Chascones sudaron la gota rockera por Guns N' Roses

Axl Rose, Slash y Duff McKagan dejaron la patá en el Estadio Nacional. Un show redondito, con la presencia de todas las sandías caladas que la gente quería escuchar de Guns N' Roses en su retorno a Santiago.

Axl Rose y sus socios desde el primer minuto con "It's so easy" se apoderaron del escenario y de las consciencias de los que repletaron el coliseo ñuñoíno, quienes disfrutaron cada uno de los acordes interpretados, con más fuerza que voz, de clásicos como "November Rain", "Welcome to the Jungle", "Patiencie", "You could be mine" y la culminación tras cerca de dos horas con "Paradice City".

CALOR

En la previa del concierto de los Guns N' Roses, el invitado de piedra fue el calor. Los supuestos 29 grados no dejaron a nadie sin mojar su polera negra.

La fila se formó varias horas antes, incluso los más osados llegaron en la madrugada y se instalaron con carpas afuera del Estadio Nacional.

Pero mientras avanzaba la mañana la cosa se fue llenando de rockeros, quienes a punta de cervecitas amortiguaron las largas horas de espera.

Uno de los que se robó la película fue José Luis, de 38 peras, quien se lució con el look de Axl Rose en su años de gloria.

"Pa' mí es un ídolo y con esto le hago un tributo. Hasta mi hijo Lukas es fanático, pero no pudo venir por sus cortos 8 añitos", soltó mientras tocaba la guitarra invisible.

Quienes se hicieron la América fueron los vendedores, los que ofrecieron una variedad de productos más grande que la del persa Biobío.

Bebidas, cintillos, pañoletas como las que lucía el vocalista e incluso los particulares sombreros del guitarrista Slash, fueron la oferta para los fanáticos de los Guns.

La nota negra la dieron los revendedores, quienes sin ningún asco cobraban dos veces por el valor de una entrada a cancha.

Quienes llegaron al coliseo ñuñoíno sin entrada tuvieron que gastar la no despreciable suma de 100 luquitas por conseguir un acceso a cancha, para así poder mover la melena al ritmo de los Guns N' Roses.

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