Hace algún tiempo la cantante chilena contó quién es el protagonista del que sea acaso su mayor éxito.
“Tengo una canción súper triste”, anuncia de pie, guitarra electroacústica en mano, detrás del micrófono ubicado en un pequeño salón.
Es 2016, han pasado nueve años desde que se radicó en México y cinco de su segunda encarnación solista, que se tradujo en su primer trabajo discográfico en ese país —Desechable—: ya no es Monserrat Bustamante, la exparticipante de Rojo fama contrafama, ahora es Mon Laferte, viste de negro, luce un par de tatuajes y le canta en formato bolero o vals o pop rock a los corazones rotos, a las penas que brotan producto de un fracaso amoroso, a las relaciones tóxicas. De hecho, se apresta a interpretar una de sus canciones que devino en himno y que repasa un poco de todo eso, “Tu falta de querer”, pero antes se toma unos segundos para explicarle a esa porción de público, que no se ve en el plano, el drama que esconden las líneas del tema:
“Que me pusieron el cuerno”, suelta de pronto la cantante nacional, y en el fondo se escucha una que otra risa de algún espectador. “Sí, esto es verdad, me pusieron el cuerno. Hace como un año, me dio depresión…, me quise suicidar”, insiste, y luego larga una risa nerviosa, como tratando de quitarle el dramatismo a una declaración dramática.
“Se ríe… ¡pero si es verdad!”, protesta después Mon Laferte, mientras señala a alguien de entre el público. “¡¿Por qué se burlan de mi desgracia?!”, bromea. Y comienza el rasgueo de su guitarra.
Un año antes, mientras conversaba con City Lab, entregó más detalles acerca de la canción. Dijo, por ejemplo, que la melodía estaba allí, dando vueltas en su cabeza, y que apenas le bastó escribir cómo se sentía para completarla. Entonces se encerró en su pieza y guardó en su teléfono celular los acordes, el acompañamiento. Unos minutos después, se la presentó por primera vez a un grupo de amigas. Una de ellas la grabó y le preguntó si podía subir el registro a YouTube. “Sí, si nadie lo va a ver”, fue su respuesta. Pero al cabo de unos días notó que, al contrario, empezó a tener más reproducciones que cualquier otro video.
Lo cierto es que a Mon Laferte alguien le había puesto el cuerno. Eso reveló durante esa presentación y fue captado en un video que data del 20 de mayo de 2016 y que suma más de tres millones de reproducciones. En rigor, de eso también habla la canción: “Ven y cuéntame la verdad, ten piedad y dime por qué…, ¿cómo fue que me dejaste de amar?”, lamenta a los gritos la artista nacional en el estribillo.
Ese alguien, el protagonista —o más bien el antagonista— de la historia, es César Ceja, cantautor y productor musical mexicano que cuenta en su haber colaboraciones con Ana Torroja, Emmanuel, Mijares, Kalimba y precisamente Mon Laferte. Es más, Ceja es considerado una pieza clave en la búsqueda musical de Monserrat desde que se conocieron en 2009: fue compositor y productor de sus primeros álbumes. Pero también fue, por más de seis años, su pareja.
El quiebre de ambos supuso por supuesto un dolor inmenso, pero también significó de algún modo la inspiración necesaria para construir “Tu falta de querer” y otras de las baladas más tristes que ofrece el repertorio de la chilena, como “Si tú me quisieras” o “Tormento”.
Hace exactamente una semana, Ceja falleció a los 40 años producto de un infarto. Mon lo despidió en sus redes sociales:
“Querido Cesar, fuiste mi mejor amigo y compañero por más de seis años, me regalaste una familia en México, me cuidaste siempre cuando estuve enferma, me hiciste reír mucho”.
Y completó: “Te escribí muchas canciones y tú me escribiste muchas también, siempre fuiste mi maestro y fuimos muy muy felices juntos. Ahora pienso en todas las canciones que hicimos juntos, sé que seguirán sonando y las cantaré con más amor que nunca. Te debo mucho, mi querido Chino, aunque ya no estés aquí, siempre te voy a querer”.
“Tu falta de querer” es precisamente el clásico que eligió Mon Laferte para darle inicio a la sorpresa que preparó para sus seguidores este miércoles: el estreno de su Tiny Desk Concert. Allí, ataviada con un vestido de novia, como hace cinco años, tomó asiento para interpretar uno de sus greatest hits, el que —podemos imaginar— haya adquirido acaso otra importancia tras el reciente deceso de él, el que “le puso el cuerno”.
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