Una nueva definición de obesidad está cambiando lo que creíamos saber sobre el peso y la salud. Aunque alguien luzca delgado, su metabolismo podría estar en riesgo.
Hasta hace poco, la única forma de calcular o medir la obesidad era el Índice de Masa Corporal (IMC), sin embargo, últimamente el paradigma está cambiando. Y es que en enero de este año la Comisión Global sobre Obesidad Clínica publicó un informe en el que propone una nueva definición de obesidad.
Lo importante de esta nueva definición es que amplía el enfoque más allá de elementos visibles como la talla o el peso. Así, se acuñó el término TOFI (thin outside, fat inside), que significa ‘flaco por fuera, gordo por dentro’.
Este término ha sido considerado en el debate impulsado por más de 75 organizaciones médicas internacionales, que han coincidido en la necesidad de redefinir la obesidad considerando nuevos factores.
El peligro oculto de los “flacos por fuera”
“Acá en Miami me toca atender pacientes de 19 años, que son flacos pero presentan el mismo síndrome metabólico que presentaría una persona con obesidad y están cultivando hígados grasos. Esto tiene que ver con que, si bien comen cantidades adecuadas, solo se alimentan con comida chatarra y en su mayoría frita”, comenta Karolina Lama, psicóloga especializada en obesidad y creadora del método Get Over Eat, un fenómeno en Estados Unidos.
Más allá del peso, la distribución de la grasa es clave. “Hoy se sabe que, desde el punto de vista metabólico, es más importante la distribución de las grasas que su cantidad”.
A lo que agrega: “La panza abultada, más común en hombres, se considera un predictor de patologías metabólicas, insulinorresistencia, dislipidemia e hipertensión arterial. En contraposición a la grasa periférica —glúteos, brazos— característica de las mujeres, no está tan asociada a este tipo de patologías”.

Entonces, ¿las personas TOFI están fuera de riesgo? Lama es clara: “En algún momento fueron vistos como que tenían una especie de superpoder que la protegía de enfermar, aun cuando presentara alto porcentaje de grasa. Pero esta mirada médica cambió y es producto de las nuevas dietas que llevamos de ultraprocesados”, explicó Lama.
“Hoy más bien se considera un estado de riesgo, algo así como la calma antes de la tormenta. (…) No hay evidencia que indique que esta condición pueda ser mantenida en el tiempo, sobre todo pasados los 40 años”.