El 25 de septiembre del 2021, Illapu arrancó con las celebraciones de 50 años sobre los escenarios, con sendos conciertos en el Movistar Arena. Aquel, además, fue su regreso ante el público tras la pandemia.

Claro, fue en 1971 cuando cuatro de los once hermanos Márquez Bugueño formaron un grupo de música andina en Antofagasta, inspirados por la Nueva Canción Chilena. Ya van cinco décadas desde esos días.

“Uy, es sorpresivo”, declara Roberto Márquez, cantante y multiinstrumentista de la banda, a La Cuarta. “Llegar a los cincuenta años nunca nos planteamos, se fue dando en el camino”.

Como sea que ya ocurrido, declara, “es muy satisfactorio, sobre todo cuando tienes vigencia con tu público, que es muy diverso, con mucha juventud y niños”. De hecho, “eso te ayuda a seguir adelante”, porque “implica mucho esfuerzo empujar este carro que se llama Illapu”.

Mientras tanto, ya preparan un nuevo disco.

Ahora, ya con 30 conciertos que lleva esa gira de aniversario, será el turno del Centro Cultural Chimkowe, en Peñalolén, este sábado 20 de agosto a las 20:30 horas. Se trata de un escenario que no han pisado desde el 2012.

En este recinto techado, ubicado “en la periferia de Santiago”, el concierto “nos acerca a un público que, quizá, muchas veces no tiene la posibilidad de estar en una sala más en el centro”, destaca Roberto. “Para nosotros es importante”, por lo tanto, “vamos a vivir momentos muy especiales”.

Aparte, seguirá la tónica de los shows anteriores: “Haremos un recorrido muy amplio por nuestras canciones, para dar una idea de lo que es cumplir 50 años en la música”.

Lo feliz y lo difícil

En el presente, persisten tres de los hermanos: José Miguel, Cristian y Roberto, quien se echa a recordar la historia del grupo. Lo primero que se le viene a la mente son “las imágenes que tienen que ver con lo artístico, las grandes salas donde hemos tocado en prácticamente todo el mundo”.

Así, se remonta al 21 de septiembre de 1988, en el mítico concierto que dieron en el parque La Bandera, en la comuna de San Ramón, en apoyo al No, previo al plebiscito de octubre. “En una barriada popular, ante cerca de 200 mil personas, cantando, y que ellos además te reciban con el cariño como nos recibieron, cómo nos acogieron en un concierto que fue memorable, creo que una de las cosas que están muy marcada”, recuerda.

Sin embargo, remarca, en la contracara, “también (están) los costos que ha tenido el trabajo”, o sea, “nos ha significado cosas que tienen que ver con la forma en que nosotros nos paramos y desde dónde hacemos nuestras canciones”.

Para aquel “feliz” regreso masivo en San Ramón, primero debieron enfrentar su momento “más difícil” el 7 de octubre de 1981, que fue la expulsión. “Fuimos detenidos en el aeropuerto y expulsados de nuestro país”, relata. “Así de sorpresivo y eso obviamente fue un golpe muy duro de asumir”. Aún tiene patente esa noche en el avión de regreso a Francia.

“Después la cosa se fue suavizando, fuimos asumiendo eso y seguimos, desde la música, que fue la que nos ayudó a seguir adelante”, dice.

Ya de vuelta en suelo chileno, durante los 90, nacieron algunos de sus hits más coreados. Uno de ellos fue “Vuelvo para vivir”, del disco Vuelvo amor... Vuelvo vida (1991). “Olvidar por júbilo no quiero/ El amor de miles que estuvieron/ Pido claridad por los misterios/ Olvidar es triste desconsuelo”, entona una letra que no eludió la tensa contingencia post-dictadura.

“Es una canción que relata una historia que, para nosotros, es muy sentida; y a mucha gente la hace sentirse identificada”, comenta. “Todos en algún momento han sufrido pérdidas o han estado lejos de los suyos”, por lo que esta “los acerca, y su misma gente los recibe con ella”.

Eso se suma que contiene “la fusión musical que tiene que ver con música de raíz andina y la música más moderna”, es decir, “sonoridades que están más cercanas a los jóvenes”.

Otro tema icónico es “Lejos del amor”, del álbum En estos días… (1993), la cual posee “una poesía muy fuerte, muy bien hecha por Pato Valdivia —fallecido en octubre del 2005—, que escribía muy bien”. “Lejos del amor/ Lejos del cielo/ Como un alma perdida/ Un sol sin vida/ ¿Qué hacen aquí, estos desvelos?/ ¿Qué hacen aquí, sin un consuelo?”, dice aquel himno.

“Hicimos esa canción que retrata el Chile de los 90, un Chile muy individualista, donde cada uno vivía muy en su espacio más íntimo”, recuerda. “Son canciones que recogen sentimientos colectivos”.

En plena “efervescencia”

Los festejos de los 50 años confluyen con el inminente plebiscito del 4 de septiembre entre el Apruebo y el Rechazo.

Este hito “va a estar muy presente en el concierto”, adelanta Roberto. “En cada espacio donde estamos, lo que está sucediendo, sea ahora o en otros momentos, también tiene un reflejo en el show mismo”, porque “estamos muy pendientes del devenir social, vivencial de nuestra gente”.

“Hoy día vamos a estar muy ad portas de lo que es la Nueva Constitución y obviamente va a tener una gravitación en el concierto”, remarca.

Previo a las votaciones, el artista dice: “Veo mucha efervescencia, estamos frente a una decisión muy importante”. Él califica este ambiente como “positivo”, porque permite que “se expresen todos, y quienes están en contra que lo hagan de la manera cómo lo hacen, porque, en algún medida, también se retratan de forma muy clara quiénes son, qué buscan”.

Por supuesto, agrega, “nuestro público está muy imbuido” en el devenir político. “Tengo mucha confianza en que nuestro pueblo va a aprobar esta nueva Constitución”, declara. “Lo que haya que hacerle más adelante, eso es otro momento”, agrega sobre la propuesta. “Siento que el punto de partida”, porque “va a ser una que no hemos tenido nunca, que se hizo de forma paritaria, se eligió de forma democrática y con una alta participación”.