Ventanita Sentimental

Dieta del caballo

Doctorcito del alma: 

Jefe, sorry que lo moleste con este mail, pero estoy sufriendo la dieta sexual más terrible de la vida.

Resulta que ingresé a una secta que le trabaja a lo espiritual, onda recitar mantras, comer poquito, no hincarle el colmillo a los bisteques y frenar todo deseo carnal.

A duras penas me mantengo con comisiones de volantín sin hilo en el baño, pero echo de menos el olor a hembra en flor, jefe.

Estoy desesperado y para rematarla nos joroba un tonto flaco, de barba y que habla como pura paz. ¿Qué me receta, doc?

Asceta

Santón de cuneta:

Me da pena su caso. Se cacha que es joven y que trata de ser un tipo mejor por la vía de la contemplación, pero erró el camino.

Lo mejor habría sido dejar el pucho, el copete en exceso y las carnes rojas, además de ir a un gimnasio. Eso era todo. 

Pero el alharaco se mete con un proyecto de “Chantares de la Luz”, se pone a dieta extrema y se mata las ganas de merecumbé. Capaz que termine gustándole el anticucho humano con el “Chantares” y se lo sacrifican al estilo trascendental.

No, mijo. Agarre su mochila, chamúllese a la más ricarda de las dietas y se larga de la secta,  mire que puede acabar mal. 

Ah, y si le resulta con la milonga, pónganse altiro a hacer las tareas y olvídese de encumbrar volantín sin hilo y a lo “gran Manolito”.

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