Cuando abrió uno de los dos tarros de jurel marca San José que había comprado ese domingo para cenar, a Claudio Ferrada se le cayó la cara. No cabía en su sorpresa. Allí, entre el jurel “más elegido de Chile”, como lo promociona la empresa, había un objeto parecido a un diente. Pequeño, amarillento, manchado.

Al vecino de Quintero, de buenas a primeras, le costó entender lo que ocurría, pero tan pronto entró en razón, agarró la lata y buscó el contacto para levantar el debido reclamo.

Según contó a The Clinic, en un correo les hizo saber que apareció en su alimento un elemento “extraña procedencia” y agregó, como dato, que podía ser “de cualquier animal”, pero no “de un pez”. Orizon Seafood, filial de Nutrisco, dueña de San José, contestó al rato y solicitó una serie de datos para “determinar la causa raíz del inconveniente”.

Después de enviar los datos solicitados, desde la empresa lo llamaron para disculparse por el mal rato, le ofrecieron ir a retirar el diente y, como compensación, una gift card de apenas $5.000 de descuento para compras en la página lamesadetodos.cl.

La cosa es que, al poco tiempo, Claudio, que en un principio había aceptado, cambió de opinión:

“El lunes 26 (de mayo) se contactaron conmigo para el retiro, pero ya me nacían muchas dudas”, explicó al Clinic. “De dónde provenía el diente, de qué animal podría ser, ya que tenía mal aspecto. Me dijeron que me avisarían la forma de proceder, pero nunca lo hicieron. El martes 27 llegan a mi domicilio dos personas a retirar el diente, pero no se los entregué, ya que no estuve conforme con el procedimiento de la empresa”.

Ferrada, desde entonces, se convenció de “establecer el origen”. No quiere que esto “quede en nada”, de modo que enviará el diente, por sus propios medios, a un laboratorio. Mientras, publicó la historia en su cuenta de TikTok y presentó un reclamo formal al Sernac.

¿Y qué dicen desde Orizon Seafood? Que no pueden hacer mucho, dado que “lamentablemente, no conseguimos la entrega de la evidencia para verificar su procedencia”.

De todos modos, saben que su respuesta —gift card incluida— no fue la adecuada:

“Nos preocupa que nuestra respuesta no haya sido tan pronta y clara como se espera y de una manera automática enviar una gift card, lo que no correspondía. Frente a esto hemos tomado acciones inmediatas para que nuestro Servicio de Atención al Cliente actúe con mayor prontitud”.

Aquí la declaración completa de la empresa:

“Hemos recibido una queja de un cliente por la supuesta aparición de un objeto en una lata de conserva de nuestros productos. Lamentablemente, no conseguimos la entrega de la evidencia para verificar su procedencia.

El cliente es para nosotros la razón que nos impulsa, y en ese sentido nos preocupa que nuestra respuesta no haya sido tan pronta y clara como se espera y de una manera automática enviar una gift card, lo que no correspondía. Frente a esto hemos tomado acciones inmediatas para que nuestro Servicio de Atención al Cliente actúe con mayor prontitud.

Nuestra compañía es la primera productora de Jurel del mundo elaborando 60 millones de latas anualmente. Es por eso que todos nuestros procesos tienen estándares internacionales certificados. Este tipo de reclamos son aislados, los que se llevan a investigación y se aclaran a la brevedad.

La calidad y la inocuidad alimentaria son un compromiso central de nuestra operación. Las conservas de jurel se elaboran bajo un sistema de gestión sólido Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y el estándar nacional del Programa de Aseguramiento de Calidad (PAC) de Sernapesca. Este modelo se fortalece con certificaciones internacionales reconocidas como BRCGS Food e IFS Food, que garantizan la inocuidad, la calidad y la trazabilidad en todas las fases de elaboración, desde la producción hasta la distribución.

Sernapesca realiza una visita mensual a nuestras plantas y un laboratorio externo cada 15 días toma muestras aleatorias con revisiones de calidad de nuestros productos, entregando sus certificaciones”.