Conoce quiénes fueron los asesinos seriales más retorcidos de Chile

Ya sea por el ensañamiento que tuvieron con sus víctimas o la dificultad para dar con su paradero, varios han sido los asesinos en serie que remecieron la crónica roja chilena.

Con una imborrable estela de sangre a su paso, la historia que protagonizaron estos macabros criminales podría tener su propia adaptación televisiva. De hecho, varias fueron llevadas a la gran pantalla.

Algunos de estos psicópatas destacaron por su fría metodología y dar origen a algunas leyendas urbanas, como el Viejo del Saco.

Roberto Martínez Vásquez: "El Tila" o "El Sicópata de la Dehesa"

Fue apresado en julio del año 2002, luego de ser acusado del asesinato de Maciel Zúñiga, de 15 años, cuyo cadáver fue mutilado e incinerado en un tambor en las cercanías de un vía ferroviaria, ubicada en la comuna de Pedro Aguirre Cerda.

Tras su detención, admitió haber sido el autor del crimen de la adolescente, a quien asesinó para luego descuartizar su cuerpo, devorar parte de sus entrañas y quemar el cádaver.

También confesó ser el autor de tres robos con violación que afectaron a propietarios de departamentos -siempre ubicados en el segundo piso- de distintos sectores de la capital.

El primero de estos asaltos lo realizó el 6 de agosto de 2001, atacando a un matrimonio en un departamento de Vitacura y ultrajar a la dueña de casa.

En mayo del 2002 atacó con idéntico patrón de violencia a una pareja en la calle Rosal de Santiago Centro. Finalmente, los primeros días de junio de ese año, robó a una familia de La Dehesa, violando a la dueña de casa y a su hija.

El 14 de diciembre del año pasado, "El Tila" se suicidó tras ahorcarse al interior de su celda del módulo Alfa en el Penal de Colina. La dramática historia de Roberto Martínez Vásquez fue llevada al cine y debutó en el festival Sanfic.

Francisco Varela Pérez: "El Viejo del Saco"

Es quizás uno de los más misteriosos criminales que ha conocido Chile. Nada se supo de él hasta el hallazgo de los restos de un niño que apareció estrangulado y violado en un sitio eriazo de ese sector de Santiago, en 1954.

El cuerpo correspondía a un menor que vivía en la calle, identificado como Luis Vergara Garrido, de tan sólo seis años. Tras este ataque, el anciano de 52 años, nacido en Hierro Viejo, Coquimbo, fue atrapado por la policía al ser reconocido por un joven de 16 años que lo denunció por haber intentado violarlo. Este criminal habría originado la historia del mítico viejo del saco.

Era un vagabundo harapiento y alcohólico que merodeaba por las calles de Carrascal, tenía su mano derecha mutilada, por lo cual siempre estrangulaba a sus víctimas con la izquierda.

Al confesar la autoría de sus delitos ante los funcionarios de Investigaciones, Varela Pérez afirmó haber cometido entre uno y dos ataques sexuales al mes, justificando la "pequeña cifra" con su "vejez".

Nunca se pudo determinar el número real de sus víctimas, ya que el sujeto peregrinó por varios poblados del país, principalmente alrededor de provincias, y porque en ese tiempo no existían registros rigurosos.

Este caso impactó por la frialdad que tuvo al reconocer la horrenda violación del niño, sus otros ataques sexuales y homicidios, explicando a los policías: "el vino me excita".  El sujeto fue condenado a la pena capital, la que se llevó a cabo luego de dos años.

Juan Domingo Salvo: El Chacal de Alcohuaz

Era un personaje conocido en el Vale de Elqui, Cuarta Región, ya que además de dedicarse a la agricultura, era aficionado a la pintura y la poesía. Era reconocido por sus vecinos como una persona tranquila.

Sin embargo, el 25 de noviembre de 1990 terminó con la vida de su vecina y sus tres hijos, a quienes liquidó con un hacha. El hecho se originó a raíz de una fuerte discusión que tuvo con la mujer, a quien fue a exigirle que retirara una denuncia en su contra que lo acusaba de haber intentado violar a uno de los menores de edad.

Pero Salvo no sólo había cometido esos asesinatos: tras la investigación policial se descubrió que en 1975 había sido condenado a 10 años de presido por matar a su padre y a su hermana.

Según lo establecieron las pericias médicas que se le practicaron, el criminal tenía "una personalidad psicopática, antecedentes de anomalías en la esfera sexual y de consumo excesivo de alcohol".

Fue condenado a la pena de muerte, pero en 1993 la sentencia le fue conmutada por presidio perpetuo. Aún se encuentra pagando sus delitos al interior de un recinto penitenciario.

Luis Bribier Lacroix: El Genio del Delito

Nació en Etaples, Francia en 1868 y fue fusilado en marzo de 1907 por orden de la justicia chilena. En total, se le atribuyen diez crímenes que habrían sido llevados a cabo con el fin de robar o vengarse de sus víctimas.

El primer asesinato lo realizó tras cumplir 18 años, época en que mató con un garrote al padre de su novia. Aún estando en Francia, eliminó al mayordomo de una mina, luego de un altercado. Entonces, huyó a América. Su primera parada la hizo en Colombia, país en cambió su nombre por el de Emilio Dubois.

Allí asesinó a un comerciante para robarle. Luego huyó a Bolivia, donde su irresistible tendencia a la sangre cobró la víctima de uno de sus compañeros de trabajo, a quien sustrajo los ahorros reunidos durante dos años para su matrimonio.

Con el fin de evadir cualquier vinculación con el caso, se trasladó a Valparaíso, ciudad en que se acercó a los más altos círculos sociales, fingiendo ser un europeo adinerado y dispuesto a invertir en negocios. Esta careta le permitió seguir en su senda criminal, asesinando a prominentes comerciantes porteños.

El francés siempre se mantuvo lejos de las sospechas de los detectives que investigaron los crímenes que aterrorizaron a Valparaíso pues, además de su buena reputación, poseía la suficiente sangre fría para asistir a los entierros de sus víctimas, enviaba tarjetas de condolencias a sus familiares y se encargaba de despistar a la justicia aportando pistas falsas.

María del Pilar Pérez: La Quintrala

Corría el 4 de noviembre de 2008 cuando Diego Schmidt-Hebbel, estudiante de ingeniería, fue a buscar a su polola a su casa a calle Seminario, en Providencia.

Cuando estaba en la puerta se le acercó un hombre armado que le pegó un tiro y luego le propinó una serie de puñaladas hasta matarlo.

El crimen fue cometido por José Ruz Rodríguez, sicario contratado por María del Pilar Pérez, apodada como "La Quintrala" por su frialdad.

La historia de esta mujer llama especialmente la atención porque todos sus actos psicóticos eran en contra de su propia familia y sus cercanos, a quienes les hacía la vida imposible con magia negra, intentando matarlos matar varias veces.

Actualmente se encuentra cumpliendo condena además por el asesinato del ex esposo de Pérez y su pareja, Héctor Arévalo. Pero ella alegando su inocencia.

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