Abran paso al inspector Acosta, el "Hombre Biónico" de la PDI

Antes de sufrir la amputación de su pierna izquierda, el inspector de la Brigada de Homicidios Héctor Acosta (29) era el más destacado mediocampista de la selección de la PDI. Su talento con la redonda lo llevó a formar parte de las cadetes de  Palestino, Audax Italiano y Colo Colo, el club de sus amores. Incluso aperró como profe de gimnasia con varios colegas gorditos.

Pero en la noche del 2 de octubre de 2007  le tocó bailar con la fea. Camino a su casa se topó con su vecino Francisco Muñoz, conocido como "Pancho Malo" entre los barristas de la Garra Blanca.

Justo cuando abría la reja del condominio, desde un auto se bajaron dos enmascarados con pistolones. Tenían la clara intención de matar al barrabrava.

"Lo único que atiné fue proteger a la víctima. Lo empujé y desenfundé el arma de servicio. Hubo más de 20 disparos", recuerda.

En el enfrentamiento quedó herido en su pie izquierdo. Jamás pudo recuperarse, pese a los injertos y tres operaciones.

El 5 de septiembre del año pasado los doctores realizaron el corte definitivo a su pierna, a 15 centímetros por debajo de la rodilla.

NUCLEAR

Pero lo que hubiera sido el final de la carrera para cualquier policía y deportista, fue el comienzo en la lucha de Héctor. Se negó a retirarse de la PDI y demostró que aun sin su pierna podía entregarse de lleno a su vocación.

Hace un año labura con una prótesis de titanio, que regula la presión del aire, le permite correr, hacer deportes y hasta conducir. Es tan bacán, que ni siquiera cojea.

Hoy brilla en la Unidad de Prófugos de la Justicia de la Jefatura Nacional de Homicidios. Sus colegas lo llaman con cariño "Hombre Biónico". "Sigo investigando a fondo y salgo a terreno tanto como antes", cuenta.

Lo único que faltaba era demostrar que con el balón seguía siendo el Maradona de siempre. "Estoy jugando de a poco. Lo hago con amigos, pero pronto recuperaré mi nivel. En el gimnasio me ejercito como cualquiera", dice.

- Ni se le nota la amputación.

- Es que jamás me he sentido incompleto. La discapacidad no está en el cuerpo, sino en la cabeza. Con voluntad nada es imposible y esto no me la va a ganar.

Claudio Sanz S.

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