Con 133 cardenales reunidos en la Capilla Sixtina, la Iglesia Católica inició el proceso para definir a su nuevo líder.
Tras la muerte del Papa Francisco durante abril pasado, finalmente comenzó en el Vaticano el proceso para elegir a su sucesor. Se trata del proceso conocido como el Cónclave papal.
Dicha cita reúne a 133 cardenales en un procedimiento tradicional, cerrado y altamente simbólico, que mantiene en vilo a millones de fieles en todo el mundo.
La expectativa es alta, ya que la Iglesia enfrenta tensiones internas entre sectores conservadores y progresistas, además de lidiar aún con las secuelas de los escándalos de los últimos años.
A esto se suman los desafíos globales, como los conflictos armados y la crisis migratoria, que también exigen una voz papal clara y unificada.
Además, el escenario actual es inédito: muchos de los cardenales designados por Francisco se encuentran cara a cara por primera vez, lo que añade incertidumbre al proceso.
Pero dos nombres ya suenan con fuerza entre los posibles sucesores: el cardenal Pietro Parolin (Italia), figura clave del Vaticano en los últimos años, y el cardenal Luis Antonio Tagle (Filipinas), quien podría convertirse en el primer papa asiático.

Cómo funciona el cónclave:
En la primera jornada, todo comenzó con una misa matutina, tras la cual los cardenales entraron en procesión solemne a la Capilla Sixtina.
Desde ese momento quedaron completamente aislados: sin teléfonos, internet ni contacto con el exterior. Todos juraron secreto absoluto.
En ese contexto, cada día se realizan hasta cuatro votaciones (dos en la mañana y dos en la tarde).
Tras cada par de votaciones, se queman las papeletas. El humo que sale de la chimenea indica el resultado: negro si no hay papa, blanco si hay elección.
En la primera jornada hubo humo negro. Todo continuará en el segundo día, este jueves 8 de mayo.
La decisión de los cardenales llegará a su fin cuando el proceso llegue a una mayoría de dos tercios.
Lo otro importante es que no hay límite de tiempo: el proceso sigue hasta alcanzar un consenso.
Sin embargo, los últimos dos cónclaves se resolvieron en menos de 48 horas.