Más allá del mito, hay razones instintivas, nutricionales y emocionales detrás de este hábito en nuestras mascotas.
Es una escena familiar para cualquier persona que convive con un perro: durante un paseo o en el jardín, el animal se detiene, olfatea el césped y comienza a comer pasto con aparente tranquilidad.
Aunque para muchos tutores este comportamiento puede resultar desconcertante o incluso preocupante, lo cierto es que se trata de una conducta bastante habitual entre los perros.
Según explica Lucía Scimone a La Nacion, educadora y adiestradora canina, existen varias razones que podrían explicar por qué los perros comen hierba, y no todas implican un problema de salud.
De hecho, en muchos casos, este comportamiento tiene raíces naturales y no requiere intervención, siempre y cuando no venga acompañado de otros síntomas.
Una de las teorías más aceptadas es la relacionada con posibles deficiencias nutricionales.
Scimone menciona que los perros podrían estar buscando, de forma instintiva, ciertos nutrientes o fibra que no encuentran en su alimentación habitual.
En estos casos, revisar la calidad del alimento que se les entrega y consultar con un veterinario especializado en nutrición canina puede ser un buen primer paso.

Pero no todo se reduce a la dieta. Para algunos especialistas, comer pasto tiene una explicación evolutiva. Los antepasados salvajes de los perros actuales, como los lobos, ocasionalmente ingerían plantas para provocar el vómito o expulsar parásitos intestinales.
Aunque hoy en día los perros domésticos cuentan con una dieta controlada y cuidados veterinarios, estos impulsos ancestrales pueden persistir como una herencia de su comportamiento natural.
Otra razón más simple explicada por la especialista, es que a algunos perros les gusta el sabor o la textura del pasto, especialmente si está fresco.
“Mientras no se trate de una conducta compulsiva ni genere consecuencias negativas en la salud del animal, no hay motivo para alarmarse”, comenta Scimone.
Sin embargo, también es posible que esta conducta esté relacionada con el aburrimiento o el estrés.
Si el perro no recibe suficiente estimulación física o mental, puede adoptar comportamientos como comer hierba como una forma de distraerse o liberar ansiedad. En estos casos, es importante enriquecer su rutina diaria con paseos más largos, juegos interactivos o actividades de olfato que mantengan su mente ocupada.
Ahora bien, si el perro comienza a comer pasto de forma excesiva o inmediatamente después vomita, podría ser un signo de malestar gastrointestinal. En esos casos, o si el comportamiento cambia de forma repentina, lo recomendable es acudir al veterinario para una evaluación profesional completa.
Comer pasto es un comportamiento natural en muchos perros y no siempre indica un problema de salud.
Entender el contexto en que se produce, y observar otros cambios en la conducta o bienestar del animal, es clave para saber si requiere atención.
Como siempre, ante cualquier duda, la orientación de un profesional veterinario es la mejor herramienta para cuidar a nuestros peludos.