Los clonadores de tarjetas de crédito y débito forman una aristocracia criminal que se entronizó en el país a partir de 2002, cuando un grupo de delincuentes importó los primeros skimmers o "chupacabras". Estos aparatos permiten grabar los datos contenidos en la banda magnética del plástico, los que son usados por los bandidos para cargar a la cuenta del titular las compras que hacen en multitiendas de la plaza.

La historia de esta estirpe está plagada de frustrados "golpes" que culminaron en canazos, pero también de sonados triunfos que han puesto en la picota la credibilidad pública, ya que la nobleza de la falsificación, la suplantación de personas y la infracción a las normas bancarias se las ha ingeniado para demostrar la fragilidad del sistema.

La corte la integran básicamente cinco supervillanos y sus familias. Se trata del ingeniero en informática Alejandro Pérez Lucic, "La Roca"; Cristian Deb González, "El Zar"; Yamil Vidal, Alejandro Vanni Sarrá y Francisco Casas Muñoz, "El Príncipe".

Tras pasar ene veces por la "puerta giratoria", "La Roca" cayó el 26 de octubre de 2007, luego de que Felipe Barriga, propietario del nigth club "Diosas", de Recoleta, lo vinculó derechamente al negocio de la clonación.

Según el Ministerio Público, su modus operandi consistía en instalar captadores de datos de tarjetas de crédito en varios boliches, como el cabaret "Diosas" y "El Rey de Roma", ubicado en Provi. Habría falsificado, usado y facilitado tarjetas a terceros, cuyas compras y movimientos afectaron a clientes de cinco bancos de la capital.

Del grupo, sólo Casas continúa libre y su nombre volvió al Top Ten de la prensa la semana pasada, cuando su pareja, Ariela Salvatierra Pérez (36), cayó en manos de la Brigada Investigadora de Delitos Económicos.

SU MUÑECA

"La Princesa", como le dicen, fue detenida en Maipú junto a su chaperona María Urrutia Ruiz (62), cuando trató de pagar una compra de 2 millones con una tarjeta trucha. Según la policía, en los últimos meses Su Majestad compró artículos avaluados en 150 millones de pesos.

La mujer ocupaba el segundo lugar en la lista de estafadores más buscados, grupo que lidera su consorte.

"El Príncipe" se ciñó la corona tras la caída de "La Roca", de quien fue su aprendiz y luego su lugarteniente, y de Deb González. El lote está ligado por lazos de amistad y "negocios".

En 2003, con ganancias obtenidas en clonaciones, los "especialistas" planificaron la construcción de un túnel que llegaría hasta la bóveda del BCI de Apoquindo.

Cuando el 30 de octubre de ese año la policía allanó la casa de Las Condes donde nacía el forado, "La Roca" estaba presente. En su declaración dijo que "la idea fue de Yamil Vidal". Fueron procesados y encarcelados, pero tras dos años todos recuperaron su libertad y rearticularon la "fraternidad".

Fuentes policiales calculan que Casas le ha generado al sistema financiero perjuicios por más de 2.500 millones de pesos, lo que le permite darse una vida de lujos. Según se dice vive entre una parcela y el barrio alto de Santiago y se mueve en vehículos 4x4 protegido por guardaespaldas.

ENEMIGO PÚBLICO NO 1 DEL FRESCO LE DECLARA LA GUERRA

"Aquí hay un tema de orden público y económico en el cual el principal implicado, Francisco Casas, está libre", dice Alfredo Morgado, abogado de TransBank, la empresa operadora del dinero plástico en Chile.

Según el profesional, desde 2002 este delincuente ha sido detenido ene veces, pero ha logrado su libertad en los tribunales. Hay causas que por estar afincadas en el antiguo sistema judicial aún están pendientes y las órdenes de captura se acumulan en escritorios de la policía.

"Él ha demostrado gran habilidad para mantenerse operativo, gracias a una red de personas que cumplen diversos roles en su estructura criminal. Él es la cabeza, el cerebro, jamás concurre a las tiendas o cajeros automáticos. Es el titiritero. Sus principales peones son los 'caminantes', encargados de reventar las tarjetas; los 'soldados', que le proveen seguridad, y los 'reducidores', que convierten en dinero las especies malhabidas".

Manuel Vega O.