Por Paulo QuinterosCometa interestelar 3I/ATLAS: un visitante cósmico descubierto en Chile que desconcierta a los astrónomos
El tercer objeto interestelar detectado en nuestro sistema solar presenta un comportamiento inusual, con una extraña “anticola” orientada hacia el Sol y cambios que podrían revelar secretos sobre los materiales primitivos del universo.

El cometa 3I/ATLAS, descubierto el 1 de julio de 2025 por el Sistema de Alerta de Impactos Terrestres de Asteroides (ATLAS) en Chile, se ha convertido en un enigma para la comunidad científica.
Con un tamaño estimado entre 5 y 11 kilómetros, es el visitante interestelar - es decir, que viene desde fuera del Sistema Solar - más grande registrado hasta ahora.
Desde su detección, telescopios de todo el mundo han seguido su trayectoria con atención. A diferencia de sus predecesores, 1I/‘Oumuamua y 2I/Borisov, 3I/ATLAS exhibió una estructura nunca antes observada con tal claridad: una cola orientada hacia el Sol.
Normalmente, las colas de los cometas apuntan en dirección opuesta a nuestra estrella, impulsadas por el viento solar. Pero entre julio y agosto, 3I/ATLAS mostró una prolongación luminosa que desafía esa lógica, una “anticola” visible incluso desde Marte, donde el róver Perseverance habría captado su trazo brillante.
Pero pese a la sorpresa del fenómeno, astrónomos plantean en todo caso que las anticolas no son inéditas: cometas como Kohoutek ya mostraron estructuras similares en 1974.
Y dicho fenómeno también puede explicarse por la inercia de fragmentos grandes que no responden de inmediato al viento solar y se alinean temporalmente hacia el Sol.
Cabe destacar que, en septiembre, 3I/ATLAS experimentó una transformación notable: la “anticola” se desvaneció y dio paso a una cola tradicional. Los astrónomos observaron que el cambio coincidía con una mayor emisión de dióxido de carbono, un gas clave en la actividad cometaria.
Datos del telescopio espacial James Webb respaldan esta hipótesis: los chorros de gas y polvo que salen del núcleo varían en velocidad y tamaño, modificando la forma de la cola.
A medida que el cometa se acerca a su perihelio, el 29 de octubre, los científicos calculan que ya ha perdido unas 2 millones de toneladas de masa, apenas una fracción de su colosal volumen estimado en más de 33 mil millones.
Como en cada fenómeno interestelar, no falta la especulación, pero ningún dato científico avala las creencias más descabelladas que circulan en redes sociales. Pero las imágenes tomadas desde Marte y los próximos registros que se obtendrán en noviembre y diciembre permitirán confirmar su naturaleza como un cometa natural.
Claro que, por ahora, este tercer visitante interestelar sigue ofreciendo más preguntas que respuestas, desafiando las teorías conocidas y recordando que el espacio profundo aún guarda secretos por descubrir.
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