Los sueños por parecerse a quien más admiraba y una serie de eventos desafortunados llevaron al pitufín Corey Oakes (3) a morir ahorcado con una corbata, mientras saltaba en una cama elástica y jugaba a ser "el papá".

La tragedia se desató en el hogar del menor, en Birmingham, Inglaterra, justo cuando su mamá lo dejó solo para buscar unos elementos al interior de la casa.

Según Amanda Oakes, su angelito despertó y agarró la corbata que su padrastro había dejado en el sillón. Durante la mañana ayudó en el aseo y el orden, tal como si fuera el "papi".

"Soy Stuart", gritaba, mientras tomaba revistas y diarios.

Cerca del mediodía, Amanda fue a calentar la comida, momento que el niño aprovechó para subirse a la cama elástica y saltar un rato.

Pero la mala fortuna terminó de sopetón un día feliz. En un salto, Corey enganchó la punta de la corbata con un fierro y quedó suspendido en el aire.

"Cuando lo vi corrí a buscar unas tijeras y corté la corbata para liberarlo. Hizo un ruido nasal y tenía burbujas alrededor de la boca y sangre en un lado de la nariz", recordó la atribulada madre.

El chiquitito fue llevado de urgencia al hospital de Birmingham, pero no superó el trauma. La causa de muerte fue asfixia por comprensión de cuello.

Los médicos forenses que analizaron la corbata indicaron que las telas por lo general están hechas para romperse al recibir un tirón de fuerza, pero ésta venía de un país asiático y era sintética, por lo que las fibras eran más duras.

Al ver las evidencias, la jueza Sarah Elaine libró de responsabilidades a la madre e indicó que los hechos fueron un "lamentable accidente".