La historia del Tiger Woods de Puente Alto

Juan Cerda (18) vive en la Villa Sargento Menadier, en Puente Alto. Cerca de su casa hay una conocida población donde muchas veces la drogadicción y la delincuencia han pisoteado los sueños de los jóvenes que ahí habitan.

Juanito, como le dicen en su familia, no eligió el fútbol para escapar de ese mundo, ni el tenis. Lo suyo fueron los palos de golf y los hoyos en uno.

"Empecé cuando tenía nueve años y mi papá me llevó al Club de Polo en Vitacura, donde él trabajaba de pelotero, y no tenía con quién dejarme en la casa. Ahí fue la primera vez que pisé una cancha de golf y le pegué a una pelota. Me enamoré al instante ", reveló.

Nueve años después, el joven se transformó en el golfista amateur más bacán de Chile. En diciembre ganó uno de los torneos más importantes del mundo en su deporte: el Junior Orange Bowl, en Florida, Gringolandia.

"Fue una alegría enorme ganar. Sobre todo porque ese mismo torneo lo ganó Tiger Woods (uno de los mejores deportistas de esa especialidad) y era motivante saber que mi nombre iba a estar junto al suyo", afirmó el muchacho, quien nos aclaró que lo único que admira del golfista gringo es su juego y no su vida personal.

MADRUGADOR

Su amor por el juego lo hace recorrer una hora y media desde su hogar hasta el Club de Polo y Equitación San Cristóbal.

"Cuando voy al colegio, me levanto a las seis de la mañana, salgo a las siete de la casa. Me voy en micro hasta la plaza de Puente Alto y de ahí en metro, después de clases me voy toda la tarde a practicar", aseguró Juan, quien se cambió al cole de deportistas Athletic, en Las Condes, hace tres años.

En sus trayectos, el golfista nos contó que la gente se le queda mirando cuando lleva los palos de golf para sus competencias los fines de semana: "Ver a alguien en la micro con los palos de golf es raro, algunos me preguntan qué es".

Juanito no descansa ni en los largos trayectos para volver a su hogar. Con suerte ve a su mamá y hermana algunas horas antes de dormir. Ahora, compite hasta el domingo en el Abierto de Los Lirios, en Rancagua, y luego irá al Sudamericano Amateur que se disputará en Colombia.

"Nos hemos esforzado mucho practicando, muchas veces nos quedamos hasta que se acabe el sol", dijo.

Los sacrificios para lograr su sueño de llegar a las grandes ligas del golf, con los pesos pesados, han sido muchos: Navidades solo, cero carrete y pocas juntas con sus yuntas del barrio.

"Después de hacer todo este sacrificio, vendrá una buena recompensa", afirmó.

SALADO

Pero no todo ha sido perfecto. Hubo un tiempo en que la plata no alcanzaba y así lo recuerda Juan: "Una de las partes más difíciles era conseguir los zapatos de golf. Muchas veces no tenía o me duraban un par de meses y se hacían tira. Eran muy caros, imagínate que salen entre $80 y $150 mil pesos un par de zapatos".

Cachando lo seco que era, el Club de Polo lo becó como socio honorario para que pudiera entrenar y participar de todos los torneos, así no tendría que pagar la cuota de ingreso que es cercano a los 68 millones.

"Mi papá ahora es profesor de golf en el mismo lugar, pero sigue gastando mucho dinero para costearme los campeonatos. Por suerte ahora tengo auspicio y ellos me pasan toda la implementación, que sale como un millón", reveló.

La joven promesa nos dice que "se nota la diferencia. La tranquilidad que hay allá arriba, donde vivo a veces hay mucha droga y violencia, pero estoy acostumbrado. Se siente bien saber que con el esfuerzo se puede salir adelante y veo que hay gente que se motiva con lo que hago".

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