Tatas biónicos arman sus propios robots

Dejando de lado miedos y prejuicios, un grupo de adultos mayores de Huechuraba aprendió robótica en un innovador taller, que ya se prepara para recibir a una nueva generación de valientes.

Aunque para muchos la Tercera Edad sea una etapa dedicada exclusivamente al descanso después de una vida de trabajo, otros no aceptan la idea de quedarse de brazos cruzados: prefieren seguir sumando conocimientos tal como añaden velas a la torta.

Pero, ¿qué cosas puede aprender una persona que alcanza esta fase de la vida? Pese a que no lo crea, pueden seguir metiéndose en todo, incluso en aquellos donde pocos se imaginan que podrían acceder, como por ejemplo, construir sus propios robots.

Así lo han experimentado un grupo de tatas de la comuna de Huechuraba, quienes participaron en un proyecto súper innovador: el primer Taller de Robótica Senior, impulsado por el municipio, y que cuenta con la integración de la Oficina del Adulto Mayor, el Departamento de Educación y la Biblioteca Municipal.

Hace pocos días, la primera generación de abuelitos genios se graduó de este curso experimental, que ya está preparando su versión 2019, la que recibirá a sus nuevos alumnos a partir de marzo.

La actividad está bajo la tutela experta del profesor Patricio Acuña, finalista del Global Teacher Prize 2018, quien alcanzó esta instancia gracias a su labor en desarrollo tecnológico con niños y adolescentes de la comuna capitalina.

Es el propio docente el que valora esta iniciativa que nutre de impensados conocimientos a los más grandes de nuestra sociedad y rompe prejuicios sobre lo que ellos pueden seguir recibiendo y aportando.

"La robótica educativa cae muy bien en ellos, porque genera pensamiento lógico y mantiene fresca la actividad mental, es como leer. Es decir, genera un desarrollo en el tiempo y mantiene a las personas pensando, reflexionando, trabajando, haciendo ejercicio mental, sintiéndose vigentes", admite el docente.

Sobr e lo que se encontró en su primera generación dorada, Acuña cuenta que "venían todos desarmados, apenas con un librito que se les pasó. Empezamos desde lo más básico y llegamos a conseguir cosas increíbles".

Biónicos senior

Con algo de temor y quizá una mochila de prejuicios encima, a este primer taller se arrimaron 6 valientes alumnos, todos de distintas parte de Huechuraba.

Uno de los más entusiastas fue Pedro San Martín, quien a sus 73 años se motivó a sumar la robótica a su bitácora de conocimientos, y esta fue su sensación.

"Cuando llegamos, estábamos asustados... ¡no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar! Pero con el correr de las clases nos fuimos entusiasmando, ¡es entretenido armar y hacerlo funcionar!", cuenta emocionado el tata genio.

Misma dicha que siente su compañero Luis Vidal, otro de los aprendices más avanzados del taller. "Haber logrado armar un robot para alguien como yo es algo grandioso, darle instrucciones y que funcione, ¡imagínese! Nosotros no sabíamos ni prender un computador y ahora nos metimos en la robótica, es fantástico", destaca el creador de 75 primaveras.

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