Justin Bieber desató ataques de histeria en el Nacional

Ayer, hasta eso de las 17 horas, el Estadio Nacional fue un verdadero campamento. Lolos, lolas, abuelitas y papis dejaron todas las comodidades durante días para ver a Justin Bieber, quien se presentaba anoche en el Coliseo.

La devoción dio para todo, y cada "belieber" quiso demostrar que su fanatismo era superior al del resto. Durante la mañana, en una de las rondas que hicimos por el recinto pelotero, un cartel nos dejó peinados p'atrás: "Justin, chúpame la z...". Polémica frase (en alusión a la señora del mítico Zorro) que venía acompañada con una errónea traducción al "inglish".

Somos sapos -nunca zorras- y buscamos en la fila de Avenida Grecia a él/la culpable de tan arriesgada petición. Nadie aparecía para hacerse cargo de su autoría, hasta que una mujer mayor soltó la verdad.

"El letrero lo hizo mi sobrina. Asumo que me da vergüenza, pero así es la juventud. Le pregunté por qué escribió eso, me dijo que está enamorada de él. Que el cartel le servía para diferenciarse de las otras fanáticas", aseguró la tía de la futura poetisa, a quien apañó desde el martes en la eterna procesión.

La histeria que se vivió en el Nacional fue de la mano de harto sacrificio, paciencia, historias de histeria que bien merecen un reconocimiento.

Buenos Aires estaba revolucionado ayer con el Argentina-Chile, pero a una che poco y nada le importaba el duelo entre Alexis y Messi. Marlén Moraga (con la albiceleste en la foto) se mandó un pique en bus de más de 24 horas horas hasta nuestra capital.

Esta brígida determinación la tomó porque el loquillo de Bieber está cortado en Bifelandia, por el lío con un fotográfo en su última visita al país de los narigones.

"Él es polémico, pero en Argentina le dieron mucho al pobre. Él, esta vez, no fue a Argentina porque sabe que le harán problema y le cobrarán mucha güita", soltó. La chiquilla llegó apenas el miércoles por la tarde, dejó sus pilchas en su hotel y rajó al toque a ponerse a la fila.

Doña Rosa Rojas vino junto a sus nietas desde Talca al tercer concierto del canadiense en nuestro terruño. La señora contó al diario pop que no vino na' a guardaerle el puesto a sus regalonas: ¡Viajó a ver el show!

"Yo soy fanática de Justin, me declaro una belieber. Aprendí las canciones gracias a mis nietas. Yo vengo a bailar y cantar. Me siento cómplice de ellas en esta aventura. He comido poco y dormido nada, pero esta experiencia vale la pena", aseguró la jovial abuelita.

Además, dijo que es bueno que sus nietas no hayan ido a clases, porque la entretención es algo importante para su desarrollo. ¿Qué tal?

Varias chiquillas patalearon harto ayer por un tema en especial. Sucede que muchas estuvieron asegurando un puesto en la fila desde el lunes. Pero en la locura, todo se les fue a las pailas.

"Pasó una mujer marcando con números nuestras manos para respetar el orden de llegada. En la mañana (ayer) vino la tele a hacer nota y abrieron una reja. Hubo una estampida y se coló mucha gente. Obvio que da rabia", refunfuñó Valeria, una de las miles de beliebers que quedó profundamente molesta por la avispá de algunos.

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