Aunque el actor ahora niega haber sido una suerte de “gurú”, hace diez años jamás desmintió lo que se decía en la prensa sobre su organización. “Fue simplemente un centro comunitario”, reveló en una reciente entrevista para un podcast.
Quizás no muchas personas recuerden a Andrew Keegan, actor icónico de los 90 que fue parte de varias producciones, como 10 cosas que odio de ti y Sabrina la bruja adolescente.
Actualmente tiene 46 años, practica surf y es padre de una niña. Hace tres décadas fue uno de los galanes adolescentes de la industria, participaba en películas y series exitosas, todo parecía ir bien, sin embargo decidió dar un giro y fundar un movimiento espiritual.
Al menos así lo definieron los medios de la época, señalándolo como “gurú”, “líder de un culto” y “fundador de una religión”.
El movimiento en particular se llamaba Full Circle, y estuvo activo entre 2014 y 2017 en un viejo templo de Hare Krishna en Venice Beach, California. Keegan logró convocar a varios seguidores e invirtió miles de dólares en la organización.

“Mirando hacia atrás, fue una locura”
En un episodio del podcast Boy Meets World, habló sobre esta experiencia y explicó que nunca fue un culto: “Me mudé a Venice cuando tenía poco más de 20 años y me sumergí realmente en la cultura y la comunidad”, aseguró.
También detalló que allí “había un grupo interesante de tipos hippies y un antiguo templo Hare Krishna que estaba vacío, y pensamos: ‘Oye, ¿por qué no reunimos a algunas personas y abrimos este lugar?’”, confidenció, “mirando hacia atrás, fue una locura”.
“Estaba invirtiendo miles y decenas de miles de dólares, y cuando lo abrimos, pasamos tres años, construimos un grupo de amigos increíble”, sentenció.
Sin embargo, cuando vio la repercusión que tuvo en los medios estadounidenses, decidió responder a través de Instagram diciendo que la prensa “no conoce ni la mitad de la historia”.
Explicó que esas “decenas de miles de dólares” que invirtió se convirtieron en “cientos de miles a lo largo de tres años”, y que su organización era “un espacio para eventos comunitarios de inspiración espiritual”, donde practicaban “yoga y meditación”. También hacían “bodas, homenajes, cenas, sonidos sanadores y hasta campañas presidenciales”.
Las contradicciones
Sin embargo, en el pasado Andrew nunca aclaró que su organización no era un culto, además, que una estrella de Hollywood funde un movimiento espiritual no es algo que pase todos los días.
Vice visitó Full Circle y publicó un artículo al respecto, dijeron que en la puerta los recibió un hombre que se hacía llamar “Tercer Ojo”. Explicaron que la organización estaba compuesta por “ocho miembros principales” liderados por el actor, y que los nuevos integrantes llegaban “a través del vórtice creado por la energía de Keegan”.
Keegan, dijo que su propósito era “promover la conversión verdadera del individuo fuera de los límites definidos”, y que recibió la “llamada” después de sufrir un ataque callejero el 11 de marzo de 2011, mismo día del tsunami en Japón, asegurando que ambos eventos estaban relacionados.
Según otro artículo de Vulture de 2015, hacían una suerte de misa todos los domingos y los miembros recibían a Keegan gritándole “¡Te amamos Andrew!”.
Ese mismo año, Full Circle fue allanado por la policía por consumo de kombucha. Ellos explicaron que se trataba de “un té sagrado para muchas personas que vienen a nuestro templo”.

“Es como una insignia de honor”
Full Circle cerró en 2017 después de problemas económicos. Luego de esta experiencia, Andrew solo apareció en tres películas desconocidas y dos episodios de series que pocos recuerdan.
Él hizo un mea culpa, sobre todo cuando no aclaró a la prensa que no era realmente un gurú: “Debería haber tenido un poco más de entrenamiento de medios en aquel momento”, admitió en el mencionado podcast.
“Fue realmente duro y muy beneficioso para muchas personas. Fue un tiempo grandioso. Es lo opuesto a lo que supongo que se imaginan, no había una doctrina”, añadió.
“No conozco a nadie más a quien llamen líder de una secta, así que es como una insignia de honor”, cerró en tono irónico.