El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una acción ejecutiva para retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, repitiendo la medida que tomó durante su primer mandato.

El Acuerdo de París es un pacto internacional diseñado para combatir el cambio climático, con casi 200 países comprometiéndose a limitar el calentamiento global por debajo de 2 °C, y, en lo posible, a menos de 1.5 °C. Además, cada nación elabora su propio plan para cumplir con estos objetivos, por lo que no es un tratado que fuerza un vínculo legal entre los país, pues solo impulsa la cooperación global.

Sin embargo, Estados Unidos es el segundo país más contaminante del mundo, por lo que la medida de Trump solo refuerza esa condición en un escenario en donde la temperatura global en 2024 aumentó, por primera vez en un año calendario, en más de 1.5 °C por sobre los niveles que existían antes de la época pre-industrial.

De acuerdo a un informe independiente, sus emisiones de gases de efecto invernadero solo se redujeron en un 0.2% durante 2024, muy por debajo de los objetivos climáticos.

En todo ese escenario, Trump ya anunció una “emergencia energética nacional” en Estados Unidos, por lo que busca impulsar la producción de petroleo y gas. Obviamente, aún pese a las consecuencias contaminantes que aquello implica.