Conocida por su paso por Axé Bahía y Carambaxé, Amanda Cibely hoy tiene 43 años, vive en Monterrey, está casada con un empresario mexicano y dirige su propia clínica estética.
Quienes vivieron la fiebre del Axé en los 2000 seguro la recuerdan: Amanda Cibely, la carismática bailarina brasileña que se ganó el cariño del público chileno tras irrumpir con fuerza en el fenómeno televisivo Mekano.
La joven llegó a Chile junto a Axé Bahía y sus compañeros del grupo, entre ellos Francini Amaral, Bruno Zaretti, Jefferson y Jociney Barbosa.
Sin embargo, su historia con el grupo terminó cuando la joven se sumó a Carambaxé, pero detrás de esto hay una historia que no todos conocían. “Mi salida de Axé Bahía fue porque me embaracé, de Jefferson, que era mi pololo. No tuve condición de seguir bailando”, señaló Amanda a FMDOS.
“No estaba en condiciones de seguir bailando, fue un embarazo complicado y me regresé a Brasil para estar con quien me podía cuidar, porque yo pasaba mucho tiempo sola porque Jefferson salía a hacer eventos”, reveló en aquella instancia.
Lamentablemente el embarazo no llegó a término, ya que Amanda sufrió una pérdida “a los casi seis meses”.
Tras el doloroso momento, la bailarina intentó volver a Axé Bahía, sin embargo, asegura que “Flaviana no me dio la oportunidad de volver al grupo”.
Amanda acusó falta de apoyo y, en particular, responsabilizó a Flaviana por su marginación, señalando que incluso “hubo unas manipulaciones de parte de ella, hasta que mi relación con Jefferson se terminara”.
Luego de que Amanda no pudiera reintegrarse al grupo de axé, señala que formó otro grupo en Brasil, “es el grupo Carambaxe y los traje a Chile, porque yo quería volver a este país sí o sí”.
Actualmente, lejos de Chile y del espectáculo, Amanda reconstruyó su vida en Monterrey, México donde formó una familia con Fernando Palacios, empresario con quien tiene dos hijos, Christopher y Thiago.
Además, se reinventó profesionalmente al abrir su propia clínica estética, enfocada en tratamientos de belleza y bienestar.
Sin embargo, no todo ha sido color de rosa. El año pasado, la vida la enfrentó a un nuevo desafío: la alopecia androgénica.
“He llorado, no quiero salir a eventos fuera de mi casa. Me golpeó fuerte en la autoestima. Me veo en el espejo y me siento fea”, confesó a LUN.
Lejos de resignarse, Amanda buscó respuestas. Consultó especialistas, siguió tratamientos hormonales y sesiones con plasma enriquecido, y poco a poco fue viendo resultados. “Siento que lo tengo más largo y los pelones se han ido rellenando, así que puede decirle a mi hijo ‘mami ya no está pelona’”, contó emocionada en sus redes.
Hoy, Amanda Cibely es símbolo de resiliencia y si bien se encuentra alejada de las luces del espectáculo, ha encontrado su camino en la estética, la familia y la autoaceptación.