
Enfermito, pero libre festejará mañana su 80 cumpleaños el british Ronald Biggs, el legendario pillo, que el 8 de agosto de 1963 perpetró el robo al tren postal en Glasgow, Escocia.
El hombre no puede comer solo ni moverse, motivo por el cual el ministro de Justicia inglés, Jack Straw, decidió indultarlo, tras rechazar el 1 de julio su libertad anticipada.
Desde comienzos del mes pasado, Biggs fue hospitalizado dos veces. Actualmente sufre una "neumonía grave", por la cual fue trasladado hace 10 días desde la prisión Norwich al hospital.
Prácticamente nada recuerda ya al legendario ladrón. En una fotografía que data de hace algunas semanas, se ve sólo a un hombre viejo y enfermo. "Los médicos dicen que no hay más esperanzas", dijo recientemente su hijo Michael.
Todo comenzó en su cumpleaños hace 46 años: Ese día, Ronnie Biggs, junto con otros 14 hombres, asaltó el tren postal real que iba de Glasgow a Londres.
La banda aturdió al guardia y huyó con más de 2,6 millones de libras esterlinas, una cifra que actualizada ascendería a 47 millones de euros (unos 67 millones de dólares).
Los ladrones fueron capturados rápidamente y encarcelados. Biggs fue condenado a 30 años de prisión.
Sin embargo, las paredes de la cárcel de Wandsworth no pudieron retenerlo durante mucho tiempo. Tras 15 meses en prisión, Biggs logró huir con una escala de cuerdas, ingresó por un agujero a un camión e inició una huida a través del mundo, por la cual buscaba alcanzar un estatus de culto a lo largo de las décadas. Biggs se convirtió en el ladrón más buscado del Reino Unido.
Biggs se sometió a una cirugía estética para cambiar su cara y una y otra vez logró escapar a último momento de sus perseguidores.
En 1974 casi fue detenido por la policía británica en Río de Janeiro. Pero la novia brasileña de Biggs, de 19 años, estaba embarazada, y, como futuro padre, era imposible la extradición según la ley brasileña.
Sin embargo, Biggs no pudo gozar de su libertad. "Aun en Brasil era prisionero de mis actos", dijo una vez.
Finalmente, Biggs se entregó de forma voluntaria. Gravemente enfermo, regresó en 2001 a su país natal. "Mi último deseo es ir a un pub inglés y tomar una pinta de cerveza", indicó. Sin embargo, no logró concretar su sueño. Cuando pisó suelo británico fue directamente a la cárcel.
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