Para la casa por toser en la cara a una trabajadora

Mujer lo increpó por no usar su mascarilla en una estación de servicio en Calama. La compañía lo congeló hasta nuevo aviso.

Mientras el tema subía de temperatura en redes sociales, donde nadie se ponía apretado en insultos contra el prevencionista de riesgos C.G.J., quien tosió en la cara a una trabajadora de una cafetería en una estación de servicio de Calama, la empresa para la que presta servicios ya tenía clara la película contra él: la suspensión mientras se evalúan las medidas que se tomarán en su contra.

Mientras la galería espera la materialización de una PLR, la cosa se le viene negra al prevencionista. Sucede que ya se inició un sumario sanitario, por parte de la seremía de Salud de Antofagasta, que encabeza Rossana Díaz Corro, por su temerario e irrespetuoso acto.

El hecho quedó registrado en el video que la empleada grabó cuando lo increpaba por no usar mascarilla al estar en la cafetería Punto Uno de Petrobras, ubicada en la calle Balmaceda esquina Huaytiquina.

En las imágenes captadas a las 7 de la mañana del jueves 16, se ve al profesional -que trabaja para la transnacional de energía solar Sterling and Wilson- haciendo caso omiso del reclamo al tiempo que le tose en la cara a la mujer y además le muestra el dedito del medio de su diestra a modo de burla.

Pero el caballero no andaba solo, sino que junto a otros dos coleguitas que tampoco andaban con mascarillas, y sobre los que se espera un tirón de orejas.

Empresa da la cara

Sterling and Wilson Solar Limited (SWSL) indicó, a través de un comunicado, que se "ha iniciado el proceso de tomar medidas disciplinarias apropiadas sobre los empleados en cuestión", a los cuales "se les ha solicitado que no se presenten a las faenas".

SWSL recordó además que "tiene una política de tolerancia cero en tales casos y considera esto como un acto de mala conducta que va en contra de los valores y el código de conducta".

"Epidemia"

Con todo el respeto que merece la actual situación de crisis mundial, esta costumbre nacional de toser en el rostro se ha vuelto una epidemia dentro de la pandemia, con notables y abominables casos, como el del 16 de marzo, cuando los padres de un grandulón de 24 años, que consideraron muy caro el examen de Covid-19 en la Clínica Alemana, golpearon y bajaron las mascarillas de un médico y una enfermera para escupirles; y el de un compatriota, que, el mismo día, por dárselas de chorizo en Buenos Aires, tiró sus babas en el rostro a un apóstol del periodismo trasandino que lo trató de entrevistar en una terminal de buses.

Temas Relacionados

COMPARTIR NOTA