“Un fantasma rondando” y “Volvimos a pasarla bien ensayando”: la nueva era de Bbs Paranoicos

Bbs Paranoicos.
Bbs Paranoicos.

Durante septiembre, la banda de punk rock anunció la abrupta salida del vocalista, Omar Acosta, por “temas personales que hacen incompatible su permanencia con nosotros”. Ahora, según cuenta el guitarrista Pedro López, buscan “afianzar esta nueva etapa” junto a dos nuevos integrantes. Más que en sacar nuevas canciones, el foco es hacer shows. “Sin duda su partida nos complica un poco, pero es una oportunidad”, dice sobre esta baja. Pero, adelanta, “queremos internacionalizar lo más posible la carrera”.

“No vamos a Concepción desde hace un rato más o menos largo, y esta instancia de poder tocar en un festival grande con mucha gente, que sea absolutamente diverso, también es muy estimulante”, dice Pedro López, guitarrista de Bbs Paranoicos, a La Cuarta.

La banda de punk-rock se alista para presentarse en el festival penquista Raíces, el próximo sábado 14 de enero, junto a otros consagrados como Pettinellis, Lucybell y Quique Neira. De hecho, “esperamos poder encontrarnos con amigos que tenemos allá”, comenta el música sobre otras agrupaciones, “a los que quiero mucho, la gente de Pegotes y Machuca”.

Un disco clave

El último disco que sacaron fue Delusional, en 2018, que incluye canciones como “Sanatorio”, “El sonido se agotó” y “Lo que el viento se llevó”, y que les dio un Premio Pulsar como Mejor Artista Rock en 2019.

Para grabar aquel disco, viajaron hacia tierras gringas, donde trabajaron con un imprescindible del punk rock norteamericano, Bill Stevenson. Ahí, en el estudio The Blasting Room, en Fort Collins, Colorado, hicieron una pega que los dejó más que orgullosos.

Previo a aquel despegue hacia Estados Unidos, “éramos súper conscientes de nuestras limitaciones” e “íbamos con mucho miedo”, admitió el propio guitarrista en otras otras entrevistas.

—¿Cuáles sientes que eran esas limitaciones?

—Nosotros somos músicos de oficio más que de academia. Por lo mismo, eres consciente de tus limitaciones como ejecutante, en términos estéticos y compositivos. Colocarte ante una barrera tan potente como lo fue y lo sigue siendo trabajar un disco en Estados Unidos con los padres del punk rock melódico, no era algo menor, sabías que debías dar el 100% de ti. A veces cuando estás en esa dinámica, también te das cuenta de tus limitaciones. Ese proceso fue muy estresante. Llegar allá, enfrentarnos a eso fue difícil, pero también reafirmó que éramos capaces, y que teníamos material, pachorra y garra.

Sobre ese proceso, recuerda que “los miedos estaban, pero se fueron disipando”. En parte eso se debió “a la actitud de la gente del estudio, porque también fueron súper conscientes y acogedores con nosotros; para ellos también era una experiencia grabar con su primera banda latina”, asegura. “Fue un proceso de crecimiento muy grande para nosotros; y para ellos, una sorpresa de la que salimos todos bastante contentos y satisfechos”.

—¿Están trabajando en algún nuevo álbum?

—El año pasado estuvimos tratando de componer pensando en algunos proyectos que teníamos, pero eso se vio truncado hace un rato atrás, y estamos con algunas otras cosas en mente. Este año se cumplen los treinta años de Incierto final (1993), queremos hacer algún trabajo, estamos recién trabajando en la idea.

Ya para mediados de año tienen en mente arrancar con algo bueno para, a fines del 2023, presentar algo inédito como un EP o un puñado de canciones. Por otro lado, también tienen el foco en “afianzar esta nueva etapa, conocernos e integrarnos más con la gente que trabajamos”, dice. Además, el plan es dedicarse es " más que nada en shows, tenemos que salir a demostrar lo que tenemos”, adelanta.

Un quiebre

Tras 26 años en la agrupación, Bbs Paranoicos anunció la salida del vocalista y compositor, Omar Acosta, “debido a temas personales que hacen incompatible su permanencia con nosotros”, informaron durante septiembre a través de un comunicado, decisión que habría debido a unas acusaciones de violencia.

La banda suspendió una serie de presentaciones, y los tres que quedaron, Pedro, el bajista Carlos Kretschmer y el baterista Juan Herrera, se pusieron en busca de un reemplazo, y finalmente se sumó la voz y guitarra de Ignacio Ibarra y, como vocalista principal, Cristóbal Aedo.

—Omar tenía un papel protagónico en la composición: ¿qué harán al respecto?

—Omar es un compositor de excelencia, y lamentablemente por un asunto de la forma en que se fueron dando las dinámicas dentro de la banda, terminó como principal compositor, tenía mucho más tiempo que nosotros. Los roles se fueron especificando con el tiempo. Sin duda su partida nos complica un poco, pero es una oportunidad. Él no participó en los primeros discos de Bbs. Nosotros ya teníamos una veta creativa que, por supuesto, hay que desarrollar y pulir. El trabajo técnico también siempre ha estado en manos de la gente que sigue conformando la banda. Hay elementos que hay que trabajar más, y otros que sin duda se van a mantener y perfeccionar.

—Ya han tenido sus primeros shows con Cristóbal e Ignacio… ¿cuáles son tus impresiones?

—Hemos hecho dos o tres presentaciones con Cristóbal y “Nacho”. El trabajo ha ido muy bien, son músicos de gran categoría. Todavía no nos metemos en la composición, pero tanto instrumental como vocalmente son dos personas muy competentes. Ha sido fácil avanzar, de hecho, creo que hay muchas ganas de ellos, se sienten muy motivados al integrarse a una banda como Bbs, que independiente de nuestros ripios y temores, no deja de ser un referente dentro del punk rock y del rock local.

Luego agrega:

—El sonido de Bbs no ha variado en nada, inclusive en algunos casos se ha potenciado, y también ha permitido fluir como elementos distintos: por una parte de la voz de Cristóbal y, por otra, la de Nacho, que han hecho que el show sea mucho más dinámico.

—Justo te iba a preguntar cómo sentías que sonaban...

—Sí, igual siempre como que queda un fantasma rondando, eso no lo podemos negar. Pero también nos gustan los desafíos, darnos una vuelta a nosotros mismos es revitalizante. Estamos súper confiados y tranquilos, porque sentimos que el trabajo que hemos hecho, que ha sido súper consciente y duro, está dando resultados, y pensamos que es para mejor.

—En 2020 querían tocar más afuera del país, pero la pandemia lo truncó… ¿qué fue de esos planes?

—Estamos saliendo de una pequeña crisis y trabajando con gente nueva. Esto nos llevó a suspender algunos planes que teníamos para el último tercio del 2022 y parte de este verano. Estamos recién afianzando esta nueva alineación y de a poco crear nuevo material. Por lo pronto, pensar en tirarnos para afuera, la idea está siempre presente. El trabajo que se hizo con Delusional estaba pintando muy bien; en el 2019 visitamos México y Perú. Teníamos intenciones de ir a Colombia y Argentina. Esperamos de aquí a fin de año tener más luces al respecto. Queremos internacionalizar lo más posible la carrera de Bbs. Sigue siendo una de nuestras metas a largo plazo.

Bbs Paranoicos.
Bbs Paranoicos.

—¿Rescatas algo positivo de la pandemia?

—En nuestro caso, particularmente en el mío también, aprendimos a trabajar en digital, lo cual ayuda mucho en el proceso de composición individual: puedes hacer pruebas, buscar sonidos, plasmar las ideas y trabajarlas con mucha más detención. Esto no es un fenómeno nuevo, pero en el caso nuestro habíamos estado alejados del uso cotidiano de esas tecnologías, a pesar de que en mi caso igual tenía los instrumentos, pero, en realidad, no había tenido el tiempo ni la necesidad de aplicarlos.

“También”, agrega, “fue un periodo de descanso que, en nuestro caso, fue inesperado pero necesario”.

“Nunca nos sentimos músicos”

Durante el 2021, la banda cumplió treinta años de historia, de la cual han surgido discos como Capital (2003), Antídoto (2008) y Cruces (2014), incluyendo temitas como “La rabia”, “Irreparable” y “Ruidos”.

—¿Qué imágenes se te vienen a la cabeza en estas tres décadas?

—Por una parte, esa magia de la amistad, el compañerismo y la buena onda que hay dentro de una banda de rock ‘n’ roll, de que estás tocando con tus amigos por querer tocar, esa parte súper inocente de tener una banda: hacer música con lo que tienes a mano, con guitarras desafinadas y un tambor de parafina. Ese espíritu es lo que más marca en las ganas de hacer cosas. Creo que treinta años después, con todos los avatares que hemos tenido, estamos recuperando un poco eso, nos volvimos a reír ensayando, a pasarlo bien, a estar felices. En el último periodo nos sentíamos un poco como repitiéndonos. Creo que este nuevo aire ha sido bastante bueno para nosotros.

—¿Cómo describes tu evolución hasta el presente?

—Cuando partí con esta idea, nunca nos sentimos músicos, siempre pensábamos que éramos el lote de amigos del barrio que tratábamos de hacer algo más entretenido que conversar en la esquina; no éramos buenos para la pelota, así que tampoco jugábamos a la pelota. Fue la posibilidad de tener un canal de identidad que te permitiera poner algunas dudas o inquietudes en la palestra, tener una voz, una presencia.

Con los años, “el oficio también ha hecho lo suyo y consideramos que la propuesta que hicimos en un primer momento, súper visceral y restringida a segmentos muy específicos, sí es capaz de llevar a mucha gente a través de un buen show”, destaca. “Me siento permanentemente con la canasta llena de haber partido jugando con esto y terminar en una banda que lleva más de 30 años, y se ha transformado en un referente”.

—Decías que “nunca nos sentimos músicos”... ¿En qué momento empezaron a sentirse músicos?

—Yo creo que jamás uno se puede sentir, siempre hay mucho más que aprender. Delusional fue un quiebre muy potente, y creo que ese crecimiento, esa necesidad de aprender y saber lo que estaba haciendo, se ha ido apretando con el tiempo.

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