La periodista confesó que “estoy tomando todas las precauciones posibles, con terapias, para reconciliarme con la Cami natural”.
Camila Campos, más conocida como Camilísima, reveló que recientemente se sometió a un procedimiento estético para retirarse el ácido hialurónico de los labios, para reconciliarse con la “Cami natural”.
En una conversación con LUN, la periodista e influencer contó que incluso llegó a editar sus fotografías para disminuir el tamaño de sus labios, por lo que se sometió a cinco sesiones con hialuronidasa, un proceso que elimina el ácido hialurónico.
“Poco a poco fueron desinflamándose y nadie notaba qué era. Me decían que algo me había hecho en la cara. Pensaban que me había operado la nariz, que era el corte de pelo. Así que decidí contarlo”, explicó.
Según relató, la primera vez que se inyectó ácido hialurónico en los labios fue en 2018, procedimiento que repitió en 2021. “Esperé a que se achicaran, pero nunca pasó”, contó.
“Mis labios estaban deformes y lo sabía. Tengo dismorfia corporal y lo supe haciendo terapia. Si algo me molesta. lo cambio y lo embarro”, expresó. “Hay un tema con toda la estética. Es la primera vez que hablo de esto, de lo difícil que ha sido el no aceptarse, el que uno siempre puede estar mejor, el cambiarse ciertas cosas”, añadió.
En ese sentido, precisó que “igual estoy tomando todas las precauciones posibles, con terapias, para reconciliarme con la Cami natural, por eso me quité los labios, es parte del proceso. Estoy tratándome”.
Al ser consultada sobre si le gustaba cómo se veía, Camila confesó que “no, personalmente no me gustó el resultado final. Sabía que me había ido al chancho. Lo comentaba mi entorno, la pareja que tenía en ese tiempo”.
“Mis amigos me sugirieron que parara. Yo sabía que estaban gigantes y que no eran armónicos, pero no tenía plata en ese momento de mi vida para sacármelos”, detalló.
A finales de febrero de este año comenzó con el proceso para retirar el ácido hialurónico de sus labios. “Era tanto lo que me había inyectado y que no se diluía, que me empezó a aparecer el bigote de pato. Tenía una trompa arriba y abajo”, contó.
Finalmente, Camilísima reconoció que el procedimiento “es súper doloroso. Duele más sacarse que ponerme. Duele tres veces más. El pinchazo no duele, lo que duele es el líquido. Es como fuego, un ardor gigante. Se hincha, pero yo soy súper buen paciente”.
