Corría el año 2003, Adriana Barrientos tenía 20 hermosas primaveras, y sintió el llamado de la patria e ingresó a la Escuela Militar. Catorce años después, La Cuarta la llevó a recorrer los pasillos de su recordada "alma máter". Cruzó el umbral de "su querida escuela" y se emocionó. Y qué decir de todo lo que recordó de esos meses que usó uniforme.

"No puedo creer que estoy acá después de tanto tiempo", fueron las primeras palabras de La Leona en la Escuela Militar. Estaba visiblemente ansiosa de partir el recorrido de su antigua casa de estudios. "Esto no es para cualquiera, es duro, pero es tan gratificante", decía pensativa mirando las esculturas y cuadros del hall central de lugar.

"Acá pasé tan buenos momentos, esto era lo que yo quería, soñaba con ser la primera generala de este país, pero no se pudo", confesó al diario pop.

- ¿Y qué pasó, Adriana?

- Me gustaría contar que estuve un año acá, pero no me retiré porque no me la pudiera o porque no me gustara, sufrí un accidente que me dejó fuera de la escuela.

- ¿Qué pasó?

- Mmmm.

Le repetimos la pregunta, pero la emoción notoria que la embargaba no la dejó contestar.

- ¿Fue muy duro dejar esto?

- Mucho. Era lo que yo y mi familia quería desde que era chica. Bueno, en realidad mi familia pensaba que mi hermano iba a entrar a la Escuela Militar, pero al final él se decidió por estudiar leyes y yo entré acá. Di la prueba, que me imagino sigue siendo muy difícil. Hay que ser buen estudiante y buen deportista para entrar, hay que tener ciertas capacidades que no todos tienen.

- ¿Te hubiera gustado seguir?

- Evidente, ahora sería capitana.

- ¿Era muy estricto?

- Es parte del régimen militar, yo veo esas cosas como buenas, que sea estricto, no me parece malo. Acá se inculcan valores que me sirven mucho hasta el día de hoy.

- ¿Cómo qué?

- Cómo el orden, la fortaleza, la puntualidad. Imagina que para mi trabajo siempre llego temprano y soy muy responsable, nunca dejo la pega botada, al contrario de otras chicas que no cumplen con esas normas básicas. Creo que hasta los hombres que salen de acá son más educados que los civiles.

- O sea acá nada de fiestas y esas cosas...

- Jajajá, había una fiesta al año, pero nosotros salíamos todos los fines de semana libre, aunque igual había que cumplir ciertas normas de conducta.

- ¿Alguna anécdota por ahí?

- Varias, jajajá, pero me acuerdo que en esa época los cadetes íbamos a bailar a la Plaza San Enrique. A un lugar que se llamaba La Playa, ahí yo era la cadete Barrientos. Una vez me puse una extensión rubia preciosa de pelo natural, y me peine bien bonito para salir y alguien de la Escuela me vio.

- ¿Y?

- Cuando llegamos de vuelta del fin de semana, me amonestaron porque alguien contó que me había puesto esas extensiones que estaban fuera de la norma. Porque hasta fuera de la Escuela teníamos que cumplir cierto tipo de cosas.

- ¿Qué te hicieron?

- No me acuerdo muy bien, porque la verdad es que me portaba bastante bien, tenía buenas notas y cumplía con todo, entonces debe haber sido algo chico, sin mucha importancia.

ADRIANA LA ANIMÓ

Caminando por la Escuela, Adriana se encuentra con un compañero de su generación. Se saludan afectuosamente y aparece una Leona emocionada: "Hace años que no veo a muchos compañeros y como ha pasado tanto tiempo, me acuerdo poco de sus caras. Ellos me vieron a través de los medios y mi trabajo, pero hay muchos que no veo hace años, aunque tengo algunos pocos que todavía son amigos cercanos".

- ¿Supimos que animaste un evento en ese tiempo?

- Jajajá, no me acuerdo tanto. Han pasado muchos años, pero sí, animé un evento, es que a mi siempre me gustó el show, jajajá.

Llegamos a los comedores y la Adri se sienta en el que parece ser el mismo puesto que ella ocupaba allá por el 2003. "Que 'heavy' estar acá, que entretenido y emocionante. Sabes que cuando uno era de primer año y veníamos a los comedores, tú no podías mirar a los de la mesa del lado o a los que llevaban más tiempo que tú no los podías mirar a los ojos, no era algo de la Escuela, era una tontera inventada por los alumnos, pero se respetaba, no sé si se seguirá haciendo.

- ¿Qué les dirías a los que tiene ganas de meterse a la Escuela?

- Hay que ser bien exigente con uno mismo. Ser un excelente estudiante, tener habilidades deportivas, ser buen hijo, ser bien educado. Es una carrera muy linda de seguir, te da pega segura y en fin. Si yo hubiera seguido a lo mejor no hubiera tenido mi Porsche, quizás tendría una vida más modesta, pero estaría mucho más realizada.

- ¿Realizada?

- Una vida más común, me refiero.