Primera práctica de Mario Salas terminó con arenga Mapuche

El nuevo entrenador de Colo Colo llegó a las ocho de la mañana al Monumental y a las cinco de la tarde realizó su primer entrenamiento, en el cual destacaron sus arengas, la conversación que tuvo con Valdés y el grito final de los jugadores.

Mientras la gran mayoría de los chilenos volvió a sus pegas con más de alguna secuela del Año Nuevo, Mario Salas entraba al Monumental a las ocho de la mañana. Y más fresco que una lechuga.

Es que el nuevo técnico de Colo Colo quería debutar en grande y no dejar ningún detalle al azar antes de que llegaran sus dirigidos.

Por lo mismo, el "Comandante" sostuvo varias reuniones con toda la logística que trabaja en el Monumental y con el gerente técnico de Blanco y Negro, Marcelo Espina, para saber cómo van las negociaciones con los refuerzos que pidió.

Tras ello, almorzó en las dependencias del "David Arellano" y a las 17 horas en punto bajó a la cancha donde habitualmente entrena el primer equipo.

Fue aquí donde el amigo de Marcelo Pablo Barticciotto sacó a relucir todo su histrionismo y poseído por un barril de bebida energética, dio inicio a la primera práctica del año.

La misma que comenzó con una reunión grupal en el centro del campo, donde Salas se mostró enfático y motivador. Luego mandó al grupo a trabajos físicos suaves, para que soltaran los músculos tras un mes de vacaciones, y juegos con el balón.

Primera parte que mostró la capacidad vocal del campeón en Perú, ya que no paró de gritar en todo momento.

Tras ello, reunió a los futbolistas y los separó en grupo de a seis para realizar fútbol reducido. Fue aquí donde se pudo ver lo que quiere el estratega para el Cacique: atacar en todo momento, recuperar lo más rápido que se pueda el balón y si este sale de los límites de la cancha, reiniciar sin demora para que no se pierda el hilo de la ofensiva.

Instrucciones que dio a viva voz y que Juan Carlos Gaete (la única cara nueva) y Branco Provoste entendieron de inmediato, por lo que se ganaron las felicitaciones de don Mario.

Aplausos que se repitieron cuando se cumplieron los 100 minutos de entrenamiento y Salas dio por finalizado el primer día. No sin antes reunir a todos los que participaron en una ronda de abrazos y motivarlos a que juntos gritaran al aire un sonido gutural que a la distancia no se entendió.

Y mientras todos partían a sus casas, Salas conversó con Jaime Valdés para ver cómo iba su recuperación de los meniscos y darle confianza para lo que viene.

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