Quizás no tenga pito que tocar, pero soy una mujer a la que le corre sangre por las venas y estoy re enfurecida. Soy la amante de un gallo, que ahora sé que es el rey de los chantas.
Doctor Cariño:
Quizás no tenga pito que tocar, pero soy una mujer a la que le corre sangre por las venas y estoy re enfurecida. Soy la amante de un gallo, que ahora sé que es el rey de los chantas. Llevo 5 años sabiendo que soy la sucursal de un jetón con el que tuve un hijo, porque creí en la palabra de que se iba a separar y soñaba con el beso de Disney, que iba a convertirme en princesa. Pero para mi sorpresa, me enteré que el muy desgraciado ahora tiene otra amante y juega a tres bandas.
Sin querer queriendo, el infeliz dejó su celular sobre la mesa mientras se bañaba y ahí me desayuné con los mensajes de una cabra joven, que podría ser su hija, y donde se ponían de acuerdo para ir a un motel a hacerse tira. ¿Qué hago? Tengo pena por mi hijo, que igual tiene de ídolo a su papá.
Mariana
Doña Mané:
Más pena tengo yo de decirle que el mequetrefre al que le entregó el corazón y otros órganos palpitantes se ha estado mofando todo el tiempo en su cara. Si después de cinco años usted es como la pensión Soto del perla, con casa, comida y popotito, es porque el renacuajo le ha estado metiendo harto más que el dedo en la boca.
Media década, mi amiga, es tiempo suficiente para haberse separado, pero en vez de eso el lobo con piel de oveja se prefirió comer a otra Caperucita. Mándelo a cambiar con viento fresco y no se preocupe por su hijo, porque usted, la vida y la ley se encargarán de que al niño no le falte nada.
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