Por Eduardo OrtegaJugó en Corea, hizo historia en el fútbol australiano y se luce como chef: las exóticas aventuras de “Manny” Ponce
Formado en Santiago Morning, Emanuel Ponce llegó hace siete años al gigante de Oceanía, en donde, a punta de goles, fue reconocido mejor extranjero del año. Aquí, repasará una carrera sumamente llamativa que además envuelve su pasión por la cocina.

Confinado al borde de la línea, Emanuel Ponce descubrió que detrás del lateral derecho rojinegro estaba el atajo para llegar al gol, su primer gol en el primer equipo de Santiago Morning, y afortunadamente Miguel Ángel Hernández, histórico enganche de los microbuseros, se percató de sus intenciones. Cuando recién arrancaba el complemento, el “Jalea” recibió a las espaldas de su marcador y, en cuanto relojeó la situación, se deshizo del balón con un pase tan exacto que Ponce, ahí, detrás del lateral, apenas tuvo que arañarlo para dejar a Emmanuel Vargas, heredero de “Superman”, vencido.
Su estreno en las redes le permitió al cuadro bohemio, un miércoles de julio de 2013, ganar a Rangers de Talca por la primera fecha del grupo 5 de Copa Chile, y a él, un jugador que ya brillaba en el grupo de proyección, avisar al DT y a sus compañeros que estaba preparado para hacerse un sitio en el plantel estelar.

Pero, antes de arrancar por completo, Emanuel Ponce socavó su propio mensaje.
—Creo que fue el típico error de muchos jóvenes que comienzan muy temprano y se les suben los humos a la cabeza. Me pasó a mí también —admite a La Cuarta—. En ese momento no dimensionaba la oportunidad que tenía, y esas actitudes me jugaron una mala pasada. Tuve que salir a préstamo y volver a empezar, más maduro y con otra mentalidad.
Con “esas actitudes”, Ponce en realidad hablaba de pelearse con los más grandes. En marzo de 2021, contó que con dieciséis años firmó su primer contrato profesional y que se rodeó de malas amistades que en nada lo ayudaban a controlar su ego. Creyéndose Messi, solía confrontar a David Escalante, Washington Torres, Fernando Manríquez o incluso a Esteban Paredes, los referentes de la institución. Les levantaba las manos, les contestaba.
Cuando se dio cuenta de su atrevimiento fue demasiado tarde, ya no era bien visto al interior del camarín. Pero, con la perspectiva del tiempo y la distancia, eso fue lo que lo empujó a construir su carrera tan peculiar, tan llamativa. Entre Ulsan, Oruro, Cauquenes, Sídney y Launceston.
—Llegué a Corea del Sur con veinte años —explica el delantero—, al equipo de reserva del Ulsan Hyundai, con la posibilidad de que el club ejerciera la compra de mi pase. Fue una experiencia muy dura, sobre todo por el idioma y la cultura tan distinta. No se concretó la venta, pero fue una gran enseñanza. Después de eso regresé a Chile y surgió la opción de irme a San José de Oruro, en la primera división de Bolivia.
Hasta que un buen día apareció la opción de Australia. Su lugar en el mundo.
—El asistente técnico que tuve en Ulsan era australiano. Pasó el tiempo y, cuando yo estaba jugando en Bolivia, me escribió para contarme que ya era entrenador de un club en Australia, el Marconi Stallions, uno de los grandes de la National Premier League. Me llamó, me ofreció un contrato, y a las semanas ya estaba viajando. Así comenzó esta nueva etapa de mi vida.
Sin embargo, las cosas en un principio no salieron a pedir de boca como planeaba Ponce. Otra vez la barrera del idioma. Pero, también, un nivel futbolístico que lo asombró y, durante los primeros meses, lo superó. De hecho, el delantero no rindió lo que se esperaba de él y tuvo que trabajar especialmente su físico para remontar la historia.
—Muchos creen que jugar en Australia es fácil, pero no es así —asegura—. Cada equipo sólo puede tener dos jugadores extranjeros, lo que hace que la competencia sea durísima. Cualquiera puede llegar, pero mantenerse no es para todos. Gracias a Dios, las cosas se me dieron bien. Me he sentido valorado, he podido representar a mi país y dejar mi nombre registrado en la NPL. Hoy disfruto mucho lo que hago, dentro y fuera de la cancha.
Ahora, con casi un centenar de tantos —entre Marconi Stallions, Macarthur Rum, Parramatta, Dulwich Hill FC, Hawkesbury City, Queanbeyan City, Fairfield Bull, Riverside Olympic y Kingborough Lions—, Emanuel Ponce es percibido como el mejor extranjero de la categoría.
Es, de hecho, el actual Visa Player of the Year 2025, premio que entregan, mediante votación, jugadores, entrenadores e hinchas. Recaudó el 45% de los sufragios.
—¿Qué supuso ser elegido el mejor jugador de la National Premier League?
—Fue muy especial. Este 2025 tuvimos una gran temporada, terminamos terceros y formamos un grupo muy unido. Pude liderar al equipo dentro y fuera de la cancha, y recibir ese reconocimiento fue muy emotivo. Ya había ganado el premio al mejor jugador en 2020–21, así que repetirlo me llena de orgullo y motivación.

Pero sus logros no se reducen a lo hecho sobre el césped. Para postular a la residencia australiana, el delantero cursó gastronomía y allí, en la cocina, detectó su otra pasión. Como parte de Tatler Lane, cafetería, bar y centro multicultural ubicado en Launceston, Tasmania, el “Chef Manny” también se llenó de galardones.
—Todos sabemos que la carrera del futbolista es corta, y yo tenía claro que debía prepararme para lo que venía después. Se me dio la oportunidad de estudiar gastronomía y la tomé con toda la responsabilidad del mundo. Me apasioné, me obsesioné por aprender, y terminé enamorándome de la cocina. Hoy trabajo con un equipo increíble: mi head chef y mis colegas me apoyan y me cuidan día a día. Juntos logramos premios como Mejor Cafetería y Mejor Brunch de Tasmania, lo que refleja el amor y la dedicación que ponemos en lo que hacemos. Como los entrenamientos de fútbol son por la tarde, puedo trabajar en la cocina por las mañanas. Así combino mis dos pasiones: el fútbol y la gastronomía.
Un sueño pendiente en su tierra
La aventura australiana de Emanuel Ponce, tras algo más de siete años, está por llegar a su fin. Su contrato con el Kingborough Lions expira recién en un año más, pero hace un tiempo el delantero se sentó con su entrenador y la dirigencia del club para comunicarles su decisión de regresar a Chile.
Sus ganas de estar cerca de Matteo, su hijo, son más fuertes.
—Matteo nació aquí en Australia, pero tuvo que regresar a Chile cuando tenía unos seis o siete meses, era muy pequeñito —explica “Manny”—. Yo tuve que quedarme porque tenía contrato y debía terminar mis estudios de chef. Hoy me encantaría tenerlo acá, compartir con él todo lo que estoy viviendo, pero sé que está bien y está bien cuidado con su mamá, que es una excelente madre. Le doy las gracias por cuidar y proteger a nuestro hijo. Sueño con ese reencuentro. Estoy seguro de que cuando vuelva a abrazarlo, ese será mi verdadero premio del 2025.
A su llegada lo esperan varias reuniones. Además, hace algunas horas lo contactaron desde Arabia Saudí.
—Tengo reuniones programadas con dos clubes de la capital, de Primera y Primera B. En cuanto llegue a Chile, voy a evaluar todo con calma. Por ahora sigo con mi contrato en Australia y mi trabajo estable, pero estoy abierto a escuchar opciones que me motiven y me acerquen a mi hijo.
—¿Cuáles son tus planes en tu retorno al país?
—El motivo principal de mi viaje es ver a mi hijo, disfrutar las vacaciones con él y recuperar ese tiempo juntos, paso a paso. Después de eso, analizaré todo con tranquilidad. Obviamente me encantaría volver a jugar en Chile, y sería muy lindo que Matteo pueda ser parte de ese momento. Por eso me reuniré con los clubes y veré qué opción es la mejor para mí y para esta nueva etapa.
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