Disfruta, flaquita...

Cuando me casé pesaba casi 95 kilos y medía 1.63. Era gordita. La verdad es que mi marido se había portado un siete al principio, pero después comenzó a engañarme con una vecina. Lo pillé dos veces, de las cuales una estaba con los pantalones abajo y besuquiándole hasta el contre. Sufrí mucho, pero finalmente con el correr de los años lo dejé. Me la hizo con otras mujeres tres veces más. Hace seis meses me hice una operación gástrica para bajar los kilos y ahora estoy en 59. Parezco una Yayita, me siento bien y ahora me tiran los corridos en la calle. Me siento feliz y, de hecho, reaparecí en la cama con un compañero de pega. Me dejó enferma. Es que estaba falta al caldo en todo este tiempo. Pero lo penca es que ahora apareció mi ex y me jura amor, y que volvamos, y que quiere tener hijos. Promete mucho y me ha hecho llorar. No sé si comprarle la pescada. En cambio el hombre de mi trabajo lo veo sincero. Dígame qué hacer.
La Flaca
Mire, mi fideo:
Si su marido no la pescaba, porque se había aburrido de la gorda, que ahora se vaya a lavar el traste donde su abuelita. Es súper simple hacer llorar a una mujer, separarse y después volver a hacerla sufrir. Lo digo, porque conozco muchos casos en donde los hombres se creen machos y se las dan de bacanes rompiendo corazones. Si usted se siente feliz con su nueva figura y cree que el hombre volvió por eso, no lo pesque y siga disfrutando al compañero de pega, que no tiene dramas y la quiere. Más encima, por lo que cuenta, debe tener buena herramienta. Ahora, si la opción es pensar en que realmente su ex marido está arrepentido, también lo mandaría a freír monos. Ya pasó la vieja y dígale que se vaya a encatrar con la vecina, mejor. Frescos hay y habrán en todas partes, y el muerto de su ex que se la trague con ganas nomás. Se acabó la historia para él. Sea feliz mija.
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