Ghiso en el archirrival, se allanó a escuchar lo que pudiera decir del tal Barticciotto. La firma ocurrió una tarde de agosto de 1988 y, a partir de entonces, comenzó a fraguarse la historia de amor que todos manejamos a día de hoy. (La Copa Libertadores, siete torneos nacionales, cuatro Copas Chile, el gol triste y un puñado más al equipo de la vereda contraria que pasó de él).

El histórico tanto de Barticciotto a Boca Juniors. Comenzaba el amorío.
El histórico tanto de Barticciotto a Boca Juniors. Comenzaba el amorío.

Pero en el ínterin de su segunda etapa en Macul, en 1999, ya diagnosticado ídolo, 7 del pueblo, veterano de guerra contrastado en todo tipo de canchas, quedaba todavía por descubrir una capa subterránea, acaso invisible del delantero, necesaria para efectos de este artículo.

Sin dejar de lado los entrenamientos, con el desafío por delante de revalidar el título, Barticciotto pidió permiso para tirar paredes en otro escenario. Le hizo saber a su técnico, Nelsinho Baptista, que lo requerían en otro reducto.

Poco tiempo antes, el argentino había atendido la llamada de un amigo, el cantautor Keko Yunge, y prestó su voz para la canción “Ya nada es importante”, del disco Vuelta alto. Ahora, a unas semanas de presentarse en el Festival de Viña del Mar, el músico lo había contactado para convencerlo de encarar juntos al Monstruo. “¿Hay alguna posibilidad de que vayas a cantar el tema?”, lo buscó Yunge. “El sello me está diciendo y la gente de la organización”.

“Cantalo vos”, se descartó enseguida Barticciotto, pero la insistencia del artista fue tal, que sin pensárselo demasiado, en definitiva aceptó. Cuando faltaba una o dos semanas, sin embargo, “los nervios empezaron como una bolita de nieve”, “¿Para qué habré dicho que sí?”, se preguntaba a medida que se acercaba el día.

“Me quería escapar, empiezan las dudas”, sinceró después en una entrevista con Vivedeportes. “Un amigo mío me dice: mirá si te silban, porque va a haber gente de Colo Colo, pero también gente de otros equipos”.

El Barti vistiendo "la 7 del pueblo".
El Barti vistiendo "la 7 del pueblo".

De todos modos, con la palabra empeñada, el miércoles 10 de febrero, jornada inaugural del certamen, Marcelo Barticciotto llegó una hora antes de la presentación al camarín preparado para Keko Yunge y se instaló allí, a la espera de escuchar los primeros acordes de la canción, para entrar y tomarlos a todos por sorpresa. Ése era el plan que tramaron.

“Nooo, en dónde me metí”, se recriminaba mientras tanto el delantero de Colo Colo en ese espacio íntimo. “Encima era en vivo, y en vivo es complicado para los tipos que cantan hace años y todo…, imagínate para uno”.

Sus miedos pasaban mayormente por olvidarse de la letra o no performar en el momento adecuado.

Pero a fin de cuentas, cuando Yunge pronunció la frase “Sin ti me falta el aire”, Barticciotto supo que había llegado la hora y avanzó firme, aun sin apenas poder escuchar la guitarra por el griterío del público o mirar al supuesto Monstruo por las luces que asediaban el escenario. Mientras lo acompañaban desde las gradas sus amigos Marcelo Espina y Claudio Arbiza, y otros ilustres como Nicolás Massú, él, todavía pelilargo, de riguroso negro y sandalias, se las arregló para tomar asiento, cantar su verso y sacar la tarea adelante “con unos nervios que ni te explico”. “Pero después”, aclaró, “la sensación fue espectacular”.

El Barti volvió a lo suyo cuanto antes: dos semanas más tarde se reestrenó con el “Cacique” en el campeonato local y el primer fin de semana de marzo, segunda fecha, le marcó a la “U” en el Superclásico. En la tienda alba permaneció hasta el 2002, temporada en la que se consagró mito del club y se despidió campeón en la quiebra. De su veta artística, en cambio, no se supo mucho más. Una aparición en Viva el lunes y otra en el programa No te olvides de la canción (2012), en la que jugueteó con la idea de publicar un disco. Pero nada de eso ocurrió. De ahí que su paso por la Ciudad Jardín sea percibido acaso pieza clave de la cultura pop criolla.

A propósito, a la gente que se burlaba de su interpretación, naturalmente Barticciotto se tomaba un tiempo para responderles. Como ejemplo, en la charla con Gustavo Huerta, Ignacio Valenzuela y Juvenal Olmos, medio en broma medio en serio, pidió subir el volumen al escuchar su fragmento: “¿Me pueden escuchar cómo canto? Porque acá me critican mucho”.

Y concluyó con una sonrisa: “Los hueones critican… no canto mal. Y la canción es linda, hueón”.

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