Las 48 horas de terror del narco-reality

FUNERAL DE BASTIAN LOPEZ REYES, REALIZADO EN LA POBLACION SANTA INES DE CONCHALI.
FOTO: JUAN GABRIEL SOTO B.
FUNERAL DE BASTIAN LOPEZ REYES, REALIZADO EN LA POBLACION SANTA INES DE CONCHALI. FOTO: JUAN GABRIEL SOTO B.

El sepelio del "Pollito" en Conchalí es el tercero de este año con más blin blin que estrella de la música. Tuvo fuegos artificiales, balaceras e increíblemente el féretro fue llevado hasta la cárcel de Chillán para que su madre le diera el último adiós.

Tras 48 horas de velatorio, con más cámaras que final de reality show y resguardo policial sólo comparado con un clásico de fútbol, se desarrolló este miércoles el funeral de Bastián Aarón López Reyes (19), en Conchalí.

En medio de los aplausos de cientos de amigos y mientras de fondo sonaba la canción "Delincuente" de Farruko, "El Pollito" salió rumbo al Cementerio General en el más mediático de los funerales narcos de los últimos meses.

Es que no se trataba de cualquiera: hablamos del heredero del clan de "Los Reyes", del que Bastián era el lógico sucesor. Esto, porque la líder del grupo, su madre, de la desmembrada banda, está presa desde enero de este año en la cárcel de Chillán, por tráfico de marihuana y cocaína, lugar hasta donde fue llevado el cuerpo de Bastián la noche del martes para que ella se despidiera de su hijo. Su padre, Marcelo López, también cumple condena por tráfico de drogas.

Hasta la mañana de ayer nadie sabía cuándo se desarrollaría el funeral y debió ser el coronel Gabriel Stuven, de la Prefectura Norte,  quien se reunió con la familia para consultarles, hecho que fue criticado por los medios que transmitían en vivo, debido a que la autoridad policial se  veía como "un vocero de los narcos", como señaló Mauricio Jürgensen en el matinal Bienvenidos.

Más tarde, trascendió que el entierro estaba pensado para las 12.00 horas, pero debido a las malas condiciones de los dolientes tras tres noches de alcohol e intensa actividad, el sepelio se corrió para las 16.00 horas.

Durante el operativo policial, se detuvo a un transeúnte que, mirando a las cámaras, señaló que no eran narcos en el sector: "Somos todos choros, robamos de lunes a lunes" y agregó que "voy a la unidad y vuelvo altiro", dando la idea de que después de ir a la comisaría volvería para ir al funeral.

El temor que acechaba en el aire es que se produjeran balaceras y desórdenes en los 5.4 kilómetros que separan la calle Delfos de la Población Santa Inés hasta las puertas del Cementerio General, en Recoleta.

¿La solución? A sólo dos cuadras del inicio del cortejo, Carabineros dejó pasar la carroza y detuvo el resto de los vehículos para que ésta llegara sola al recinto.

Pero este no ha sido el único réquiem que se ha convertido en un verdadero evento de fuegos artificiales, balaceras y demases que han sido oídos en varias comunas de la Región Metropolitana al unísono.

El primero que marcó un antes y un después fue el velatorio de un joven de Lo Hermida, en Peñalolén, en febrero. Fueron tres noches de fuegos artificiales, como el Año Nuevo de Valparaíso.

El siguiente sucedió el 29 de marzo, en La Granja, durante el funeral de Camilo Carrión Ahumada. Fue un evento similar de fuegos de artificio y balacera transmitido por Facebook Live. Ese día evidenciaron el poder de fuego que había en la zona sur.

El protocolo

Tras la indignación ciudadana y aprovechando la muerte  de un narco en San Bernardo que seguro terminaría en evento, se aplicó el plan "Funerales de alto riesgo", la madrugada del viernes  pasado,  para evitar desórdenes y fue exitoso.

En el lugar actuaron las Fuerzas Especiales y el GOPE, quienes detuvieron la ceremonia por el fallecido, quien tenía un amplio prontuario policial.

Cementerio General tuvo resguardo verde especial

El gran contingente que acompañó el cortejo del "Pollito" hasta el Cementerio General no fue al azar, ya que es habitual durante la vigilancia en las muertes de delincuentes o barras bravas del fútbol.

"Mientras más gente y autos llegan al entierro más grande es la leyenda del fallecido. En el caso de las personas ligadas al narcotráfico son buenos para gritar y meter ruido. Pero están dos horas máximo y se van lentamente del lugar", señaló uno de los cuidadores del camposanto.

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