En 2015 Pablo Otárola estaba viviendo uno de sus mejores momentos peloteros. Era titular y figura en Deportes Temuco de la Primera B, pero ese viernes 20 todo cambió.

Un camión tolva impactó su auto en la localidad de Cajón cuando se dirigía a Talcahuano para visitar a su familia. Su situación fue de gravedad, terminó con la pelvis fracturada, daño neurológico y los doctores le dieron un 1% de sobrevida, pero cinco años después aún da pelea.

Ya no depende de una máquina para respirar, y aunque no puede hablar, hace gestos, muecas, levanta sus manos y se logra poner de pie con ayuda de kinesiólogos, todo un logro para su familia, quienes han entregado todo para que Pablo siga vivo.

"Él está bien ahora, sigue postrado en su cama, pero cada vez se conecta más, se pone contento por sus avances, hace gestos de que nos quiere hablar, se alegra cuando lo van a visitar porque se da cuenta de todo. Para todos es un milagro lo de Pablo, él da dado lo máximo para salir adelante, porque los doctores nos dijeron que viviría seis meses, pero llevamos cinco años avanzando", cuenta su hermana, Johanna Otárola.

De lunes a domingo, el defensor formado en Huachipato con pasos por Curicó y Lota Schwager, hace seis horas de kinesiología, gasto en un 70% lo cubre la isapre, mientras el resto sale de la familia, ex compañeros de profesión y el SIFUP que ayuda con los pañales anualmente.

"Pablo trabaja todos los días para mejorar, y nosotros estamos pendiente de él en todo momento. Lo pone feliz compartir con sus sobrinos, se ríe, los sigue con la mirada, hace el esfuerzo de intentar hablarles, su mente sigue funcionando, se acuerda de lo que le pasó, de sus amigos, de lo que vivió en el fútbol, a veces cuando le mostramos videos antiguos se pone un poco triste y cierra los ojos, pero le entretiene ver fútbol, tener visitas que lo hagan sentir vivo y pleno", añade su hermana.

Amigos

-¿Cuáles han sido los principales avances? Que se pusiera de pie fue algo emocionante. Los doctores se han portado un 7 con él, y lo mejor que siempre se toma todo con humor. Pablo es muy creyente, sabemos que eso ayudó a que aún lo tengamos con nosotros.

-¿Sus amigos no lo han olvidado? No, siempre están preguntando por él, algunos nos vienen a dejar cosas, los que están lejos le hacen videollamadas, disfruta mucho esos momentos, porque ellos también han vivido este proceso, pero ahora todos tienen visitas restringuidas.

-¿Es paciente de alto riesgo? Sí, por eso sólo los kine y nosotros estamos con él. Sabe lo que pasa y lo pone triste, pero queremos tenerlo con nosotros por muchos años.