De Damián Pizarro se ha criticado una y otra vez su poca efectividad frente al pórtico. Al novel delantero, aunque apareció prácticamente como una urgencia —¿y una salvación?— para Gustavo Quinteros, porque tanto Leandro Benegas como Darío Lezcano no cumplieron con sus expectativas, se le suele cuestionar por su baja cuota goleadora: lleva dos tantos en una veintena de encuentros. Pero así y todo, con apenas dieciocho años es percibido como uno de los grandes proyectos del balompié nacional.

Hay, claro, un porqué: sin demasiado gol todavía, Pizarro se las ha arreglado para permanecer en el equipo titular de Colo Colo por su capacidad asociativa y la incidencia que tiene en cada jugada de riesgo del “Cacique”. En resumen, no ha podido destaparse aún como goleador, pero es cierto que participa de buena parte de los tantos que convierten sus compañeros. De hecho, viene de aportar con una notable asistencia, luego de una gran acción personal quitándose de encima a su marcador, en el triunfo sobre Huachipato.

El periodista Esteban Abarzúa lo definió así: “Nunca se había visto a un delantero chileno entrar por el medio como lo hace Damián Pizarro, con esa fuerza y ese desplante para abrir espacios, arrastrar rivales a su paso y generar múltiples ocasiones de gol, para sí mismo y para otros, menos con 18 años”.

Todas esas cualidades despertaron el apetito del fútbol europeo, y un club que se adelantó al resto es el Royale Union Saint Gillioise de Bélgica, dispuesto a ofrecer cerca de US$7 millones por el atacante. En Colo Colo, saben, se trata de una oferta prácticamente imposible de rechazar. Es inclusive superior a la cifra por la que vendieron a su última joya, el argentino Pablo Solari.

“Mi opinión personal es tratar de mantener a todo el plantel hasta final de año, pero obviamente que si llegan ofertas irrechazables, por supuesto que deben considerarse”, se pronunció al respecto Alfredo Stöhwing, presidente de Blanco y Negro. Las cartas están sobre la mesa.

Pero no sólo los albos se frotan las manos por el millonario ofrecimiento belga. También lo hacen en la vereda contraria, en la Universidad de Chile, elenco que formó durante algunos años a Damián Pizarro. En concreto, como consecuencia del mecanismo de solidaridad que propone FIFA, la “U” recibiría un 0,25% del total de la venta del futbolista por cada año que estuvo inscrito desde los 12 años. Es decir, como los azules tuvieron en sus filas al delantero desde 2016 y hasta 2019 —no se cuenta la primera temporada—, se embolsarán cerca de 56 mil dólares por el eventual traspaso. Unos 47 millones de pesos.

Se trata, por supuesto, de un monto mínimo, pero que de seguro desde el cuadro laico no esperaban recibir. En las próximas horas debería haber una definición sobre el tema Pizarro en los albos.

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