¡El biólogo molecular que terminó en la calle!

Hershkovitz tiene 58 años y trabajó en el campus Juan Gómez Millas. En un incendio que afectó a laboratorio de neurobiología ocurrido el 2006 se ganó el corazón de su facultad porque donó a la reconstrucción dos computadores, un microscopio y una impresora.

La carrera universitaria del científico llegó hasta el 2008 cuando fue despedido de la U. debido a que sus patologías mentales provocaban que su trato con otros investigadores fuera conflictivo.

Desde entonces siguió yendo a la universidad, pero sólo a compartir con los alumnos, tomar fotos y continuar una rutina como si nada hubiera cambiado. Según le dijo a La Segunda el investigador Juan Letelier Parga, "él no está loco, es brillante, sólo que un tanto excéntrico".

UN ALUMNO LO ENCONTRÓ Y PEGÓ EL AVISO POR LAS REDES SOCIALES

El lunes un antiguo alumno de Hershkovitz, Jorge Flores Palma, lo vio mal en la Plaza Brasil y a través de Facebook manifestó: "Está en condiciones deplorables, su estado actual es muy malo, está en situación de calle, tiene muy bajo peso, se nota que sigue con problemas emocionales, y lo peor de todo es que sigue siendo un extranjero sin redes familiares en Chile".

A pesar de eso, el gringo le dijo que no quiere irse "porque no se siente mejor en ningún otro lugar del mundo".

El mensaje fue compartido más de seis mil veces y decenas de personas manifestaron su intención de ayudarlo, conseguirle pega, darle plata e incluso buscarle un hogar de reposo.

EL BIÓLOGO GENIO AHORA SE SIENTE INCÓMODO CON LA FAMA

El profe hace tres meses habría sido desalojado de un depa que arrendaba, y ante el interés de la prensa por hablar con él su alumno nos dijo que prefería pasar piola.

"Me hizo saber que se siente extraño con esta situación mediática, pues la gente comenzó a ofrecer dinero de manera caritativa; sin embargo, no es su estilo aceptar ni pedir ayuda a personas que no conoce, ya que de acuerdo a su crianza y valores eso sería un aprovechamiento. De todas maneras agradece el interés, pero recalca que sólo quiere tener un trabajo digno", publicó Flores.

Desde que su situación se hizo pública, el gringo dejó de ir a la Plaza Brasil, pero los jardineros lo conocen. Contaron que va unos cinco días a la semana a hacer ejercicio en las máquinas estáticas, dijeron que también lleva dos pesas, trota, hace yoga y que siempre anda acompañado de un perro café.

En cuanto a su personalidad los trabajadores contaron que se mete con nadie y que dista mucho de las otras personas en situación de calle que andan por ahí. También contaron que lo habían visto dormir al interior de un juego infantil de cemento, en una especie de cueva que se forma.

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